Las sentencias por delitos de corrupción crecen un 151% en los últimos tres años
Las sentencias por delitos relacionados con la corrupción (cohecho, malversación, prevaricación administrativa, tráfico de influencias o fraudes comunitarios) se han incrementado un 151% en los últimos tres años, según revela la Memoria de la Fiscalía General del Estado correspondiente al año 2012.
En el último trienio la incoación de causas por este tipo de delitos creció en un 17% con una clara preponderancia de la prevaricación administrativa, que supuso un 23% del total de delitos relativos a la corrupción que se iniciaron durante todo el año pasado.
En todo caso, los máximos históricos de corrupción en la presentación de escritos del Ministerio Fiscal se registraron en 2011, año en el que se presentaron un total de 235 acusaciones. El delito más repetido fue el de malversación de caudales públicos que durante ese año representó un 40 por ciento del total seguido del de prevaricación administrativa, que alcanzó un 26 por ciento.
VINCULADA A LA "BURBUJA INMOBILIARIA"
Tras apuntar que la corrupción está vinculada a la etapa de la denominada "burbuja inmobiliaria", en la que "la sociedad en general y las administraciones públicas en particular disponían de una gran cantidad de recursos económicos", la Fiscalía advierte en su Memoria de los riesgos que puede afrontar la sociedad española si no se lleva a cabo "una actuación lo suficientemente decidida y enérgica contra la corrupción".
"Se corre el riesgo, de un lado, de incrementar una sensación de impunidad que sirva para extender comportamientos irregulares o corruptos y, de otro, a que puedan generalizarse críticas infundadas o sectarias cuestionando irresponsablemente la labor de todos los servidores públicos, la inmensa mayoría de los cuales cumple honestamente con su deber", apunta la Memoria.
La corrupción ha centrado también este lunes el discurso del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, en su intervención durante la apertura del Año Judicial en el Tribunal Supremo. Torres-Dulce considera que la corrupción es una de las cuestiones "que más debilitan la fortaleza moral de nuestra sociedad" y que no existen "zonas de penumbra" en la Justicia para "quienes se lucran a costa del interés común". "El delito no renta", ha resumido.