El tortuoso camino hacia el final de ETA (VÍDEOS)
Un sí, pero no. Esa ha sido la posición de ETA en los últimos meses respecto a su final. Un tiempo en el que el Gobierno se ha enrocado en su postura de no conceder la más mínima atención a los comunicados que la banda ha ido haciendo públicos sin la fanfarria de antaño. De hecho, lo que ha provocado la mayor reacción del Ejecutivo, lo que más le ha escocido, no ha sido un movimiento de la propia ETA, sino la decisión del tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que, el pasado octubre, tumbó la 'doctrina Parot'.
Este viernes puede convertirse en un día clave en ese tortuoso y sanguinario camino hacia el final de la violencia cuando, a las 14:00 horas, seis verificadores internacionales ofrezcan el que se espera sea el primer gesto dirigido al desarme de ETA. Los más optimistas esperan que se concrete una entrega efectiva de armas; los más pesimistas —como el ministro del Interior, Jorge Fernandez Díaz, auguran que será un acto más de la "teatralización" de la banda terrorista.
El inicio de esta historia, cuyo final aún se desconoce, arrancó el 20 de octubre de 2011. "El fin del terror"; "Agur, ETA"; "¡Por fin!"; "Se acabó ETA"; "ETA claudica". Son algunos de los titulares de los principales periódicos de aquella fecha, cuando la banda terrorista ETA dio un paso histórico al anunciar el "cese definitivo" de su "actividad armada" tras casi medio siglo de actividad terrorista y 865 asesinados.
En su comunicado, la banda aseguraba que en "Euskal Herria se está abriendo un nuevo tiempo político" y emplazaba a España y Francia a abrir un "proceso de diálogo directo." Dos años y cuatro meses después, se ha evidenciado que ese proceso es largo y tortuoso, aunque la propia banda parece haber asumido que no tiene vuelta atrás.
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El entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el que en aquellos días era líder de la oposición, Mariano Rajoy, manifestaron su satisfacción por el anuncio de los terroristas, pero insistieron en un mensaje que los principales partidos han repetido constantemente hasta ahora: la "tranquilidad" no vendrá hasta la "disolución total de ETA."
De hecho, Rajoy subrayó en enero de 2012, ya como jefe del Ejecutivo, que lo que la banda tenía que hacer era dar "el paso definitivo" y disolverse. "Mientras ETA siga existiendo, es una organización terrorista y sus miembros son miembros de una organización terrorista", avisó.
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Ese mensaje, apoyado unánimemente por las principales fuerzas políticas, ha sido la respuesta del Gobierno a cada comunicado de ETA o de sus presos, aunque pocos días después de las palabras de Rajoy la Comisión Internacional de Verificación constató que ETA "no tiene intención alguna" de "cometer u organizar actos de terrorismo o violencia en el futuro" y que las declaraciones de alto el fuego y fin de la violencia "forman parte de un proceso irreversible".
El mensaje de los principales partidos (o la disolución o nada) ha permanecido intacto desde aquel 20 de octubre, pero muchas otras cosas han cambiado. El colectivo de presos de ETA ha dado pasos importantes. El primero llegó en junio de 2012, cuando se declaró "consciente del múltiple dolor generado" por la violencia, aunque consideró que "algunos utilizan el 'tema de las víctimas' para eternizar el conflicto".
Más significativo fue el histórico comunicado de los presos del 28 de diciembre de 2013, cuando admitieron "el daño causado" y renunciaron "al método utilizado en el pasado." Afirmaron, asimismo, que "a partir de ahora" utilizarán "vías y métodos políticos y democráticos".
En este tiempo, la izquierda abertzale ha ido ganando fuerza política. El 20 de junio de 2012 el Tribunal Constitucional legalizaba Sortu al reconocer su derecho a ser inscrito en el Registro de Partidos Políticos, y declaraba nulo el auto del Tribunal Supremo que declaró ilegal la formación por considerarla heredera de Batasuna.
Además, la coalición política EH Bildu, cuya fundación fue acordada por Eusko Alkartasuna (EA), Aralar, Alternatiba y Sortu, se convirtió en la segunda fuerza política del País Vasco en las elecciones autonómicas de octubre de 2012. El partido, encabezado por Laura Mintegi, logró 21 escaños, seis menos que el PNV y cinco más del PSOE.
