Manning, condenado por revelar crímenes de guerra sin responsables políticos
35 años de cárcel. Esta ha sido la condena final para el soldado estadounidense Bradley Manning. Todo ello por desvelar algunos secretos de Estados Unidos y poner al descubierto prácticas como las torturas durante las guerras de Irak y Afganistán. Ya hay un responsable por revelar estos episodios oscuros, pero... las autoridades que presidían el país no han asumido sus responsabilidades políticas y siguen sin ser juzgadas.
Manning filtró sobre unos 700.000 documentos, de los que casi medio millón correspondían a registros de las guerras de Irak y Afganistán y más de 250.000 a cables de comunicaciones diplomáticas.
Estos documentos se corresponden con cuatro bloques fundamentalmente: vídeos, informes sobre estas dos guerras, información sobre Guantánamo y miles de cables del Departamento de Estado, según ha clasificado el periodista Julian E. Barnes en The Wall Street Journal.
Una de las filtraciones más importantes fue la del vídeo 'Collateral murder', en la que se cuestiona la versión oficial sobre cómo el ejército estadounidense mató a once iraquíes, entre ellos un fotógrafo y un conductor de Reuters en julio de 2007.
El segundo paquete de documentos que entregó Manning a Wikileaks para su publicación fueron una serie de informes sobre Afganistán e Irak, conocidos como War Logs, en los que, según la organización, se demostraba un número mayor de muertos civiles de los que Estados Unidos había informado. En documentos confidenciales del Pentágono se detallaban abusos, torturas y asesinatos.
Otras de las revelaciones que más impacto causaron fueron las relacionadas con Guantánamo. En los archivos secretos se sostenía que la mayoría de los 779 detenidos en este centro fueron encarcelados sin cargos, además daban detalles sobre su estado mental o el contenido de sus declaraciones, como las de Jaled Cheij Mohamed, quien se proclamó cerebro de los atentados del 11 de septiembre del 2001.
La mayor parte de los documentos filtrados por Manning correspondían a 'cables' de delegaciones diplomáticas de Estados Unidos en el extranjero, donde se desvelaban las prácticas diplomáticas de este país y sus opiniones sobre la política internacional en los últimos cuarenta años.
¿Y LOS RESPONSABLES POLÍTICOS?
Ahora hay un responsable de las filtraciones de estas prácticas, pero hasta el momento no ha habido culpables políticos. The Huffington Post destaca algunos de los nombres que se han visto involucrados en estos casos de abusos, torturas y posibles crímenes de guerra que no han sido procesados:
- George W. Bush:
Era el presidente de los Estados Unidos cuando se produjo la invasión de Irak. Los métodos empleados por el ejército han quedado al descubierto con estas filtraciones y muchos miran a la Casa Blanca.
"Hay razones sólidas para investigar a Bush, Cheney, Rumsfeld y Tenet por autorizar la tortura y crímenes de guerra", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, cuando se publicó un informe de su asociación sobre estas prácticas.
- Dick Cheney:
El exvicepresidente de Estados Unidos ha llegado a ironizar sobre su mala fama y se ha autodefinido como Darth Vader. Ha lamentado públicamente que su defensa de "políticas polémicas para mantener a salvo el país" se hubiera convertido en "carne de críticas".
En su libro de memorias, reiteró su defensa de torturas como la asfixia simulada para interrogar a sospechosos de terrorismo.
George W. Bush y Dick Cheney
- Donald Rumsfeld:
El secretario de Defensa de Estados Unidos durante la época de Bush y miembro del grupo de 'halcones' está también en el punto de mira al ser uno de los cerebros de la guerra de Irak.
Rumsfeld autorizó durante su mandato a emplear técnicas de interrogatorio más "duras" y "precisas" sobre los sospechosos arrestados tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
- George Tenet y los torturadores de la CIA:
¿Qué papel jugó la CIA en la guerra de Irak y Afganistán? El que fuera responsable de esta agencia es otro de los nombres cuya sombra planea sobre las revelaciones.
La caída de Tenet estuvo relacionada con la incapacidad de EEUU de hallar en Irak las armas de destrucción masiva que justificaron la invasión de marzo de 2003.