40 años de 'Tiburón': 15 curiosidades de la película de Spielberg
Se cumplen 40 años desde que Tiburón llegó a las pantallas. Fue el 20 de junio de 1975 cuando aterrizó en Estados Unidos para aterrorizar a toda su generación. La película se convirtió en un taquillazo y fue también el primer gran éxito de Steven Spielberg. Tiburón fue el origen de una estrella y fue también la película que cambió el cine para siempre.
Han pasado cuatro décadas pero todavía hay muchos datos que desconocemos de la película. Estos son 15 datos que probablemente se te escapen.
1. Parecía un fracaso
Tiburónse pasó de presupuesto y de tiempo de rodaje: de los cuatro millones iniciales a los más de 12 gastados, y de 55 días proyectados a los 159 que llevó finalizar la producción. Se emplearon sobre todo en los tiburones mecánicos, que funcionaron fatal.
El inexperto Spielberg insistió en grabar en el mar, lo que dificultó enormemente el rodaje. Los problemas de los tiburones (nombrados Bruce en honor al abogado del director) forzaron a Spielberg a mostrar menos al escualo de lo que tenía pensado. Este hecho, en opinión de todo el mundo, incluido él mismo, fue la clave de la tensión de la película. Ya se sabe que la censura, en este caso involuntaria, siempre azuza la creatividad...
2. Lo cambió todo
Tiburón supuso un punto de inflexión en la historia del cine: fue el primer taquillazo veraniego y cambió el modelo del negocio para siempre. Fue la primera película que superó los 100 millones de dólares de recaudación. Sólo en su primer fin de semana en EEUU, casi recuperó la inversión inicial.
Estableció la forma de vender las películas, de gastar y esperar resultados, de sacar los hits en verano (hasta entonces, la época de los malos estrenos), y devolvió el poder a las productoras, acabando con el Nuevo Hollywood del cine autorial y arriesgado de los 70.
La cinta inventó el merchandising que después perfeccionaría Star Wars: se sacaron camisetas, vasos de plástico, un libro de cómo se hizo, toallas de playa, mantas, disfraces, tiburones de juguete, juegos de mesa, pósters, colgantes de dientes de tiburón, pijamas, pistolas de agua, etc.
3. Podría haber tenido nombres muy horribles
El silencio de las profundidades, La quietud de las aguas, El ascenso del Leviatán, Las mandíbulas de la muerte, Las mandíbulas del Leviatán... Y estos son sólo algunos ejemplos de los títulos que barajaron guionistas y productores.
4. ¿El libro es mejor?
Uno de los ejemplos más famosos de la excepción que confirma la regla: la película está universalmente mejor valorada que la novela en la que se basa. Los productores han admitido que si se hubieran leído el libro de Peter Benchley dos veces se habrían dado cuenta de los problemas que tendría adaptarlo y jamás se habrían embarcado en el proyecto.
Pero se embarcaron, y lo que más cambió respecto al libro fue que todos los personajes son mucho menos oscuros y más simpáticos, Hooper y la mujer de Brody no tienen ninguna aventura, Hooper sobrevive y Quint y el tiburón mueren de forma diferente.
El autor del libro y Spielberg discutieron tanto sobre el final que el director se vio forzado a expulsar del set de rodaje al escritor, que consideraba que el destino del escualo era "poco creíble".
5. Una plantilla inestable
El equipo de la película dio muchas vueltas. El director que precedió a Spielberg fue despedido porque no distinguía entre una ballena y un tiburón.
Diversos guionistas se sucedieron. Benchley entregó tres borradores. Los productores consiguieron la colaboración (no acreditada) del ganador del Oscar y del Pulitzer Howard Sackler para dar más vida a los personajes. A él se atribuye el monólogo sobre el Indianápolis de Quint, resumido por John Milius y retocado por el actor.
Para hacer simpáticos a los personajes, Spielberg reclutó a un cómico amigo suyo, Carl Gotliebb, que acabó reescribiendo casi toda la historia durante el rodaje. Además de contribuir al guión, aparece en la película como el editor de un periódico local.
Los actores tardaron en llegar. Benchley quería nada menos que a Robert Redford, Paul Newman y Steve McQueen en los papeles principales. Robert Duvall rechazó ser Brody porque quería interpretar a Quint y Charlton Heston fue descartado por Spierlberg porque quería que el protagonista fuera un hombre corriente. También se barajaron nombres como Jon Voight y Jeff Bridges para Hooper.
Al principio Shaw no aceptó el papel de Quint porque detestaba el libro, pero rectificó ante la insistencia de su mujer y su secretaria. Dreyfuss fue sugerencia de George Lucas, que lo conocía de American graffiti; tampoco aceptó, pero cambió de opinión al pensar que nadie lo volvería a contratar tras una mala actuación.
6. Quint existe
El personaje del capitán del Orca está basado en otro miembro del equipo, Craig Kingsbury, un pescador local, granjero y legendario excéntrico que Spielberg ha definido como "la versión mas pura de lo que era Quint". Incluso copiaron algunas de sus frases.
