Los disturbios en Estocolmo se extienden a otras ciudades pero con menor intensidad (FOTOS)
Los disturbios que han afectado a la periferia de Estocolmo durante seis noches consecutivas se extendieron en la madrugada del sábado a otras localidades fuera de la capital, aunque redujeron su intensidad, informó la policía sueca.
En Örebro, al oeste de la capital, se registraron enfrentamientos de grupos de enmascarados con agentes policiales, así como un ataque a la comisaria local y la quema de varios coches. En Linköping, al suroeste, también tuvieron hubo incendios de coches y ataques a una escuela y a una guardería.
En ninguno de esos lugares se han practicado detenciones, aunque una veintena de personas fueron retenidas por la Policía en varios suburbios del norte, el oeste y el sur de la capital sueca, en cuya área metropolitana viven algo más de dos millones de personas.
Los servicios de extinción de incendios realizaron alrededor de cuarenta salidas la pasada noche en barrios como Tensta, Rinkeby, Norsborg, Jordbro y Årsta, menos de la mitad que hace dos días. Un grupo de unos sesenta extremistas de ultraderecha recorrieron en coches la periferia de Estocolmo y provocaron algunos incidentes en Tumba, al sur de la capital.
Algunos fueron retenidos por la Policía de Estocolmo, que este viernes recibió la autorización para disponer de refuerzos llegados de otras provincias del país.
EL MOTIVO DE LOS DISTURBIOS
El desencadenante de la oleada de disturbios se remonta a la semana pasada, cuando un inmigrante con problemas psíquicos murió por disparos de la policía en su apartamento en Husby, al oeste de Estocolmo, donde se había encerrado con su compañera.
Los agentes aseguraron haber disparado en defensa propia al ser amenazados supuestamente con un hacha, aunque la actuación irregular de las fuerzas del orden provocó protestas de los vecinos y la apertura de una investigación interna de la Policía de Estocolmo.
Las denuncias de los vecinos recogidas por los medios suecos, criticando las cargas policiales contra niños y ancianos y supuestos insultos racistas de los agentes como "negros", "ratas" o "monos", recrudecieron los enfrentamientos, que se extendieron a la vez y de forma progresiva a otros lugares.
Grupos como la asociación Megafon, que trabaja con jóvenes inmigrantes en la zona, han vinculado las protestas con el racismo y con la sensación de abandono que se vive en este y en otros barrios de la periferia de la capital sueca, que comparten una alta concentración de población inmigrante y problemas sociales.
Las estadísticas oficiales reflejan que uno de cada cinco jóvenes en Husby ni trabaja ni estudia y que mientras que el índice de paro y de gente que vive de la ayuda social en Estocolmo es del 3,3 y el 3,6% de media, en Husby sube al 8,8 y el 12%, una proporción que se repite en otros barrios de la periferia.