La ciudad de Angoulême (Francia) siempre ha visto sus fachadas como un lienzo para contar historias. En el siglo XII, los canteros que esculpieron la de la catedral románica de San Pedro aprovecharon para dejar un mensaje a modo de recordatorio a los pecadores en potencia. Entre las múltiples figuras bíblicas que la decoran plasmaron a un diablo tirando de la lengua a un condenado con unas tenazas. "Es el primer cómic de la historia de Angoulême", suelen decir los guías turísticos.
A esta tranquila localidad francesa de la región de Poitou-Charentes también se la conoce como La capital del cómic. No es sólo por su célebre Festival del Cómic, que tiene lugar a finales del mes de enero (uno de los más importantes del sector) o porque albergue una Ciudad del Cómic con un museo de más de 1.300 metros cuadrados, sino porque el llamado Noveno Arte se respira en todos sus rincones.
Así lo recuerdan en todo momento las placas con el nombre de las calles, ya que tienen forma de bocadillo de cómic. Además, los apellidos de viñetistas famosos, como Hergé —el creador de Tintín— o Goscinny —uno de los autores de las aventuras de Astérix y Obélix—, dan nombre a algunas de las principales calles del centro.
Sin embargo, el territorio al que los personajes de cómic saltan desde las páginas de papel es a las paredes. Numerosos murales de grandes dimensiones salpican tanto el centro de la ciudad como los barrios periféricos. Son trampantojos diseñados por historietistas de prestigio como Yslaire, Max Cabanes, Julliard o Florence Cestac —ellos crean el dibujo y unos operarios son los encargados de plasmarlos en los muros—. Humor, fantasía, imaginación y color sorprenden al visitante y animan el día a día de los vecinos.
Aquí puedes ver algunos de los murales más famosos de Angoulême:
Este mural de 90 metros cuadrados, ubicado en la calle de atrás del principal teatro de la ciudad, es obra de los diseñadores Philippe Dupuy y Charles Berberian, creadores de la serie de cómics Jean. Su cuarto tomo recibió el premio al Mejor...
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Este mural de 70 metros cuadrados es obra del artista belga Bernard Hislaire, quien firma habitualmente como Yslaire. Es el creador de los cómics XXe ciel (Vigésimo cielo), en los que mezcla amor, tragedia, surrealismo y ciencia ficción.
E. SANTOS
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La sombra que se veía en el mural anterior sobre la pareja, se corresponde con la de este ángel cosmonauta de Ysler que está dibujado en un edificio situado enfrente en la pequeña plaza de Saint-André.
E. SANTOS
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El mundo de miniatura de los insectos cobra colorido y grandes dimensiones —150 metros cuadrados, de hecho— en este mural diseñado por Florence Cestac, la prestigiosa viñetista que en el año 2000 ganó el Gran Premio del Festival del Cóm...
E. SANTOS
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Este mural de Max Cabanes ocupa 120 metros cuadrados de pared y, si no fuera por sus tonos azules, se camuflaría perfectamente con el entorno. Una joven mira las vistas desde la muralla en este dibujo que mezcla dos ciudades: "Son las murallas ...
E. SANTOS
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E. SANTOS
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El vaquero Lucky Luke, su caballo Jolly Jumper y los hermanos Dalton ocupan los huecos de las ventanas del lateral de este edificio. Su creador es el dibujante belga Morris. En las primeras historias, él mismo dibujaba los escenarios, pero a pa...
E. SANTOS
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Toca doblar el cuello hacia atrás para poder ver este mural del Nicholas de Crecy al completo. Esta pintura en el lateral de un bloque de viviendas mide 33 metros de altura y ocupa 260 metros cuadrados. Está inspirada en New York sur Loire, el...
E. SANTOS
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En la esquina entre la Rue de l'Arsenal y la Rue Hergé, el peatón se puede topar con estos dos personajes de dos cómics distintos de François Walthéry: ella es la azafata de avión que protagonizaba historietas en el semanario Spirou y él ...
E. SANTOS
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Este mural de 90 metros cuadrados, ubicado en la calle de atrás del principal teatro de la ciudad, es obra de los diseñadores Philippe Dupuy y Charles Berberian, creadores de la serie de cómics Jean. Su cuarto tomo recibió el premio al Mejor...
E. SANTOS
Fuera de ese circuito oficial de paredes pintadas, la ciudad está plagada de pequeñas pinturas en los rincones más insospechados. Además, ningún buzón o caja de electricidad escapa a los pinceles o los sprays.
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