Defensores del permiso por paternidad: retrasar su ampliación es una "excusa" fruto del "miedo"
Rubén Rodríguez tiene 37 años y es el director de una pequeña aseguradora. Cuando nació su hijo Nicolás, en 2006, la ley sólo concedía al padre un permiso de tres días. No lo pudo disfrutar porque el nacimiento se produjo un viernes y el lunes ya estaba de vuelta en la oficina. Tres años después nació su hija Candela y la ley había cambiado: contaba con 13 días de baja. "No lo cumplí entero; estuve dos o tres días en casa y luego me incorporé. Como era el jefe, me administré los horarios un poco como quería para estar en casa pronto aquella época. Tuve esa suerte", reconoce.
Muchos padres, como Rubén, no pueden hacer uso del permiso por paternidad que concede la ley por la situación económica. En ocasiones, los que los disfrutan o piden compartir el permiso con sus mujeres, son mirados como bichos raros. Y aquellos que quieren y podrían pasar más tiempo con sus hijos recién nacidos tampoco tienen ese derecho. Pese a que en 2009 se aprobó la ley que aumentaba a cuatro semanas el permiso de paternidad que tendría que haber entrado en vigor a partir del 1 de enero de 2011, el permiso de paternidad sigue sin ampliarse.
La ministra Ana Mato ha pospuesto de nuevo la entrada en vigor de las cuatro semanas de permiso para padres por quinto año consecutivo alegando que la Seguridad Social no puede asumir el coste por la crisis. Sin embargo, varios colectivos en defensa de la conciliación y la igualdad sostienen que han presentado informes que demuestran que el coste no es elevado y los beneficios son cuantiosos, tanto económicos como sociales.
La ley establece 16 semanas para la madre costeadas por el Estado y un permiso de lactancia que paga su empresa. Seis de esas semanas son obligatorias; las otras 10 se pueden compartir entre ambos progenitores. Hasta que entre en vigor la ley de 2009, los padres pueden disfrutar de 13 días de permiso no obligatorios.
"Al parecer sí que pueden pagar los viajes de los diputados a actos oficiales de los partidos", manifiesta sarcásticamente Carmen Díaz, del grupo de coordinación de Conciliación Real Ya a El Huffington Post. Esta plataforma ciudadana defiende un permiso de maternidad de seis meses y uno de paternidad de dos. En su opinión, los políticos no han tenido en cuenta los costes de la guardería o de una cuidadora y la dificultad a la que se enfrentan las familias cuando un bebé enferma.
BENEFICIOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Los expertos consultados coinciden en la necesidad de que el permiso sea intransferible porque observan que, en los países que no lo es, toda la baja suele recaer en la mujer incluso en los igualitarios países nórdicos, lo que tiene un efecto nocivo en su desarrollo profesional. Esa discriminación hacia la mujer por su condición de madre es la razón por la que la baja paternal debe ser también obligatoria, opina Antonio Sánchez, miembro de la coordinadora estatal de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige). Así, los permisos asociados a tener hijos no serán un estigma de la mujer.
La razón que da Rubén para no haber disfrutado los 13 días es que en su caso no se podía ausentar tanto tiempo del trabajo. Sin embargo, recuerda la situación de un compañero que tampoco pudo disfrutar de la baja por razones diferentes. "No tienes todo el beneplácito del jefe; no explícitamente, porque es la ley, pero sientes que puede haber repercusiones a futuro por agravio comparativo con otros compañeros, como si no te entregaras a la empresa", detalla. En su opinión, hay una "doble moral" en relación al permiso por paternidad. "Se ve con normalidad que se tenga el derecho al permiso y también que no se disfrute entero", explica.
La experiencia de José Carlos Santamaría es distinta. Trabaja en gestión de proyectos en una gran empresa de telecomunicaciones. Su convenio colectivo le aseguró el sueldo al completo durante los 13 días de baja que se tomó en 2011 tras el nacimiento de su hija Inés y los cinco que cogió después de los días transferibles. Estos últimos causaron "extrañeza" generalizada entre sus compañeros y alguno le llegó a preguntar "¿y tu mujer entonces qué hace?". Santamaría cree que, si las bajas de los padres fueran más amplias y se cogieran siempre, "se difuminaría la discriminación tácita de que las mujeres están menos disponibles para la empresa".
La portavoz de Conciliación Real Ya destaca entre las ventajas de equiparar los permisos de maternidad y paternidad que fomentaría la conciliación y la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos. "Con una tasa de natalidad tan baja como la que tiene España, no es descabellado que se impulsen medidas como esta", sostiene. En su opinión, también el bebé se beneficiaría de contar con la crianza de ambos progenitores y estaría mejor atendido. La principal ventaja económica que destacan los expertos es que España no perdería la formación y la fuerza de trabajo de las nuevas madres que salen del mercado laboral.
LOS ARGUMENTOS ECONÓMICOS SON UNA "EXCUSA"
Antonio Sánchez sostiene que el argumento económico para retrasar la ampliación del permiso es "una excusa". "Viene descontado de las nóminas de los trabajadores", explica este activista, también miembro de la Plataforma por los Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA). En su opinión, los retrasos constantes que ha sufrido la aplicación de la ley se deben a que el patriarcado tiene "miedo" de dejar al hombre al cuidado de los hijos porque puede suponer un cambio en su mentalidad. "Quieren seguir reproduciendo el sistema, que las mujeres se dediquen a la casa y los cuidados. El permiso por paternidad pone en duda la división de las tareas por sexo", considera.
"La excusa económica deja caer al final todo el coste en el ciudadano, sobre todo en la mujer, tanto a nivel laboral como personal", critica Díaz. La activista asegura que, aunque no duda que la crisis hace replantearse muchos gastos, el argumento de Mato no es creíble porque los beneficios económicos serían mayores que los costes, al potenciar la igualdad en el mercado laboral y no discriminar a la mitad de los trabajadores. Las plataformas que defienden el permiso para los padres presentaron un estudio económico de la viabilidad de la ampliación y un plan que reparte los gastos en ocho años. El coste, como detallan en el informe, es menor que lo que pierde Hacienda por los cónyuges dependientes.
Santamaría califica de "disparate" que los permisos sean transferibles. "No soy un experto en leyes pero debe ser el único derecho que no emana del sujeto sino que tiene que cedérselo otro", agrega. El gestor de proyectos cree que, si los permisos de hombres y mujeres se igualaran, tendría un "gran impacto" en la vida laboral y la empleabilidad femenina, pero no está en la agenda pública ni despierta gran interés social. "A muchos padres les asusta aparecer menos disponibles a la empresa, no quieren sufrir la discriminación que sufren las mujeres. Y últimamente hay una corriente que quiere hacer a la mujer 'muy madre' con lactancias prolongadas. Se pone mucho énfasis en la maternidad y se relega la figura del padre, como si no tuviéramos mucho que ver", sostiene.
Rubén considera que el permiso es necesario porque "no son tantos días, es un momento único y fantástico para disfrutar en familia" y porque "es un beneficio social, y cuantos más beneficios tenga el trabajador, mejor". Pero cree que España está "a años luz" de esa compatibilidad y admite que el argumento económico podría ser cierto, pero no por la Seguridad Social sino por las empresas. "Estamos en un momento económico en el que quizá las empresas no pueden prescindir de su fuerza productiva, no se pueden permitir perder trabajadores", admite.