¿Cómo funciona el proceso de votación en Eurovisión?
Que si es un espectáculo casposo, que si los países vecinos se votan entre sí, que si tiene un presupuesto público desorbitado… Eurovisión es siempre objeto de múltiples críticas y polémicas, aunque cada año lo sigan más de 180 millones de personas en todo el mundo.
Más allá de no causar indiferencia, es un evento puntero en todos los sentidos. Desde la tecnología que lo hace posible (luces, escenario, retransmisión por satélite, etc.) pasando por la parte creativa y artística de cada actuación hasta llegar a la coordinación que requiere manejar a las más de 3.000 personas (entre empleados, delegados y voluntarios) que estarán trabajando en la gran final de este año.
No obstante, el proceso de votación sigue siendo la parte favorita y más emocionante para el público. Sea por el miedo a no lograr ningún punto —como le sucedió a Reino Unido en 2003 con Cry Baby— o por el orgullo de conseguir el primer puesto, la curiosidad hace que incluso el más apático tenga interés en conocer los resultados. Hasta que se pronuncia el famoso y esperado Espagne, douze points hay un proceso técnico y matemático detrás. Pero, ¿cómo funcionan las votaciones?
Como indica la propia European Broadcast Union (EBU), ente responsable de Eurovisión, se tienen en cuenta dos parámetros principales:
- El voto del público. Todos los ciudadanos de los países participantes pueden votar un máximo de 20 veces (puede ser a la misma canción, pero nunca la de tu propio país) a través de SMS, llamada o la app oficial del evento. El 50% de los puntos repartidos vienen directamente de lo que la gente decida.
- El voto del jurado. Cada país representante tiene un jurado formado por cinco personas relacionadas con la industria musical. En el caso de España, está formado por Ruth Lorenzo (representante de España en Eurovisión en 2014), Pastora Soler (representante en 2012), Daniel Diges (representante en 2010), Rosa López (representante en 2002) y el productor Jacobo Calderón. Ellos votan a sus favoritos y su decisión servirá para obtener el 50% del resultado restante.
Así, se hace una media entre lo que ha votado el público y lo que ha votado el jurado. Si los españoles le dan la máxima puntuación a un artista y el jurado le da la mínima, el artista conseguirá la mitad de votos. Por ejemplo, si el voto del público es 10 y el del jurado es 0, el representante obtendría un 5, que luego habría que transformar al famoso sistema de puntos de 12, 10, 8, 7, etc.
¿Qué sucedería en caso de empate? Si dos artistas consiguen el mismo número de votos, serviría para desempatar el que más puntos consiguiera gracias al público, así que, sí, nuestro voto sirve más que el del jurado de cada país.
Todo el proceso es supervisado por un notario independiente para cada país. Además, PwC sirve de auditora externa, por lo que también puede enviar a un segundo notario para supervisar que todo vaya bien. Desde un nivel técnico, es un auténtico reto gestionar más de 10 millones de llamadas y mensajes en un tiempo de 15 minutos. De esta tarea se encarga una empresa alemana llamada Digame, que pone a disposición un equipo de más de 200 operadores para que nadie se quede sin votar.
Aclarado todo esto, hay varios estudios que señalan la existencia de varios bloques de países que votan en beneficio propio, como los de la zona balcánica o las antiguas regiones de la Unión Soviética.
Un artículo de César Muela