Una ONG israelí edita un libro con testimonios de soldados sobre la ocupación en Palestina
"El silencio es una epidemia humana", dice Yehuda Shaul. Su sentencia parece hecha de hormigón, de tan pesada, de tan inamovible. Este israelí de 32 años, religioso, de familia conservadora, educado en un asentamiento en suelo palestino, reflexiona sobre cómo su gente, los ciudadanos de Israel, tratan de mirar a otro lado y tratan de no enterarse de lo que su Gobierno y su Ejército (las IDF, Israel Defense Forces) hacen en Cisjordania, Gaza y el este de Jerusalén, los llamados territorios palestinos, los que esperan un día ser un estado de pleno derecho.
Shaul ha hecho de su vida una pelea contra ese mal, el de los ojos vendados y la lengua atada. Por eso fundó la ONG Breaking The Silence (Rompiendo el Silencio), que se dedica a buscar y difundir testimonios de soldados -de carrera o del servicio militar obligatorio- que denuncien "que lo que se hace en suelo ocupado no es proteger a los israelíes, sino impedir la independencia y libertad de los palestinos". El libro negro de la ocupación es la última obra que viene, precisamente, a recopilar 145 narraciones en las que se da fe de crímenes y violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte del Ejército israelí. La editorial El Viejo Topo la acaba de publicar en español.
El libro es fruto de más de 700 entrevistas, que se citan como anónimas para no oscurecer más la sombra que ya tapa en el país a quienes se deciden a señalar lo el el grueso de los ciudadanos no ve. Todos los testimonios han sido verificados. "Dan fe de un castigo colectivo innegable". Israel, por contra, repite insistente que el suyo es el Ejército "más moral" que existe.
Shaul sabe con qué material trabaja, porque él mismo fue soldado. Su estancia, sobre todo, en Hebrón (sur de Cisjordania), le llevó a hacerse preguntas. Y a contestarse a sí mismo cosas que no le gustaban. Como que estaban haciendo algo mal. "Es normal que estemos orgullosos si, como militares, defendemos a nuestros ciudadanos, pero es que no es sólo eso lo que se hace, estamos volcados en impedir que Palestina llegue a ser algo", lamenta. Distingue entre las "realidades temporales", como una redada o una operación armada, que quizá podrían justificarse por seguridad y que son las que sirven como justificación al Ejecutivo, y la "realidad permanente". "Esa es contraria a la seguridad. Lo que se hace, todo el tiempo, cada minuto, es ocupar, bloquear, impedir, controlar, quitar espacio y libertad a los palestinos. Va mucho más allá de la ocupación física del suelo, con la ampliación de colonias", se duele. En ellas viven ya más de 500.000 israelíes de forma ilegal, según Naciones Unidas.
TESTIMONIO 123: "Los colonos son los peores nazis judíos que he conocido"
"Yo estaba en mi turno de guardia del puesto de Gross, que es en la azotea de un edificio y el punto de observación de la plaza central de Hebrón. Estaba de guardia allí, y a mitad de mi turno, a cierta hora de la tarde, veo pasar a un anciano con un bastón, un árabe de Abu Sneina. El anciano parecía tener más de 60 años, llevaba un bastón, llegó a la intersección de Abu Sneina, a la Plaza Gross, y de repente tres muchachos de 16 o 17 años lo asaltan y lo tumban al suelo en un segundo. Agarran una piedra y le parten la cabeza. Empiezan a patearlo en el suelo, a darle patadas en la cabeza. Ahí está un hombre de 60 años al que le brota un río de sangre de la cabeza, le sale sangre de la cabeza. Todo sucedió en unos segundos, realmente, solo en unos segundos. En un segundo está en el suelo, agarran una piedra, le parten la cabeza y empieza a brotarle sangre. Le dan patadas, y antes de que los soldados que están debajo de mí en el puesto logren llegar hasta ellos, se van corriendo. Se personó un oficial que estaba de patrulla, pero no sabía lo que habían hecho, así que no los capturó. Simplemente se fueron huyendo. El sanitario de la compañía vino inmediatamente y empezó a vendar al anciano palestino y lo llevamos a una ambulancia. (...) Y sucede aquí en el Estado de Israel, y nadie lo sabe, y nadie quiere saberlo, y nadie lo informa en los medios. La gente prefiere no saber, no entender que algo terrible está pasando no muy lejos de nosotros. Realmente, a nadie le importa. Y los soldados destacados allí son desdichados, y los palestinos son superdesdichados. Y nadie los ayuda".
LA AMENAZA Y LO QUE NO ES AMENAZA
Shaul usa ejemplos básicos para explicar la "discrecionalidad" con que actúan las IDF: "un hombre con un cinturón de explosivos que se acerca a un control es obviamente un objetivo pero a veces el concepto de amenaza puede ser tan amplio que cualquier cosa puede ser un acto en el que disparar, como un anciano paseando con un bastón, un niño con una mochila grande, una señora que sale a tender al lado de un control....".
El libro es un rosario de malas praxis, de violaciones que hacen imposible la vida y sólo dan lugar a una pobre supervivencia. A veces, ni eso. "Hay que generar impacto para tener sometidos a los palestinos. Por ejemplo, en 2002 hubo un atentado contra un control cerca de Ramala (centro de Cisjordania) que mató a seis soldados. Antes de que acabara la noche, había 15 policías palestinos muertos y se habían hecho macro redadas en Gaza y Jerusalén Oriental. ¿Por qué si no tenían nada que ver?", se pregunta el representante de BTS.
