¿Por qué está costando tanto a las fuerzas de seguridad nigerianas encontrar a las niñas?
El pasado 14 de abril, un grupo de militantes extremistas se adentró en el remoto bosque nigeriano de Sambisa. Con ellos se llevaron a 270 chicas jóvenes, estudiantes de una escuela de secundaria de la ciudad de Chibok que habían ido al colegio para realizar un examen final cuando los hombres armados las obligaron a subir en sus camiones.
Casi un mes más tarde, la mayoría de las chicas sigue en cautividad. El infame líder de Boko Haram, Abubaker Shekau, ha reivindicado su responsabilidad en los secuestros y ha amenazado con vender a las niñas en el mercado.
Aunque el ejército y la policía nigerianos están buscando a las estudiantes, su ubicación exacta no queda clara, lo cual nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Por qué resulta tan difícil para las fuerzas de seguridad encontrar a las niñas secuestradas?
En un informe publicado por Amnistía Internacional (AI) el pasado viernes se detalla cómo los altos cargos militares de la región en la que se encuentra la escuela conocían las intenciones de Boko Haram de llevar a cabo un ataque inminente y, sin embargo, no actuaron.
Según Amnistía Internacional, los comandos militares de las ciudades de Damboa y Maidiguri recibieron continuos avisos de las autoridades locales y de las fuerzas de seguridad sobre el inminente ataque de Chibok, pero no enviaron ninguna tropa para reforzar a los 17 componentes del ejército y la policía que permanecen en la pequeña ciudad.
Un alto cargo del ejército nigeriano contó a AI que el jefe había sido incapaz de organizar los refuerzos debido a una falta de equipamiento y al miedo de los soldados a enfrentarse a grupos armados. “Hay mucha frustración, agotamiento y cansancio entre los oficiales [y las tropas] situados en los puntos calientes… Muchos soldados temen ir a los frentes de batalla”, explicaba el oficial.
Los soldados nigerianos entrevistados por Reuters se hicieron eco de dichas frustraciones, quejándose de la mala calidad de la comidas, de las condiciones en las que duermen, de los conflictos a los que tienen que hacer frente incluso en vacaciones, y del miedo constante a los ataques de Boko Haram. “El ejército militar nigeriano solo es una sombra de lo que una vez fue”, contó al servicio de noticias James Hall, un coronel retirado y antiguo agregado militar del ejército británico en Nigeria. “Todo se ha ido al traste”.
Pero, ¿cómo puede un ejército militar antes considerado como uno de los más fuertes en África llegar a este punto de aparente agotamiento?
Como explica Michael Pizzi en Al-Yazira, el impresionante número de golpes militares ha provocado una gran desconfianza entre el gobierno y el ejército, haciendo que las autoridades reduzcan de forma significativa el tamaño del ejército militar en los últimos 15 años. Aunque siguen teniendo un presupuesto considerable, Nigeria tiene en la actualidad la menor proporción de personal militar en relación con su población del mundo.
Las tropas que prestan servicio no estaban preparadas para la campaña de Boko Haram, apunta el International Crisis Group. En principio, las fuerzas de seguridad nigerianas habían sido entrenadas para proteger al jefe de Estado y a las instituciones del país, más que para luchar contra los insurgentes en rincones remotos de la nación.
Aunque el gobierno ha empezado a poner más énfasis en la guerrilla urbana, en el entrenamiento frente al terrorismo y contra los rebeldes y en la distribución de un equipamiento más apropiado para las tropas, las agencias de seguridad siguen sin estar preparadas para hacer frente a los retos actuales.
Reuters señala que los militares parecen ser conscientes de esta incongruencia. Cuando los extremistas de Boko Haram atacaron la ciudad de Gamboru Ngala el 7 de mayo, por ejemplo, un jet militar sobrevoló el mercado pero no pudo evitar el ataque; los insurgentes sabían que el piloto nunca bombardearía un área tan densamente poblada. 300 personas fueron asesinadas en el asalto en la ciudad fronteriza.
Además de la falta de entrenamiento adecuado, los analistas dicen que aunque el presupuesto militar de Nigeria es enorme, muchos de los recursos nunca llegan a las tropas, y en su lugar llenan los bolsillos de los oficiales del gobierno, altos cargos y hombres de negocios. Parece que los soldados carecen de entrenamiento suficiente para el equipamiento que tienen, y el mantenimiento deficiente de las armas reduce su efectividad. “En los últimos tres años, la defensa se ha llevado la mayor parte del presupuesto, pero los resultados brillan por su ausencia”, contaba Abubakar Umar Kari, ponente de la Universidad de Abuya, al periódico internacional The Christian Science Monitor.
Últimamente, Nigeria no solo ha sido criticada por su falta de acción militar frente a Boko Haram; otras de las operaciones contra el terrorismo que las fuerzas de seguridad han llevado a cabo también han provocado las mismas condenas. A pesar de que el presidente nigeriano Goodluck Jonathan dio más poder a los militares en su lucha contra los insurgentes al declarar el estado de emergencia en los estados nororientales de Borno, Yobe y Adamawa, los gobiernos extranjeros y las organizaciones internacionales han acusado a las tropas de un uso indiscriminado de la fuerza y de asesinatos extrajudiciales.
Amnistía Internacional informó de que las fuerzas de seguridad masacraron a 622 personas como respuesta al ataque de Boko Haram en marzo de 2014. Después de que un grupo de insurgentes de Boko Haram atacara los cuarteles de Giwa en la ciudad de Maiduguri, liberando a prisioneros que eran sospechosos de pertenecer a Boko Haram, las tropas presuntamente mataron a cientos de detenidos desarmados.
Las acusaciones de asesinatos indiscriminados han llevado a algunos ejércitos occidentales a suprimir su apoyo y entrenamiento. El Secretario de Estado estadounidense John Kerry dijo en marzo de 2013 que su país estaba “profundamente preocupado por las sospechas creíbles de que las fuerzas de seguridad nigerianas están cometiendo graves violaciones de los derechos humanos, lo cual solo consigue aumentar la violencia y avivar el extremismo”.
Como apunta Teju Cole, un año más tarde, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha dado marcha atrás en su posición.
“El secuestro de cientos de niñas por parte de Boko Haram es un delito desproporcionado”, decía Kerry en un discurso en mayo en la capital etíope Adis Abeba. “Haremos todo lo posible por apoyar al gobierno nigeriano para que las niñas puedan volver a casa y para que los culpables sean llevados ante la justicia. Es nuestra responsabilidad y la responsabilidad del mundo”.
Traducción de Marina Velasco Serrano