El Barça, sin sobresaltos a la final de la Champions (3-2)
El Barça jugará su octava final de la Copa de Europa tras imponerse en el global de la eliminatoria al Bayern de Múnich. El ogro de los culés hace dos años (pocos olvidan los siete goles encajados en dos partidos), no fue rival ni cuando quiso apretar al final del partido de vuelta, en un arreón que buscó justificar una mala eliminatoria germana.
Los de Luis Enrique no se amilanaron ni con el tempranero gol de Benatia, a los seis minutos de cabeza, y el tridente de arriba dio la vuelta al marcador en apenas dos latigazos para demostrar que el Barça había sido mejor y merecía estar en la final.
Lo que parecía que comenzaba a ser otra de esas remontadas del Bayern de Guardiola, se quedó en nada a los 20 minutos, cuando Neymar, con la colaboración magistral de Luis Suárez y de Messi, en un perfil más bajo que en la ida, dio la vuelta al electrónico.
Un gran pase del argentino hacia Suárez lo aprovechó el uruguayo para plantarse en el área y ceder el cuero a Neymar, quien, llegando desde la izquierda, sólo tuvo que empujar a la red. Empataba un partido que se le había puesto en contra a los blaugranas en un saque de esquina mal defendido, en el que Benatia, libre de marca, remató con la cabeza y puso el balón a la derecha de Ter Stegen.
Antes de eso, Rakitic había avisado a Neuer, quien solventó con una buena estirada el tiro cruzado del croata. Pero el mazazo definitivo llegó pocos minutos después del empate de Neymar cuando, en una jugada calcada, Messi peinó un balón que llegó a Suárez. Éste recorrió varios metros hasta el área para volver a centrar a su izquierda, donde Neymar controló con el pecho y fusiló a Neuer pegando el balón al palo derecho.
Sonrisas y alegría en un Barça que se veía en la final, mientras que el Allianz Arena de Múnich enmudecía ante la evidencia de lo imposible.
Los de Guardiola necesitaban un milagro: marcar cinco goles más para poder estar en la final de la Champions.
Aun así, no dejaron de apretar durante lo que restó de partido, dando la oportunidad a Ter Stegen de lucirse y redimir el fallo del primer tanto, en el que pudo haber hecho más. Primero con una gran estirada a remate de cabeza de Muller, que se colaba por su escuadra derecha. Después, a tiro de Lewandowski, en una doble intervención, primero desviando el cuero, y luego sacándolo de encima de la línea de gol.
ORGULLO ALEMÁN
La segunda mitad fue un mero trámite para el Barça. No así para el Bayern, que sacó su orgullo quizás demasiado tarde y ante la apatía de un Barcelona que se dejó llevar hasta la final. Fuera Suárez por precaución y tras molestias musculares, fuera Rakitic tras ser amonestado y fuera Iniesta, los culés entregaron el balón a su rival y le permitieron la remontada.
Primero con un gran tanto de Lewandowski, que se inventó un regate en la frontal del área a Mascherano y puso el balón pegado al palo derecho, imposible para Ter Stegen. Después, con una buena combinación en el área que culminó Muller con un certero chut que el portero del Barça no pudo adivinar.
Con empuje propio y del público, pareció por un momento que podían acercarse a algo similar a una sorpresa, pero la diferencia en el marcador global era tan grande, que poco más había que decir.
El Barça llega a su octava final en la máxima competición europea tras completar una gran semifinal y gracias a su tridente ofensivo. Mañana conocerá a su rival del Real Madrid-Juventus que se disputa en el Bernabéu. De momento, los italianos son los que acompañarían a los culés en Berlín tras su victoria (2-1) en la ida. ¿Remontará el Madrid y veremos por fin un clásico en la final?