Los obispos proponen acoger mejor a los divorciados y "delicadeza" ante los gays
Tímido (muy tímido) paso adelante de la Iglesia. Los participantes en el Sínodo de los obispos han pedido una mejor acogida hacia las personas divorciadas "sin debilitar por ello ni su fe ni su testimonio de la indisolubilidad del matrimonio, sino manifestando de ese modo la caridad". Asimismo sobre la atención pastoral a los homosexuales, han afirmado que deben ser acogidas "con respeto y delicadeza".
Así se ha puesto de manifiesto en el documento final del Sínodo de obispos votado este sábado por la tarde por 183 padres sinodales y aprobado por mayoría. Ese documento con las propuestas será entregado al papa Francisco, que será quien decida la postura oficial de la Iglesia con una exhortación apostólica. Pero eso no ocurrirá hasta 2016.
Con todo, los obispos dejan claro que consideran "inaceptable" que la Iglesia sufra presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen sus "ayudas financieras a los países del tercer mundo a la introducción de leyes que instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo".
Además, han hecho hincapié en que "no hay fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia".
El documento dedica un amplio espacio a exaltar "la belleza" de la familia tradicional y fiel, pero asegura que la Iglesia "como madre atenta" debe acompañar "con misericordia y paciencia" a las familias frágiles o heridas.
Sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar accedan a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, se ha informado de que varios padres sinodales han insistido "a favor de la disciplina actual" con base en la "relación constitutiva entre la participación en la Eucaristía y la comunión con la Iglesia y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble".
APERTURA "EN ALGUNAS SITUACIONES ESPECIALES"
Según el documento final, otros han abogado por una apertura no generalizada a la mesa eucarística, "en algunas situaciones especiales y bajo condiciones estrictas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y relacionados con obligaciones morales para con sus hijos que sufrirían injustamente".
Eso sí, los obispos han detallado que el acceso a los sacramentos debería estar precedido por un "camino penitencial bajo la responsabilidad del obispo de la diócesis", aunque se ha expresado la necesidad de profundizar en esta cuestión.
En el extenso informe final de 62 párrafos, se analizan las situaciones de los divorciados dividiendo sus situaciones entre los que se han vuelto a casar y los que no.
Ante situaciones de divorciados vueltos a casar, los obispos llaman a un "acompañamiento basado en el respeto" evitando un lenguaje o actitudes que les haga sentir discriminados, así como a la promoción de "su participación en la vida comunitaria" de la Iglesia.
Los obispos animan a las personas divorciadas pero no vueltas a casar a encontrar en la Eucaristía "la comida que les apoye en su situación". En este sentido, subrayan que las comunidades locales y los sacerdotes deben acompañar a estas personas "con preocupación, sobre todo cuando hay niños" de por medio.