A la Tierra le sale un hermano gemelo

A la Tierra le sale un hermano gemelo

NASA Ames/SETI Institute/JPL-CalTech

A 490 años luz hay un planeta muy parecido a la Tierra. Tiene casi el mismo tamaño y se encuentra ubicado a una distancia de su estrella que permitiría la existencia de agua en estado líquido. Los investigadores de la NASA y el Instituto SETI que lo han descubierto lo han llamado Kepler-186f, y es tan similar al nuestro que se convierte en el principal candidato para albergar vida.

La NASA envió al espacio al telescopio espacial Kepler en 2009 con la misión de buscar planetas fuera del Sistema Solar. Desde entonces, ha descubierto casi 1.000 confirmados. Sumados a los localizados por otros telescopios, tanto en el espacio como aquí abajo, hay unos 1.800 censados. Pero ninguno es como Kepler-186f.

Solo una veintena de los planetas localizados hasta ahora se encuentra en lo que los científicos llaman zona habitable. Es el área en la que la radiación de su sol permitiría la existencia de agua en estado líquido. En el caso del Sistema Solar, sólo la Tierra y Marte se encuentran a la distancia óptima. Ésta es variable, depende fundamentalmente de la intensidad de la radiación de la estrella alrededor de la que orbitan. Si están muy cerca, serían demasiado calientes, si están lejos, serían planetas helados.

Pero los 20 descubiertos en zonas habitables son mucho más grandes que la Tierra. Aunque se desconoce su verdadera estructura y composición, todo indica que serían una especie de Saturno o Júpiter, gigantes con una capa exterior gaseosa formada por helio e hidrógeno. Sin embargo, tal como revelan en Science, Kepler-186f es casi idéntico al planeta azul.

“Este es definitivamente el primer planeta como la Tierra encontrado en la zona habitable alrededor de otra estrella”, dice la investigadora Elisa Quintana, del Instituto SETI del Centro de Investigación Ames de la NASA. Según sus cálculos, Kepler-186f tendría un radio sólo un 10% mayor de los 6.378 kilómetros que tiene la Tierra en el ecuador.

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Comparación del sistema Kepler-186 y el Sistema Solar. En verde, sus respectivas zonas habitables.

Para saber su tamaño a tanta distancia, los científicos aprovechan el mismo sistema que usan para localizar un exoplaneta. Con el método del tránsito, cuando un planeta pasa por delante de su estrella (desde el punto de vista del observador), produce una ligerísima variación en el brillo de la estrella, de unas pequeñas partes por millón. Si esta reducción de la intensidad de la luz es periódica, el telescopio Kepler sabrá que ha detectado un planeta.

Las características de este tránsito también permiten calcular la distancia que hay entre la estrella y el planeta. Kepler-186f se encuentra mucho más cerca de su estrella, Kepler-186, que la Tierra del Sol. Pero su astro es una estrella enana roja de tipo M, con un diámetro y masa menores que el Sol. Así que es una estrella relativamente fría y con una zona habitable más estrecha. Y es ahí donde se ubica Kepler-86f.

Pero la fotometría que usa el telescopio Kepler por sí sola no permite saber otros detalles del planeta ahora descubierto, como es el de su masa. Sin embargo, "los modelos teóricos de cómo se forman los planetas sugieren que aquellos con diámetros inferiores a 1,5 veces el de la Tierra es improbable que sean envueltos en atmósferas de hidrógeno y helio, el destino que han tenido los gigantes gaseosos de nuestro propio Sistema Solar”, explica Thomas Barclay, miembro de la misión Kepler. “Por eso, Kepler-186f es probablemente un mundo rocoso y, en ese sentido, similar a Venus, la Tierra y Marte”, añade.

Todos estos datos hacen de Kepler-186f el mejor candidato para disponer de agua líquida en su superficie. Aunque ya se habló de otros hermanos gemelos de la Tierra, ninguno es tan gemelo como éste. En 2007 se descubría Gliese 581d orbitando la estrella Gliese 581, a sólo 20 años luz de la Tierra. Aunque se encuentran dentro de la zona habitable, su masa casi 7 veces la de la Tierra apunta a que sea un gigante gaseoso como Júpiter. Más recientemente, en 2011, se localizaba a Kepler-22b. Pero también es grande, con 2,4 veces el radio de la Tierra.

"Lo que hemos aprendido desde hace unos pocos años es que sucede una marcada transición alrededor del radio de 1,5 veces la Tierra”, comenta el astrónomo de la Universidad de San Francisco y coautor del hallazgo, Stephen Kane. “Lo que sucedes es que, entre un radio de 1,5 y 2 veces el terrestre, el planeta alcanza la masa suficiente para que comience a acumular una fina atmósfera de hidrógeno y helio, lo que le haría parecerse mucho más a los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar que a algo que pudiéramos considerar terrestre”, añade.

El Instituto SETI lleva décadas buscando señales de vida inteligente en el espacio, además de la humana. Desde 2012, su nueva red de telescopios estaba observando los planetas que va detectando la misión Kepler. Ahora, repetirá el rastreo centrándose en Kepler-186f.