El giro en la vida del hombre que tenía que caminar 33 kilómetros para llegar al trabajo
Hay historias que inspiran y que te hacen volver a creer en el ser humano. La de James Robertson, un hombre de 56 años de Detroit (EEUU), es una de esas historias.
Según explican nuestros compañeros de The Huffington Post en EEUU, cada día, de lunes a viernes, Robertson se levantaba para poder llegar a las 14:00 horas de la tarde a la fábrica de productos de plásticos donde trabaja y que se sitúa a 37 kilómetros (23 millas) de su casa. El problema es que Robertson se tenía que levantar a las 8 de la mañana, porque no puede pagarse un coche, y gran parte de ese trayecto, 33 kilómetros (21 millas), los tenía que recorrer a pie.
En total, 66 kilómetros andando para ir y volver de un trabajo del que regresaba, exhausto, a las 4 de la madrugada. Dos horas después de atravesar la puerta de su casa, Robertson se volvía a poner en pie para iniciar una nueva jornada laboral.
Su historia, que Robertson dice ser la de "mucha gente", llegó a oídos de Evan Leedy, un estudiante de la Wayne State University de Detroit, que puso en marcha una campaña de crowfunding con la que esperaba recaudar unos 5.000 dólares para comprarle un coche. Para asombro de Leedy, la cantidad acumulada supera ya los 200.000 dólares.
"Estoy aturdido", confesaba Robertson a la revista People este martes. "¿Quién habría imaginado que un simple paseo terminara en esto? Hace días os habría dicho que estáis locos... Me tomo esto como una señal de que es momento de volver a conducir de nuevo y dormir más de dos horas por las noches", aseguraba.
En declaraciones a la CBSexplicaba cómo se mentalizaba para caminar tanto cada día y dormir tan poco. "Lo hago sin excusas. Si quieres algo, tienes que ir a por ello", afirmaba.
Ahora, con la cantidad de dinero recaudado, Robertson se podría comprar un coche lujoso, pero él prefiere alejarse de eso. "Me gustan los Ford, me acuerdo del Taurus. Parecen cómodos, son sencillos por fuera y robustos por dentro", indica.