Obama reparte pullas entre bromas en la cena de corresponsales
Es un clásico. La cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca es la oportunidad anual de los presidentes de EEUU para criticar de soslayo y, entre bromas, a sus adversarios políticos. También para la autocrítica -suave, claro- y el guiño cómplice. El demócrata Barack Obama, mejor que sus predecesores, sabe aprovechar el momento, así que anoche volvió a ganarse al auditorio.
El presidente repasó sus logros más polémicos, como la apertura con Cuba, la reforma migratoria o la sanitaria con chistes envenenados dirigidos a los republicanos.
"Dick Cheney (vicepresidente con George W. Bush) dijo el otro día que era el peor presidente en todos sus años de vida, yo creo que él fue el peor presidente de mi vida", espetó Obama en referencia a la conocida influencia que jugó en la Casa Blanca entre 2001 y 2009.
Hasta se refirió al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, con quien se ha agriado la relación por el acuerdo nuclear con Irán. "John Boehner ya lo ha invitado a hablar en mi funeral", bromeó, en referencia al político republicano que, unilateralmente, invitó al israelí al Congreso para hablar de la amenaza atómica de Teherán.
"Ahora ningún estadounidense debe temer perder su cobertura médica si pierde su trabajo. Gracias, senadores republicanos", bromeó el presidente, que ha tenido en ellos a sus mayores opositores a la reforma sanitaria.
Uno de los momentos estelares fue la representación que puedes ver en el vídeo, con el humorista Keegan-Michael Key traduciendo lo que Obama quería realmente decir, y no lo que la diplomacia le obligaba.
Hasta la cuenta de la Casa Blanca lanzó mensajes poco ortodoxos pero perdonados (mejor, imprescindibles) en una cena como esta:
"CELEBRARSE A SÍ MISMO"
La cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca es una ocasión para que periodistas, empresarios influyentes y celebridades se reúnan en Washington para "celebrarse a sí mismo", como expresó el presidente.
La fiesta, que se celebra en un hotel de Washington, se ha tornado en los últimos años en un evento social con alfombra roja y casi más famosos que periodistas.
Obama, que no tiene que enfrentarse a una reelección, se refirió a la campaña de 2016 para criticar a los candidatos republicanos y asegurar: "los hermanos Koch (empresarios y los grandes donantes conservadores) piensan que tienen que gastarse 1.000 millones de dólares para que a la gente le guste uno de estos (candidatos)".
El presidente brindó por la libertad de prensa, "un pilar indispensable de nuestra sociedad", y por los periodistas que han perdido la vida o están presos por ejercer su trabajo en todo el mundo.
La velada la cerró la humorista del programa Saturday Night Live Cecily Strong, quien fue más irreverente: "es genial estar en el Washington Hilton (Hotel). Es probablemente lo que una prostituta suele decir a un congresista".
"No nos engañemos, el Servicio Secreto (seguridad presidencial) es el único cuerpo que se puede meter en líos si un negro acaba tiroteado", bromeó Strong, en relación con la oleada de casos mediáticos de brutalidad policial contra afroamericanos.
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