Los debates del sábado: Cuerpos frescos, rabos de paja y Messi (VÍDEOS)

Hace unas semanas, en la versión estadounidense de ‘La voz’, se les estropeó el aire acondicionado. Y aunque empezó como habitualmente, presentador y cantantes acabaron quitándose (algo de) ropa en un obligado juego de strip póquer. Está claro que el ‘reality’ yanqui no conoce los debates españoles. Porque aquí anoche fue el primer sábado de calor en lo meteorológico, pero en los platós no se notó especialmente, ya que siempre están caldeados.

El primero que hizo sudar la gota gorda, especialmente a los periodistas de La Sexta –ya se llamaran Alfonso Rojo o Elisa Beni-, fue Julio Anguita que, estival él, declaró “tener un cuerpo muy fresco”. Y aún tuvo tiempo para más afirmaciones calentitas. Por ejemplo: “Hablar de líderes me la trae al fresco”.

Cuánta frescura la del otrora líder de Izquierda Unida, una fábrica de titulares que defendió ayer un pueblo preparado y unido que sea el verdadero motor de los cambios que necesita España. Según él, los problemas actuales datan de la transición, para la que no ahorró calificativos: “Está mal hecha” o “Fue un modelo, como Frankenstein fue un modelo hecho de retales”. Y, de ahí, se plantó en 2013 de golpe y a golpe de declaración: “El día que me piense volver, como Aznar, estaré ya en el manicomio”.

Y si en música se echa mano en estas fechas de Georgie Dann y King África, los sábados noche catódicos han recurrido a Miguel Ángel Revilla. El expresidente cántabro se presentó en ‘El gran debate’ para volver a reiterar, como si fuera una repetición de las que advertían las tacañonas del ‘Un, dos, tres’, todo lo que había dicho la semana pasada en ‘La Sexta Noche”: que si no se ha quedado ni un euro, que si todo el mundo le tiene ganas y que si hubiera ocultado 200 millones en un cajón, de lo que se le ha acusado, “dejaría a Bárcenas en un aprendiz”.

Eso sí, tuvo nuevas sentencias para la posteridad. ¿La más sorprendente? La justificación que ofreció de su verborrea: “Yo hablo claro porque tengo el rabo de paja”. Entre unas cosas y otras, Revilla –un sabor que maravilla, que decía el anuncio- repartió estopa, que no Estopa, para todo aquel sobre el que se le preguntara. Del extesorero del PP dijo que “este pollo cantaría con un mes comiendo menús populares”.

De Blesa, que “parecía romper el aire con el pecho”. Y a Messi, al que ayer le pitarían los oídos aunque esté en otro continente, le conminó a pagar “como todos. Y si tiene más, que pague más”. Isabel San Sebastián lo tachó de populista, de Robin Hood de la política e incluso lo comparó con Gil y Gil. Pero Revilla siguió a lo suyo, haciendo valer su “rabo de paja” al cargar contra bancos, bipartidismos, petroleras o el sursum corda.

Anguita y Revilla no coincidieron. Ni en cadena ni a la misma hora. Y eso que anoche hubo extrañas coincidencias. En especial, a la hora de marcharse a publicidad: sospechosos cortes que aparecían de la nada y que parecían buscar una sincronización que ni Gemma Mengual. Los que sí se vieron las caras en La Sexta fueron Fernando Berlín y Alfonso Rojo, que en principio iban a discutir sobre educación, pero que lo que demostraron fue sordera: cada uno iba a su discurso sin darse por enterado de las palabras del contrario. “Si de tu sueldo tuvieras que darle una beca al que más se esfuerza, al que menos tiene, al que vende más hachís o a la rubia de las orejas grandes, ¿a quién se lo darías?”, le preguntó Rojo. Su adversario respondió: “Esta es la cuarta trampa que me haces”.

Al programa de Iñaki López también acudió Elena Valenciano, que defendió el pacto PP-PSOE como una forma efectiva de hacer oír las reclamaciones españolas en Europa. A lo tonto, y quizá sin quererlo, también nombró a Messi en su justificación: “Esto es como el Barça y el Madrid. Cuando compiten, ambos quieren ganar. Pero en la selección, van juntos”.

Fernando Garea se interesó entonces por el papel del resto de partidos. Valenciano, como en ‘El Padrino’, apuntó que todos los grupos están llamados a participar de este acuerdo, aunque “las dos grandes familias son el PP y el PSOE”. La visita de la mandamás socialista tuvo su momento de ‘shock’ cuando Marhuenda la felicitó públicamente por el pacto. Pero, quizá por la cercanía del verano, fue un oasis en el desierto: acabarían enfrascados en una discusión por la ley Wert, y por la sanidad, y por la dependencia, y por…

Minutos antes de esta intervención, el ya habitual Gay de Liébana trató de explicar el embrollo de las pensiones. La conclusión es que mientras las rebajas son buenas para el comercio, cuando se apliquen a las pagas que reciben los jubilados no nos van a gustar. Aunque quiso ser positivo, el comienzo de su ‘speech’ le delató: “Brotes verdes no hay porque no hay jardín y no se riega”. El economista también se paró en el (presunto) caso Messi, con una conclusión clara: “El objetivo de Hacienda es cobrar. Así que esto quedará resuelto pagando”.

También en Telecinco se tiraron a la piscina con el asunto. Bajo el epígrafe culebronero ‘¿Los ricos también pagan?’, Alfonso Merlos abogó por una fiscalidad igual para las personas, pero más beneficiosa para las empresas que más trabajos crean. Esto irritó sobremanera a Pilar Rahola, que casi salta de la silla como si le hubiera picado una medusa en la playa. “Los ricos se van a paraísos fiscales, los muy solidarios, mientras que, si eres un pringado, pagas hasta los dientes”, opinó. Isabel Durán le dio la razón, pero se mostró en contra de las cazas de brujas al famoso.

“De los políticos no sabemos de ninguno que haya sido investigado”, apuntó. Jorge Vestrynge aprovechó su turno para pedir un salario máximo, igual que existe uno mínimo porque “estoy harto de los ricos” (sic). Cerró el turno el economista Daniel Lacalle, que aunque acudió a ‘El gran debate’ por primera vez, dijo algo tan sensato como real: “El problema de España no es Messi ni lo era Lola Flores”. Considerar otra cosa provocaría pena, penita, pena.