Siete claves para entender las elecciones griegas
Las elecciones griegas del próximo domingo son, sin ninguna duda, un acontecimiento global, cuya importancia va más allá de las fronteras griegas. Su importancia radica en el hecho de que forman parte de una serie de elecciones cruciales en Europa, como las de Reino Unido en mayo y las de España en noviembre.
Grecia fue el primer país de la zona euro que sufrió la crisis económica. Fue también el primer país en recibir la receta básica de la UE para superar la crisis: la receta de la austeridad. De este modo, Grecia va a convertirse en el primer país que revelará mediante estas elecciones las consecuencias políticas de este plan, cuyos resultados amenazan con crear una larga deflación y un abatimiento público constante dentro de la ONU. Al observar estas elecciones desde fuera, surge una cuestión: independientemente de los resultados, ¿creará la reacción griega a la austeridad una nueva ronda de crisis europea o empezará a avanzar hacia su resolución?
Antes de lanzarnos a contestar esta pregunta, primero tenemos que entender lo que implican los resultados de las elecciones. Estos son algunos de los puntos clave:
Primero: el ganador. Según la legislación griega, el partido con más votos, aunque sólo sea uno más, recibe un bonus de 50 escaños en un Parlamento de 300. Por tanto, aunque el partido ganador no acumule la mayoría de los votos, el Parlamento no puede formar gobierno sin él. Según los sondeos del último mes, SYRIZA ganaría.
Segundo: el porcentaje que obtenga SYRIZA. El partido nació en 1991 justo después de la salida del Partido Comunista Griego de la coalición de Izquierda Unida. SYRIZA surge de los ideales y valores europeos de la izquierda democrática y hasta ahora ha experimentado dos grandes transformaciones. La primera fue en 2004, cuando incorporó otros partidos menores de izquierda y el espíritu rebelde de todas las organizaciones contra la globalización adoptando una forma de discurso más radical. La segunda y más importante transformación tuvo lugar en 2011, cuando SYRIZA se convirtió en el principal representante de la indignación de los griegos que tomaron las plazas en contra de las políticas de austeridad. De este modo, un partido que había obtenido un 3-5% de los votos en 2009 pasaba a lograr un 27% en 2012 y se espera que supere el 30% en las próximas elecciones. Pero, ¿cuál es su fuerza electoral? ¿Puede superar el 35% para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento?
Tercero: la suma de los dos partidos más grandes. Desde comienzos del siglo XX, Grecia ha sido un país con un fuerte bipartidismo; durante los últimos 40 años, han alternado los conservadores de Nueva Democracia (ND) y los socialdemócratas del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK). La caída de PASOK y el declive de ND hizo que se difuminara el panorama electoral. Ahora, si los dos partidos, ND y PASOK, llegan a superar el 65% de los votos, se creará una nueva forma de bipartidismo, mientras que SYRIZA representará una nueva fuerza política de larga duración en vez de un partido de protesta temporal, como afirman los analistas.
Cuarto: la participación de los votantes. En 2004, 7,5 millones de griegos votaron, mientras que en junio de 2012 apenas lo hicieron 6 millones. Los sondeos revelan que uno de cada dos ciudadanos no simpatiza con ningún partido. ¿Cuántos acudirán en esta ocasión? Este dato no sólo determinaría los resultados de las elecciones, sino que también podría demostrar si la nueva situación política se mantendrá con el tiempo.
Quinto: la resistencia de los partidos más pequeños y cercanos al centro. Si las formaciones menores, cuya ideología se encuentra en el espectro entre Nueva Democracia y SYRIZA (Potami, PASOK y el nuevo partido de Georgios Papandreu), se implican en la polarización y participan en el nuevo Parlamento, las posibilidades de que el partido dirigente obtenga la mayoría se reducen a cero. Si no, el partido dirigente podrá elegir a sus compañeros para un gobierno de coalición.
Sexto: el poder de la extrema derecha neonazi. Amanecer Dorado ha sido otro de los beneficiarios de las políticas de austeridad en Grecia. En 2009 no llegó al 0,3% de los votos, pero en las últimas elecciones europeas alcanzó el 9,4%. Estas elecciones constituyen una prueba de resistencia por el núcleo de sus votantes en los barrios empobrecidos de Atenas y El Pireo, donde el desempleo supera el 30%. Es una parte de la amenaza a las instituciones democráticas.
Séptimo: el presidente de la democracia. Antes de formar un nuevo gobierno, el Parlamento tiene que elegir primero al presidente, algo en lo que fracasó el anterior Parlamento. Si esta elección se lleva a cabo con consenso y mayoría, supondrá que, sea quien sea el ganador, el nuevo gobierno avanzará en un entorno menos competitivo que el de los últimos cinco años. Porque si no...
Volvamos a la cuestión primaria: ¿harán las elecciones griegas que reviva la crisis del euro y amenazarán a Grecia con la expulsión de la UE (o incluso se disolverá el conjunto de la UE)? ¿Pueden constituir las elecciones la razón para un amplio cambio de curso correctivo, con menos austeridad y más crecimiento en general?
La mayoría de los analistas europeos llegan a esta conclusión: Europa está dando lenta, pero inevitablemente, un giro maduro hacia políticas económicas soberanas; Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha tenido el papel principal en esta fase primaria. Por tanto, si el nuevo gobierno griego tiene toda la capacidad y la sabiduría necesarias para sincronizar sus peticiones y negociaciones a tiempo para estos cambios, habrá posibilidades de éxito político. Los peligros inminentes se derivan de la incapacidad inherente para adaptarse.
Pavlos Tsimas es director de HuffPost Greece