Cuenta que se hacen detenciones arbitrarias, a inocentes, arrestados de madrugada, poniendo en jaque a todo su barrio. Al rato, lo devuelven a casa. ¿Por qué? "Te lo justificarán como entrenamiento, porque no hay nada tan cercano a la realidad como la realidad, o como medio para hacerse presentes en el terreno, que la gente, hasta la inocente, los tema. La intimidación da muchos resultados", añade. "Y no hay nada que un palestino pueda hacer contra eso -remarca-. La ocupación ocurre en cada lugar, todo en tiempo, con millones de pequeñas acciones".
Shaul roza el enfado cuando se habla del manido statu quo entre Israel y Palestina. "No hay tal", dice. "Porque no hay nada congelado, que eso es status quo. No tenemos algo que podamos sacar de la nevera y hacer que vuelva a su ser. No. Hay una situación de deterioro constante. Con patrullas, controles, bloqueos como el de Gaza, decisiones sobre el territorio y judiciales... Es una campaña que no cesa", abunda.
TESTIMONIO 18: "Todos los hombres fueron encerrados en un estadio durante 48 horas"
Recuerdo que una vez le asignaron a la compañía algunas acciones en Tulkarem. Esas acciones despertaron muchas críticas, incluso en la prensa extranjera, porque se reunía a todos los hombres. ¿Qué hacían? Cada vez que entraban a una aldea, a un pueblo o a lo que fuera, agarraban a un montón, los juntaban. ¿Y qué decían? Entraban, avisaban, era una orden que venía de arriba. (...) La orden era que todos los hombres se dirigieran a un gigantesco campo de fútbol, así que no habría hombres en la ciudad y sería más fácil hacer los registros, ¿te das cuenta? Menos cosas de las que preocuparse, porque si ves a un hombre es un sospechoso, automáticamente sospechoso. Así que la cosa se puso muy… ya te puedes imaginar. (...) Se llevaron a todos los hombres de Tulkarem por unas 48 horas (...). Si se encontraba alguno en la calle, era un sospechoso. Ni siquiera había un váter".
SE ROMPEN LAS COSTURAS, PERO MUY LENTAMENTE
Yehuda Shaul reconoce que sus convecinos siguen ciegos a la ocupación, pero "están poco a poco sufriendo el proceso de los soldados", que algunos toman conciencia de lo que pasa, aunque sea a pesar de una prensa limitada, con casi heroicos espacios para ONG como la suya. "Se van rompiendo las costuras, pero lentamente", asume. Pone como ejemplo a ese 92% de ciudadanos judíos israelíes que aplauden la operación de hace un año contra Gaza, Margen Protector.
Machaconamente, repite que su batalla es, esencialmente, por el bien del propio Israel. Que con ocupación será imposible tener nunca un estado israelí en paz. Que su descanso empieza por respetar los derechos del vecino. "Estamos a nada (2017) de cumplir 50 años de ocupación y no nos damos cuenta de que ese camino lo que nos hace es daño, y a ellos, claro. Si estuviéramos en los tiempos de la Biblia, los esclavos ya serían libres. ¿Lo serán los palestinos algún día?", se cuestiona, queriendo aferrarse a la esperanza.
APRENDER A DISTINGUIR
Su asociación, sostiene Shaul, hace el papel de "aguafiestas" para quien se niega a ver al otro lado del checkpoint, del muro condenado por la justicia internacional, de las vallas de Gaza. "Porque lo hemos visto desde dentro y desde fuera, cómo se violan las reglas, cómo las reglas son malas de inicio". Su papel de conciencia activa hace que se enerve antes quienes, en Occidente, en España, critica a todos los israelíes y a lo que su país es por lo que se le hace a los palestinos. "Me niego a aceptar esa confusión. No es un caso de blanco o negro. Hay que distinguir. Israel es un estado que debe existir por ley, legítimo, y luego está la dirección que toman sus gobernantes, los que creen que anular a los palestinos es el camino. Algunos sabemos lo que debemos ser, y cada vez somos más", concluye.
TESTIMONIO 127:"Empiezo a pensar que no estoy de su lado, que los judíos no tienen razón".
"En Hebrón es muy extraño: no sabes de qué lado estás. Soy un soldado judío israelí y se supone que estoy en contra de los árabes porque son mis enemigos, pero estoy aquí, cerca de la casa de un colono en la base, y empiezo a pensar que no estoy de su lado, que los judíos no tienen razón. Así que espera, así que tengo que activar un interruptor en mi cabeza para poder seguir odiando a los árabes y justificando lo que hacen los judíos. Pero no, espera, sigo sin poder estar de acuerdo con los judíos, porque ellos fueron los que empezaron, es a causa de ellos que estamos aquí, y es a causa de ellos que todo esto está sucediendo, porque les trastornan la vida y tienen miedo. Es terrible, todo esto… (...).
¿Así que odias a todo el mundo?
Sí, y por eso pienso que no crees… dices lo que te pasa por la mente en cada momento: ahora odio esto, así que lo insultaré, y después odio aquello, así que lo insultaré, y ahora lo odio a él, así que lo escupiré.
¿Escupías a los judíos?
No, ¿por qué? No me habían hecho nada.
¿Y a los árabes?
Es que ellos son como… árabes… no sé, es cierto, el tipo al que escupí no me había hecho nada. Creo que no había hecho nada de nada. Pero estaba en onda, y era lo único que podía hacer. No puedo ir a arrestar a alguien y sentirme orgulloso de que capturé a un terrorista, no puedo matar a un terrorista, no puedo participar en una operación y encontrar armas bajo las tejas de una casa. Pero puedo escupirlos y humillarlos y ridiculizarlos".
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