TIRA Y AFLOJA
A partir de ahí, sin embargo, se sucedieron comunicados de ETA mucho menos explícitos que el de octubre de 2011. Por ejemplo, en marzo de 2013 denunciaba la actitud del Gobierno de España y auguraba "consecuencias negativas" a la decisión de "deshacer el espacio de diálogo y negociación".
La banda respondía así después de que meses antes, en otro comunicado, ofreciese a España y Francia una negociación sobre los presos y huidos de la banda, el desarme y disolución de la organización y la "desmilitarización" de Euskadi con la "adecuación" de las fuerzas armadas. Interior aseguró entonces que no había nada que negociar y que solo esperaban un comunicado, el de la disolución de la banda.
ETA dio la réplica en un comunicado emitido en septiembre de 2013: "No podemos aceptar que tengamos que renegar de nuestra trayectoria de lucha y asumir el relato de los opresores''.
Mientras, desde Interior se ha subrayado en varias ocasiones que ETA ha perdido casi toda su capacidad operativa, reducida a menos de 20 miembros y cada vez más cerca de quedar reducida a simples siglas. El ministro Jorge Fernández Díaz aseguró que las detenciones de varios miembros dejan a la banda muy tocada, "prácticamente hundida".
LA DOCTRINA PAROT
Los pasos en los últimos meses se han acelerado desde que Estrasburgo tumbó definitivamente la 'doctrina Parot', que permitió que decenas de presos de ETA fueran puestos en libertad.
En cualquier caso, Interior mantuvo su posición de no acercar presos al País Vasco mientras no rechacen la violencia, no reconozcan el daño causado y no asuman responsabilidades económicas. Además lamentó que “ETA desaprovechara la oportunidad de disolverse" tras la derogación de la doctrina Parot. "Si ETA se disuelve, la ley penitenciaria podrá aplicarse de otra manera porque habrán desaparecido las causas que la generaron”, avisó el Ministerio.
A partir de ese momento, los rumores sobre un posible desarme de la banda han sido constantes e incluso la agencia EFE, citando a fuentes conocedoras del proceso, aseguró que la banda terrorista preveía difundir un comunicado antes de Navidad. Pero finalmente no ocurrió nada.
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ETA sí emitió un comunicado hace dos semanas en el que anunciaba "aportaciones significativas" al proceso de paz "sin tardar". Pero lejos de anunciar su desarme se preguntaba: "¿Para cuándo el desarme de los Estados español y francés?"
EL CAMBIO DEL PNV
El comunicado de los presos de ETA admitiendo "el daño causado" sí tuvo efectos. Cerca de 100.000 personas se manifestaron este mes de enero en Bilbao bajo el lema 'Derechos Humanos, Acuerdo y Paz-Giza Eskubideak Konponbidea, Bakea' en la manifestación a favor de los presos de ETA. Esa marcha estuvo convocada, entre otros partidos, por el PNV y Sortu.
El PNV argumentó que su gesto, inédito hasta entonces, era importante para la consolidación del proceso de paz", ya que, ante la "situación de bloqueo", se precisaba de un "alto en el camino". "No es una manifestación fácil para mucha gente del PNV, aunque hay un ejercicio de responsabilidad que realizar", señaló el portavoz parlamentario del partido, Joseba Egibar.
Ese apoyo del PNV no gustó en absoluto a PP y PSOE, que acusaron a los nacionalistas vascos de ser "palmero" de Sortu. El Gobierno, por su parte, no varió su estrategia y aseguró que no cambiaría su política penitenciaria, una de las principales aspiraciones de ETA.
En cambio, este febrero Rajoy sí ofreció al lehendakari, Íñigo Urkullu, un acuerdo entre sus Gobiernos y el PSOE para gestionar el fin de ETA. Por su parte, Urkullu planteó al jefe del Ejecutivo "un plan completo de paz y convivencia", que incluía el desarme de ETA, el reconocimiento del daño causado, la reparación de las víctimas, la flexibilización de la política penitenciaria y la necesidad de consensos entre las cuatro grandes fuerzas vascas.
Movimientos que sólo buscan una cosa: que se acabe la pesadilla etarra de una vez por todas.