Sin comedores escolares en verano en muchas comunidades: "Mis hijos no comerán igual"
A Vanesa no le hace especial ilusión que llegue el verano. Sus dos hijos terminarán el curso y dejarán de comer en el colegio con la beca comedor que tienen. Así que tendrá que apretarse, aún más, el cinturón. “Tocará tirar más de la familia”, dice resignada. Vive en la localidad madrileña de Leganés, donde los cuatro subsisten con la ayuda familiar que cobran y con los 340 euros que lleva a casa su marido, que desde el año pasado tiene un contrato de dos horas. Ella lleva sin trabajo desde enero de 2013 y no tiene derecho a paro.
Ahora ve cómo se acercan las vacaciones y no alberga ninguna esperanza de que la Comunidad de Madrid abra los comedores escolares. De momento, sólo Valencia, Andalucía, Cataluña y Canarias han anunciado que lo harán. “Mis hijos tendrán que comer en casa. Y comerán bien, pero no igual. Allí toman de todo: pescado, ternera… No es lo mismo que en casa. La ternera, por ejemplo, es un lujito”, dice con crudeza.
Vanesa, que recibe ayuda de la ONG Ayuda en Acción, contempla hastiada cómo los políticos repiten sin parar que “lo peor ha pasado”. “Habrá pasado para ellos, pero para la gente no. En el cole hay mucha gente como nosotros. No somos los únicos”, advierte. No lo dice sólo ella. Según un reciente informe del INE, el 35,4% de los menores de 16 años que residen en España se encuentran en riesgo de pobreza, una tasa que se incrementó un 3,5% en 2014. La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN) también avisa de que el 31,9% de los niños en España está en riesgo.
ONG AL RESCATE
A la luz de la situación, la defensora del pueblo, Soledad Becerril, ha pedido a las comunidades autónomas que aseguren la alimentación de los menores en periodos no lectivos, como el verano, con comedores escolares para que no se priven de una alimentación adecuada y suficiente en todo momento. Pero la gran mayoría de las instituciones todavía no han anunciado medidas de este tipo y las ONG temen que los cambios de gobierno no lleguen a tiempo para arreglar la situación.
Por eso, muchas organizaciones sin ánimo de lucro han lanzado ya sus campañas para garantizar que el máximo número de niños posible reciban al menos una comida al día. Colaboran con instituciones que organizan campamentos urbanos donde los menores, además de comer, disfrutan de actividades lúdicas.
“Hay niños que reciben beca comedor porque la necesitan. Cuando acaba el colegio eso desaparece y son 84 días en los que muchos no tienen asegurada una comida”, alerta Pepa Domingo, presidenta de la Fundación Educo, quien critica que la Administración Pública “no hecho nada para asegurar que estos niños van a seguir estando atendidos de alguna manera”.
"MI MADRE HACE LA COMPRA Y ME TRAE"
Domingo subraya que han recibido muchas más peticiones de ayuda que el verano pasado. Dice que ya han “comprometido” 120.000 comidas, casi 20.000 más que el año pasado. Afirma que estos repuntes se deben a “un gran drama”: hasta ahora, explica, familias y amigos sostenían con su ayuda a muchas personas sin ingresos. Ahora eso toca a su fin. “Si tú debías un mes de alquiler, pedías dinero al hermano, al primo, a los padres o a los abuelos, que han sido un gran cojín de sustento. Además se tenían ahorros. Pero claro, si hace cuatro o cinco años que estás así…. esto llega un momento que se acaba”, alerta.
Vanesa es un clarísimo ejemplo de ello. Dice que “tiran” con la ayuda de la familia, pero advierte de que no se puede estar así toda la vida. “Por ejemplo, mi madre hace compra y me trae, mis amigas hacen compra y me traen… Pero esto se acaba”, dice con calma.
Alberto Casado, coordinador de campañas de Ayuda en Acción, una organización que también se ha movilizado para garantizar becas de comedor, está preocupado. Insiste en que la única comida segura y saludable que tienen muchos niños es la del colegio y que en verano existe un gran riesgo de que no puedan tomarla.
LA 'DIETA AVECREM'
“La realidad que vemos es que hay niños que no van con la ropa adecuada al colegio, por no hablar de los libros de texto, que muchas familias no pueden tenerlos todos”, constata. Y advierte de un problema mayor: “Muchos comen lo que llaman la ‘dieta del Avecrem’, que es pasta con Avecrem, arroz con Avecrem…”. Admite que así los niños no pasan hambre (“estamos en la UE en el siglo XXI, sólo faltaba eso”), pero subraya que no reciben la alimentación adecuada “en un periodo crítico de su vida”. “Les afecta en el rendimiento escolar y, si no se corrige, les puede dejar secuelas más o menos duraderas en su vida de adulto”, alerta.
Pero todo eso no parece suficiente para que las administraciones tomen medidas en verano. Ni siquiera las Comunidades que abrirán los comedores pueden garantizar que todos los niños que lo necesitan estén atendidos: “Mucho me temo que no van a poder alcanzar a todas aquellas familias que tienen necesidades reales”.
Pepa Domingo, de Educo, es más crítica: “Hemos tenido unas elecciones en las que todo el mundo se llenaba de eslóganes. Pero aquí no importa eso, sino qué presupuesto se va a destinar y si se han estudiado todas las necesidades que hay”. En este sentido avisa de que “el primer drama” es que los Ayuntamientos no conocen ni cuántos niños necesitan ayuda y confeccionan los presupuestos sin estudios previos. Es el futuro lo que está en juego.