Carlos Sánchez Mato, portavoz de Iglesia sin Abusos: "La Iglesia sigue sin intención de pedir perdón"
La Iglesia dio el pasado jueves un pequeño paso hacia delante. Por primera vez en España, expulsó a un cura del sacerdocio por pederasta: Pere Barceló Rigo, que hasta 2011 ejerció como párroco de Can Picafort, en las Islas Baleares. El religioso fue hallado culpable de "gravísimos" delitos sexuales, después de que tres mujeres le acusaran ante un juez de haber abusado de ellas cuando eran menores.
La medida adoptada por la Iglesia, aunque aplaudida, es vista con cautela por el colectivo Iglesia sin Abusos, que da voz a las víctimas en España. "No es normal que se haya tardado tanto en cortar un caso de raíz. Es tristísimo que se haya tardado tanto", lamenta en conversación telefónica Carlos Sánchez Mato, portavoz del organismo, quien se muestra "escéptico" sobre que este paso suponga un cambio en la tendencia de la Iglesia.
"Es pronto para pensar en cambios. Para eso tendremos que ver primero una tendencia, porque un único caso no es representativo", avisa. Sánchez recalca la necesidad de que la Iglesia no sólo actúe una vez que se ha cometido el delito, sino también antes, para evitar que ocurra. "En lugar de eso, siguen sin intención de hablar con las víctimas, de actuar con transparencia ni pedir perdón", asegura.
FORMAS DE SILENCIAR
El portavoz de Iglesia sin Abusos sabe de lo que habla. Hace 11 años años denunció al cura pederasta de Aluche Rafael Sanz Nieto, que fue condenado a dos años de cárcel por abusos a sexuales a menores. El Arzobispado de Madrid tuvo que pagar 30.000 euros como responsable civil subsidiario. Sánchez Mato era entonces catequista de la parroquia donde se produjeron los abusos y la actitud de la jerarquía eclesiástica le llevó a formar la organización.
"En aquellos momentos yo recibía amenazas telefónicas diciéndome que iba a perder todo mi patrimonio. Yo soy economista y tengo nociones de derecho y sé que eran faroles. Pero a mucha gente le harán lo mismo y les puede afectar", lamenta.
Pero, ¿cómo silencia la Iglesia los casos de abusos? Sánchez Mato lo tiene claro: "Sé que en muchos casos dicen que los que denuncian o quieren denunciar los abusos están endemoniados, que son enemigos de la Iglesia. Otra veces se dice que es mejor tratar el tema dentro de la parroquia. Además, en determinados ambientes eclesiásticos retrógrados, que a menudo son los del poder, culpan a los propios menores de provocar a los sacerdotes".
MIEDO A DENUNCIAR
Como ejemplo a esas palabras está el caso del obispo de Tenerife, que en 2007 aseguró: "Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso, si te descuidas, te provocan”.
El portavoz de Iglesia sin Abusos añade que una gran mayoría de víctimas no se atreve a dar el paso de denunciar los abusos a pesar de que muchas de ellas llaman a la organización para contar el caso. "Las víctimas siguen siendo reacias a denunciar porque a menudo lo ven como algo vergonzante para ellos, ocurre como en algunos casos de violación o maltratos", explica a la vez que relata algunos casos recientes que ha visto: "Estuve tomando un café con una mujer que me decía que el cura que se lo hizo sigue en activo y que seguiría haciendo lo mismo ahora".
Todo ello provoca un oscurantismo en España en esta materia que hace muy difícil conocer con exactitud los datos sobre abusos dentro de la Iglesia. Consultada por El Huffington Post, la Conferencia Episcopal dice desconocer otros casos porque son "competencia de las diócesis". Félix López Sánchez, catedrático de Psicología de Sexualidad en la Universidad de Salamanca, realizó en 1994 el único estudio con datos de toda España. En él se concluía que el 4,17% de los abusos contra menores en nuestro país habían sido cometidos por religiosos. La cifra aumentaba hasta el 9% si se hablaba únicamente de niños varones.
Por otro lado, Sánchez Mato también es "escéptico" sobre que con el nuevo papa, Francisco, vaya a cambiar algo en esta materia. "El papa será mejor persona y más comprometido con los pobres que yo, pero el problema es la institución. El hecho de aceptar un cargo con una votación dirigida ya dice bastante".