Gotliebb apunta a otra influencia: el pescador Frank Mundus, un "personaje peculiar" que cazó con arpón un tiburón blanco de más de dos toneladas en Long Island, el récord de la mayor captura con caña y carrete. Benchley lo niega.
7. Un tiburón salvó la vida a Hooper
Varias escenas del tiburón al final de la película se grabaron bajo el agua en Australia con tiburones blancos de verdad. En uno de estos rodajes, realizados por especialistas, un escualo se quedó atascado en la jaula del equipo y la destrozó tratando de salir.
Spielberg estaba ansioso por incluir ese metraje tan espectacular en la película, pero la jaula estaba vacía en ese momento y se veía claramente que Hooper no estaba allí. Esto acabó salvando al personaje, que muere en la novela pero escapa de la caja en la peli para poder usar esas tomas.
8. Spielberg no grabó el final
Tiburón fue la primera peli en la que Spielberg no rodó la escena final, en este caso porque pensaba que el equipo le tiraría al agua tras un rodaje infernal. Ahora se ha convertido en tradición que no esté presente el último día de rodaje.
9. Enemigos de los tiburones
Esta película provocó un pánico generalizado a meterse en el agua que redujo la afluencia playera en 1975. También tiene la culpa de la mala imagen de los tiburones en la sociedad: fomentó la caza, que redujo drásticamente su población, aunque también aumentó el interés científico por estos animales.
Más de 100 millones de tiburones son cazados anualmente por seres humanos. Por cada tiburón que ataca a un ser humano se matan dos millones. Según National Geographic, existe una probabilidad entre casi cuatro millones de que te mate un tiburón y no suele haber más de cinco víctimas al año.
El mismo autor del libro se convirtió en un concienciado conservacionista y aseguró que, si hubiera sabido el peligro en que se encuentran estos animales, habría escrito otra historia.
10. Hay un musical
Y este vídeo lo prueba.
11. El latido de un tiburón
Cuando John Williams tocó la melodía por primera vez, Spielberg pensó que se estaba riendo de él. Se ha especulado que la banda sonora recuerda al latido del corazón del tiburón bajo el agua o a la respiración de un ser humano. Ganó el Oscar.
12. Vamos a necesitar... actores así de buenos
Según Gotliebb, gran parte del diálogo fue improvisado por los actores, ya que el guión se escribía paralelamente al rodaje. La famosa frase "vamos a necesitar un barco más grande" no estaba en el guión.
13. Un feliz reencuentro
En 1999, Lee Fierro entró en una marisquería y vio que servían un sándwich llamado Alex Kintner. "¡Como mi hijo en Tiburón!", exclamó. Tenía 71 años, pero casi un cuarto de siglo antes había interpretado a la furiosa madre que perdía a su niño en las mandíbulas del escualo. El dueño del restaurante salió a verla: era Jeffrey Voorhees, el actor que había interpretado al pequeño Alex. No se habían visto desde 1975.
Fierro protagoniza otras dos anécdotas sobre la cinta. La primera es que, al no ser actriz profesional sino una amateur contratada en la localización, no sabía abofetear de mentira, por lo que la torta que le pega a Brody es auténtica. Hicieron falta 17 tomas para conseguirla.
La otra es que, según confesó en el documental The Shark Still Works (El tiburón aún funciona), los fans de la película, especialmente los chicos jóvenes, le piden que les pegue para recrear la escena.
14. La tensión es real
Robert Shaw y Richard Dreyfuss se llevaron a matar durante la grabación. El choque entre sus personajes coincide con el que se produjo en la realidad entre los actores.
Hooper, que se ha metido en líos en otras ocasiones durante grabaciones, asegura que Shaw era muy agresivo verbalmente y resultaba insoportable rodar con él por sus problemas con el alcohol. De hecho, su enganche a la bebida arruinó la primera toma del monólogo del Indianápolis porque arrastraba las palabras.
Al día siguiente le pidió otra oportunidad a Spielberg y lo bordó en una única toma. Dreyfuss asegura que, aunque los actores tienen que fingir que les interesa lo que les cuentan sus colegas frente a la cámara, esta escena es una de las interpretaciones más fascinantes que jamás ha visto.
15. La secuela que nunca llegó
Después de la pasable Tiburón 2, los productores decidieron no seguir tentando a la suerte y acordaron que la historia no daba para más. Con esto en mente, planearon una parodia al estilo de Aterriza como puedas llamada Tiburón 3-Humanos 0. El guionista era John Hughes y Joe Dante parecía interesado en dirigirla.
Para hacerse una idea de lo que iba a molar, basta saber que la cinta empezaba con un cameo de Benchley devorado por un tiburón en su piscina. ¿Cómo no se llegó a producir semejante maravilla? Porque la Universal se echó atrás, canceló el proyecto y tiró por la secuela convencional. El resultado fue la desastrosa Tiburón 3D.