"La vagancia" y "constituirse un parásito", razones para defender la paliza de unos neonazis a un indigente

"La vagancia" y "constituirse un parásito", razones para defender la paliza de unos neonazis a un indigente

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"La vagancia" y "constituirse un parásito de lo decente" lleva a la repulsión y a añorar con "nostalgia de tiempos pasados", como la Ley de vagos y maleantes de 1933. Al menos eso es lo que ha asegurado, a través de un escrito, uno de los abogados de los cuatro neonazis juzgados este martes por apalear presuntamente a un indigente el 23 de agosto de 2009.

"Hoy empieza a resurgir en círculos políticos que tienden a prohibir la mendicidad, plaga de nuestras ciudades porque hay nostalgias de tiempos pasados", añade dicho escrito de la defensa presentado por uno de los abogados de los cuatro supuestos neonazis.

Mykhaylo T.; Javier R. B.; María Leticia G. D. e Iván L. G. están acusados de un supuesto delito de lesiones por dar una brutal paliza a Rafael, un indigente que estaba durmiendo en un fotomatón de la zona de Moncloa, lo que le dejó en coma y le produjo pérdida del habla por lesiones neurológicas. Se enfrentan a penas de entre diez y doce años de prisión, así como a una indemnización conjunta de 300.000 euros a favor de la víctima.

UNA LEY DEL SIGLO PASADO

La famosa Ley de vagos y maleantes fue aprobada en 1933 por consenso de todos los grupos políticos de la segunda república para el "control de mendigos, rufianes sin oficio conocido y proxenetas", según el propio texto. La norma incluía a inmigrantes, traficantes, "ébrios y toxicómanos habituales", entre otros.

En 1954, esta ley se modificó para incluir a los homosexuales como gente considerada peligrosa. En 1970 fue cambiada por una muy similar, la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, que incluía penas de carcel para "rehabilitar" a los delincuentes.

Después de la muerte de Franco, la ley siguió vigente y no fue hasta 1979 cuando se eliminaron ciertos artículos, entre ellos el referente a "los actos de homosexualidad". La ley de peligrosidad social fue derogada totalmente en noviembre de 1995.