Dos tercios del dinero que mueve el trabajo forzoso proceden de la explotación sexual
Dos tercios del dinero que genera el trabajo forzoso proceden de la explotación sexual comercial. Así lo expone un informe publicado este martes por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que concluye que de los 150.000 millones de dólares (110.000 millones de euros) que genera el trabajo forzoso, 99.000 millones de dólares (72.300 millones de euros) vienen de este tipo de explotación y el resto de las prácticas forzosas con fines económicos, que abarcan el trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades.
El documento, que se basa en datos y no en estimaciones, muestra por primera vez la correlación entre pobreza y trabajo forzoso -que afecta a 21 millones de personas, de las cuáles 4.500 millones (un 22%) sufren explotación sexual-. Además, el estudio añade que alrededor de 55% de las víctimas son mujeres y niñas y asegura que el 44% de las víctimas migraron dentro o fuera de las fronteras internacionales antes de ser sometidas al trabajo forzoso.
Las nuevas cifras se basan en los datos de la OIT publicados en 2012, que estimaban que el número de víctimas del trabajo forzoso, de la trata y de la esclavitud moderna en 21 millones, de los que alrededor de un 26% son menores de 18 años. La gran mayoría de ellas (el 90%) se da en la economía privada, en contraposición a la explotación ejercida por el Estado (trabajo carcelario no regulado, reclutamiento forzoso de niños en el Ejército, etc).
CASI 6.000 MILLONES DE EUROS DE AHORRO
El documento considera, asimismo, que los hogares privados que emplean a trabajadores domésticos en condiciones de trabajo forzoso ahorran alrededor de 8.000 millones de dólares (casi 6.000 millones de euros) anuales al no pagar los salarios o retribuir menos de lo que deben a sus trabajadores. Señala también que los empleados domésticos en situaciones de trabajo forzoso reciben de media un 40% del salario que les corresponde.
Asia y el Océano Pacífico es la zona donde se concentra con creces el mayor número de trabajadores forzosos, unos 12 millones (56%) del total general, mientras que los países de Europa Central, Sudoriental y Oriental (sin incluir la UE) y la Comunidad de Estados Independientes (CEI) tienen la mayor tasa de prevalencia con 4,2 víctimas por cada 1.000 habitantes.