'Lost', diez años después: el legado de 'Perdidos' a la televisión
Un hombre abre los ojos. Su pupila verde se dilata. Todo lo que ve es un bosque de bambú. El plano se abre, mostrando al hombre tendido sobre el suelo, magullado y vestido de traje. Pronto descubriremos que es uno de los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic Airlines, estrellado en una isla. Con ese pestañeo comenzaba la serie por la que la cadena estadounidense ABC apostaba para su prime time hace justo diez años, el 22 de septiembre de 2004: Perdidos (Lost), creada por J.J. Abrams y Damon Lindelof.
Este primer capítulo, que fue el más caro de la historia de la televisión en su momento, consiguió un gran dato de audiencia con 18,6 millones de espectadores en Estados Unidos. El éxito acompañó a este drama con tintes de ciencia ficción a lo largo de sus seis temporadas. En 2005 fue elegida como mejor drama en los Emmy y en 2006 ganó el Globo de Oro en la misma categoría. Una década más tarde del estreno de Perdidos, profesionales y académicos coinciden en que marcó un antes y después en la ficción televisiva, hasta tal punto que ha dejado huella en series posteriores, desde Juego de Tronos a El Barco.
LA SERIE DE LA COMPLEJIDAD
"Posiblemente es la serie de la primera década del milenio", afirma Iván Bort, doctor en Ciencias de la Comunicación y profesor de narrativa televisiva en CESAG. "Tuvo un seguimiento planetario único, que series anteriores como Expediente X o Twin Peaks no pudieron alcanzar porque no había capacidad industrial".
En este sentido, Concepción Cascajosa, profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III, explica que fue la primera en alcanzar un fuerte impacto global y que supo explotar las tramas con experiencias paralelas en internet. "No coincidió con la popularización de Twitter y ese elemento social no lo tuvo, pero fue de las primeras en generar una conversación online paralela".
"Perdidos abrió las puertas al atrevimiento y ninguna serie ha llegado a su listón, y eso que han pasado diez años", apunta Curro Royo, guionista en Cuéntame y vicepresidente del sindicato de guionistas ALMA. "No sólo rompió los géneros, sino los tiempos. Nunca con otra serie me ha pasado eso de pensar '¿Y ahora cómo va a seguir la historia?'. Sus guionistas fueron atrevidos, valientes y rompedores".
En el momento de su estreno, la televisión por cable llevaba la batuta con series como Los Soprano, House o Mujeres desesperadas, recuerda Cascajosa. "Con Perdidos se demostró que las cadenas generalistas eran capaces de hacer narrativas sofisticadas. En un principio se veía difícil su viabilidad, se pensaba que podía encajar mejor como miniserie, pero demostró que se podían establecer narrativas televisivas de este tipo con éxito".
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SALTOS EN EL TIEMPO
La habilidad de los creadores de Perdidos residió en tomar elementos narrativos que ya exisitían, meterlos en la coctelera y conseguir un mejunje que atrapó a la audiencia. "No es tanto que marcara un antes y un después por ser innovadora en todo, sino porque hizo suyas construcciones que existían anteriormente. No inventó nada, pero fue magistral en cómo usó estos ingredientes", sostiene Bort.
Uno de los elementos diferenciales de la serie fue el manejo de los distintos planos temporales. "Hicieron algo tan valiente como que la mitad de los contenidos eran flashbacks (saltos al pasado) que rompían el hilo narrativo —explica Royo—. Cualquier directivo de una cadena te diría que son antitelevisivos porque despistan al espectador".
Los flashback ya existían, pero nunca habían jugado un papel tan complejo, añade Bort. "Fue la que nos acostumbró a ellos, pero más innovador fue cuando nos enseñó un flashforward (salto hacia el futuro) haciéndonos creer que era el pasado. Eso era algo con lo que el cine había podido coquetear en películas como Memento, pero verlo en televisión nos descolocó a todos".
ENIGMAS POR DOQUIER
Hasta el momento los misterios y tramas de las series se resolvían a lo largo de los capítulos, pero Perdidos rompe con esto al dejar numerosos enigmas sin resolver —¿qué era la isla, qué significaban los números, quién era Jacob...?— , lo que generaba gran cantidad de teorías entre sus seguidores. "Entre el espectador y los guionistas hay un pacto tácito, un 'síguenos, que sabemos dónde vamos'. La biblia de la serie —documento que detalla todos los aspectos de una ficción antes de producirla— la redacta J.J. Abrams y ahí ya se dice que ellos no saben qué es la isla ni lo van a decir. Aún así, hilaron seis temporadas perfectamente escritas", opina Royo. "Con Lindelof, la serie es un constante salto hacia la nada. Es un efectista a corto plazo: te saco un oso polar y tal vez te puedo contar el origen". O no.
También dio una visión globalizada de la televisión, como apunta Cascajosa, con "un reparto multicultural y desarrollada en muchos sitios". Potenció también la narrativa de guiños, "como por ejemplo, a través de un libro que se pueda estar leyendo un personaje. Convirtieron el visionado en una especie de búsqueda del tesoro, algo que hoy cultivan muchas series".
ADIÓS A LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
Con Perdidos también cambiaron los títulos de crédito. Si antes las series comenzaban con una introducción musical y las caras y nombres de los actores, como en Friends, Lost optó por esto:
"Siempre les digo a mis alumnos que en esos ocho segundos del título sobre el fondo negro está la esencia de la serie", afirma Bort. "No podría haber tenido un opening tradicional, refleja la deriva, el no saber de dónde venimos, dónde vamos... Es una metáfora de lo que es la serie. Tras esto, hay dos tendencias, o la de minimizar los créditos o la de hacer supersecuencias, como en True Detective". Concepción Cascajosa difiere de esta teoría: "Tiene más que ver con que cada vez hay más anuncios y menos tiempo para los títulos de crédito, pero sí respondieron a esa necesidad de manera muy icónica".
SU HUELLA EN LAS SERIES DE AHORA
Producciones como Flashforward, Fringe o Jericho beben directamente de Perdidos por el manejo del tiempo o el misterio, pero su herencia llega hasta series de nuestros días. "Igual que en los años 90 todo era 'a lo Seven', muchas series llevaban el sello 'a lo Perdidos'. Es un gran referente, un producto que todo el mundo valida, y cuyo rebufo se sigue aprovechando, pero algún día se agotará", piensa Bort. "Hoy sus deudoras serían The Walking Dead o Juego de Tronos, que se atreven a muchas cosas y no conceden todo el poder al espectador. Pueden utilizar ciertas estrategias narrativas a las que no se atreverían si los espectadores no se hubieran acostumbrado con Perdidos".
Sus ecos han llegado hasta la pantalla española. "En España, lo poco que ha podido quedar es El Barco, aunque con una adaptación de manera limitada", apunta este investigador. Cascajosa coincide: "Hay huellas en El Barco (Antena 3), que incorpora lo sobrenatural o en Cuenta Atrás (Cuatro), con los juegos temporales, sin ser series para un público de culto. El Internado (Antena 3) o Los Protegidos (Antena 3) no tienen a Perdidos como referente, pero sí tienen algunos elementos".
"Aquí no se hacen este tipo de series porque los públicos son distintos, aquí lo que se emite en primetime tiene que gustar al niño, a los padres y al abuelo. En Estados Unidos, aunque sólo guste a un nicho de mercado, ya supone millones de personas", apunta Bort. "En España somos cada vez más arriesgados y algún día llegaremos a hacer una buena ciencia ficción", añade Royo, "pero ahora mismo con nuestro presupuesto es imposible".