Fernández Aguilà: "Hay desconocimiento entre catalanes y españoles, vivimos muy de espaldas"
Barcelona. 11 de septiembre de 2012. Un millón de personas llenó de esteladas las calles de la capital catalana con motivo de la Diada. A partir de ahí los principales dirigentes de la Generalitat empezaron a hablar de lo que querían “los catalanes”... Ricardo Fernández Aguilà sintió sorpresa, inquietud, preocupación, incluso tristeza.
Vio que nadie expresaba lo que él sentía. Y empezó a escribir sus impresiones. Nacido en la década de los cincuenta en Barcelona, criado en el barrio de Gràcia, profesor durante 40 años. Catalán y español. Sus anotaciones se convirtieron en un librito, sin pretensiones. El siguiente paso fue bajar a la copistería del barrio y enviar a conocidos y periodistas su pequeña obra.
Una de las copias llegó al periodista José Antonio Zarzalejos, que le dedicó una de sus columnas en La Vanguardia. Apareció un editor… y hoy aquella ráfagas de sentimientos llegan a las librerías: Un Fernandes entre banderas (Ediciones Península).
¿Quiénes son los Fernandes?
Es una metáfora, una manera de nombrar una actitud que comparte mucha gente que se llama Fernández, Pérez y Martínez y gente que tiene un apellido de raíz catalana. Se suelen pronunciar con ese final esos apellidos en Cataluña.
Lo he utilizado para referirme a las personas que tenemos raíces históricas con lugares de España pero que somos también catalanes, hemos nacido aquí. Y más allá de eso, para personas que aunque hayan nacido aquí y su familia es de aquí, tengan tendencia a ver las cosas de una manera dual. Es decir, a sentirse de aquí y allá, tener con el mismo afecto dos lenguas y querer vivir tranquilamente la condición de español y catalán.
¿Cuántos hay en Cataluña?
Más de los que se tienen en cuenta. Las personas que tenemos la ilusión y la esperanza de que se supere la tensión y sigamos viviendo, con reformas, juntos y mejor, estamos infravalorados en el mapa mediático. No se nos tiene muy en cuenta, pero estamos y se notará.
¿Cómo vive lo que está pasando en Cataluña?
Lo primero, con la sorpresa de que en dos años se haya producido un aumento súbito de personas independentistas. Es un hecho. Y, después, preocupación porque vivimos en un clima de tensión y parece que eso sea lo normal. No puede ser.
Además, con preocupación porque se está dando la idea, sobre todo en Cataluña, de que un proceso de ruptura es algo sencillo, una cosa de ir a votar un día. Es evidente que no es así, es de gran envergadura, es una cosa prácticamente irreversible al menos durante generaciones.
En el libro dice que los Fernandes se sienten “tristes” en este momento. ¿Hay tristeza en Cataluña?
Sí. Hay ilusión para los que quieren este proyecto soberanista y hay quien habla de que pasará el 10 de noviembre con un Estado propio. Luego están quienes lo viven con mucha preocupación y, además, los que lo viven con tristeza. En mi caso, al menos, es triste porque para que exista este proceso político hace falta crear una tensión entre comunidades y personas y hacer ver que todo lo que tenga que ver con España es ajeno.
Todo cambió a partir de la Diada de 2012…
Ese día se planteó a los catalanes que no había más salida que la creación de un Estado propio. De pronto se lanzó la idea de que había acabado una época y la asumió un millón de personas en activo. Fue un cambio en el mapa mental y en la imagen de Cataluña. ¡Ojo! Fueron un millón y pico de personas, a partir de ahí se ha tendido a hablar como si fuéramos todos los catalanes. En ese momento dije ‘estoy cansado de que hablen en mi nombre’.
Apuesta por que todos los Fernandes “espabilen” y alcen la voz. ¿Por qué ahora?
Hay gente que desea que haya un reajuste, una reforma de tipo político para continuar juntos y que desde hace tiempo actúa activamente. Pero es minoritaria. Hemos tenido un punto de pasividad porque no nos acabábamos de creer que iba a crecer tanto y tanto.
Entre la tensión del independentismo y la cerrazón del actual Gobierno, las personas que planteamos otra cosa no parece que estemos muy invitadas al banquete. No se nos hace fácil el camino. Los mensajes de quienes pensamos en el entendimiento son más complejos, necesitan más que una frase o un eslogan para llegar a la gente.
¿En qué hemos fallado para llegar al “peor momento de la relación entre Cataluña y España en los últimos 35 años”?
Por un lado ha empezado un movimiento independentista basado en contenidos de propaganda con mucho respaldo mediático. Ha cogido a mucha gente en un momento de enfado y de crisis. Luego, el Gobierno español ha fallado, le ha faltado proximidad, cercanía con Cataluña y tener más cintura para negociar las cosas.
Y la gente que no estábamos ni por una línea ni por otra han sido algunos activos, pero otros no. No tenemos nada que nos visualice, ni una camiseta ni una bandera. Cuesta mucho formular eslóganes y no acabamos de tener líderes. Hay gente muy interesante que dice cosas en esta línea de entendimiento, pero no acabo de ver líderes claros.
¿Qué propone para solventar la actual situación?
Habría que entrar en otra época que no fuera la tensión que parece que no va a llevar a ningún lado e inaugurar una de solucionar los problemas concretos y buscar un tiempo de negociación.
Pero no basta con la política. Hay un aspecto que se ha descuidado: enriquecer y mejorar la convivencia y el conocimiento mutuo entre las comunidades de España y los ciudadanos. Saber más quiénes somos unos y otros, comunicarnos más, liquidar tópicos. Hemos de subir el nivel de cordialidad y afecto. Hay mucho desconocimiento y vivimos muy de espaldas.
Y están los tópicos falsos, ¿con cuáles le hierve la sangre?
El tópico que sirvió de eslogan político, el ‘España nos roba’, es una de las ideas pésimas que hay porque España no es solo el Ministerio de Hacienda, sino la gente. El otro tópico que habría que liquidar es el de ‘si vas a Cataluña, solo te hablan en catalán’. Esto no es así en general.
¿Cree que habrá consulta?
Eso es hacer profecías. Y yo veo que aquí el más listo se equivoca cada semana. Todo lo que va pasando parece que no esté previsto. Si se ponen las urnas de una manera ilegal, muchos catalanes no vamos a ir a votar. Habría mucha abstención.
¿Las pondrán igualmente para crear agitación? ¿Verán que se quema un cartucho? Da la impresión de que esto va a quedar aplazado, pero no tengo más información.
¿Cuál sería el lema de convivencia de un Fernandes?
Para seguir juntos hemos de conocernos mejor y comunicarnos más.