Recortes en educación en el mundo rural: "Cerrar una escuela equivale a cerrar un pueblo"
La hija de Mónica Pueyo, de 14 años, sufre todos los días una pequeña odisea para ir al colegio. Vive en Anies, un pueblo de Huesca de 150 habitantes que no tiene escuela ni transporte escolar con el que ir al centro más cercano. Los recortes de este curso se lo ha llevado por delante. Así que algún familiar o vecino le tiene que llevar todas las mañanas a una localidad a 7 kilómetros. Allí por fin coge el autobús que le deja en un colegio de la capital.
Los recortes en educación están golpeando con fuerza al mundo rural. El Informe 2012 sobre el Estado del Sistema Educativo señala que en España hay 54.255 alumnos en escuelas rurales, muy lejos de los 91.800 que había antes de la recesión. Cada curso se cierran más colegios de los pueblos y los afectados señalan que es el golpe de gracia para el malherido mundo rural. "Es la pescadilla que se muerde la cola: hay despoblación, así que cierran escuelas, así que hay más despoblación", dicen.
Algunos ejemplos: sólo el curso pasado se cerraron más de 60 escuelas rurales en Castilla-La Mancha, cinco en Aragón y cuatro en Cataluña. En los dos últimos cursos, Galicia ha perdido 44 centros. Los recortes también han provocado que muchas poblaciones se queden sin transporte escolar, por lo que algunas familias tienen que hacer "casi malabarismos" para llevar a los niños al colegio.
"No podemos dejar de trabajar para llevar a los niños a clase y si no les llevamos hasta el autobús no pueden ir al colegio", se lamenta Mónica Pueyo, quien está segura de que algún día su hija no va a poder ir a la escuela. "Sería surrealista, pero quizá Educación nos denuncie entonces", avisa.
Explica que el año pasado un autobús entraba en Anies para recoger a los dos niños del pueblo, pero que este las tijeras de la administración lo han eliminado. "Cada día les llevamos una persona a la parada del bus y, si no podemos, llamamos a los abuelos, a los tíos, a los primos..."
La Administración asegura que están trabajando para solucionar el problema, pero mes y medio después del inicio del curso las familias continúan sin respuestas. "La vida en los pueblos la van a rematar. El transporte era lo único que nos retenía de irnos a los ciudad. Ahora..."
"DISCRIMINACIÓN POSITIVA"
Las plataformas de defensa del mundo rural insisten en que no se pueden utilizar los mismos baremos para la ciudad que para los pueblos. Por eso, piden una "discriminación positiva" aunque haya pocos niños en el centro.
"Se está rompiendo la igualdad de oportunidades desde el momento en que un niño de un pueblo tiene muchas más dificultades para ir a clase que uno de la ciudad", explica Juan Manuel Polentinos, director gerente de la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder), que asegura que cerrar una escuela equivale a "cerrar un pueblo".
Mari Mar Martín, miembro de la Plataforma Rural, señala, además, que los recortes afectan muy negativamente a los universitarios de los pueblos. "No sólo es que suban las tasas, es que nosotros además de eso tenemos que pagar comida, piso en la ciudad, viajes...Se está hundiendo en la miseria a los pueblos."
Con todo, Javier Pérez, presidente de la Asociación contra la despoblación rural, no culpa de la situación únicamente al Gobierno y a las Comunidades. "Cada uno de nosotros debemos ayudar a los pueblos y no lo hacemos. Si alguien quiere colaborar, que haga turismo rural en vez de ir a la playa; que cuando vaya a un pueblo compre en las tiendas de allí y no en la ciudad; hay que ayudar al que quiera irse a vivir al pueblo y no poner zancadillas", explica.
¿PEOR CALIDAD DE LA ENSEÑANZA?
Castilla-La Mancha es la comunidad que más escuelas rurales ha cerrado en los últimos años, pero la presidenta de la comunidad, María Dolores de Cospedal, asegura que la razón no son los recortes. Afirma que la eliminación de esos centros de debe a que la educación que recibían los alumnos "no era la óptima" y que la tasa de fracaso escolar doblaba al resto.
"Cuando a veces se comparte la enseñanza que da uno o dos profesores con niños de distintas edades y distintos cursos, no se puede dedicar la misma atención al programa que tiene que llevar cada niño", asegura Cospedal.
José Luis Murillo, que lleva 29 años dedicado a la enseñanza rural, niega la mayor. Está convencido de que para los niños es positivo estar en clase con alumnos de otras edades y la enseñanza puede ser más personalizada: "Es una de las grandes ventajas de las escuelas rurales pequeñas. Hay experiencias muy interesantes que demuestran que desciende el nivel de agresividad entre el alumnado, que aumenta la motivación por aprender, que valores como cuidarse, compartir, colaborar, respetarse... están ahí presentes".
Murillo insiste en que hasta la llegada de internet la escuela era la única institución cultural que había en los pueblos y aún sigue siéndolo en muchos de ellos donde no hay ni biblioteca, ni teatro ni cine. "Con la escuela se garantiza que en ese pueblo y en sus alrededores se garantice el derecho humano a la educación para quienes allí viven y se dote de servicios al territorio", resalta.
"La desaparición de servicios es una grieta por donde se va escapando la vida de los pueblos, pero que va unido a la falta de presente y de futuro (trabajo, prosperidad, ilusiones...). Cuando uno de los dos elementos (servicios-desarrollo) falla el otro acaba por desaparecer".