Juliette Binoche es la escultora maldita Camille Claudel (VÍDEO)
No solo por su fotogenia es Juliette Binoche una de las grandes damas del cine europeo. La actriz francesa es de las que entiende el arte de la interpretación desde las entrañas y no desde el cerebro. Se pone tan intensa que le ha llevado al extremo en varias ocasiones, hasta el punto de arriesgar su vida. "Es una profesión peligrosa", asegura durante su presencia en el Festival de Cine de Lisboa y Estoril. Uno de sus papeles más extremos es el de Camille Claudel 1915, que desde hoy se puede ver en las salas españolas.
En esta película de Bruno Dumont interpreta a la escultora maldita, amante de Auguste Rodin y mujer que desafió normas sociales hasta que terminó internada en un asilo de enfermos mentales sin diagnóstico médico. La Binoche reproduce solo tres días de infierno de los más de treinta años que la inconveniente Camille Claudel pasó encerrada en el centro. Es un nuevo tour de force para una actriz que abrazó su profesión para combatir la soledad que le quedó impregnada bajo la piel en su infancia.
El divorcio de sus padres hizo que a los tres años tuviera que vivir en un internado durante un tiempo. "Quería actuar desde entonces a pesar de lo pequeña que era -recuerda-, más que por vocación mística por combatir la soledad que sentía". A los quince ya se había independizado del hogar familiar para vivir en París con su hermana. "Es cuando el mundo empezó para mí. Quería trabajar en teatro, no pensaba en el cine", dice ahora la actriz, musa en la gran pantalla de Krzysztof Kieslowski, Michael Haneke y Anthony Minghella y ganadora de un Oscar por su trabajo en El Paciente Inglés.
La pintura también había sido una opción de vida en su juventud, pero estar sola en un estudio "no iba a calmar esa necesidad de estar con otros" que ha sentido siempre. Actuar le permite, además, establecer un juego de seducción con el director con el que trabaja. "La relación entre director y actriz tiene que ser circular y no piramidal. Aunque no haya sexo, se establece una dinámica totalmente sexual. Ha de ser pura seducción sin necesidad de acabar en la cama", argumenta la francesa, que en breve rodará a las órdenes de Isabel Coixet en Noruega.
Aunque defiende el tópico de que los actores son gente tímida -"es difícil no serlo cuando uno se desnuda tanto"- cree que actuar ha de ser algo visceral. De hecho bucea tanto en sus personajes que asegura no identificar como experiencia propia lo que luego ve en sus películas, como si hubiera pasado por un proceso de hipnosis. Recuerda haberse partido la mano en uno de sus ejercicios de improvisación "tú entras en el papel y solo dejas de actuar cuando alguien te para", comenta.