Operación Emperador: Medio siglo blanqueando dinero
La Policía sospecha que el blanqueo de dinero llevado a cabo por parte de empresarios españoles descubierto en la operación Emperador podría "remontarse a 50 años atrás", lo que "redundaría en un grave perjuicio a la Hacienda Pública española".
Así consta en un informe de la Policía Nacional contenido en la pieza del caso Emperador que investiga la llamada "trama hebrea", una organización dirigida por ciudadanos de origen israelí que ayudaba a los empresarios y a la red china liderada por Gao Ping a blanquear grandes cantidades de dinero.
Según el informe, los miembros de esta red supieron "aprovechar en su interés la particular idiosincrasia de una comunidad (la hebrea) que tradicionalmente ha gozado de unos recursos y conocimientos sobre el universo financiero, así como del comercio de materiales preciosos".
En esta trama figuran joyeros y "diamanteros" miembros de una red que, según la Policía, goza de una "estructural discreción" que raya "el hermetismo en ciertos aspectos", lo que les permitió extender su capacidad de influencia y su "dominio del mercado clandestino".
De esta manera, su actividad permaneció "oculta no solo ante la opinión pública", sino también a las instituciones y organismos que investigan el fraude a Hacienda, destaca la Policía.
Según el informe, los clientes de esta organización son "extensos" y estas relaciones delictivas tienen un origen diverso, que es o bien por el "boca a boca" de ciertos empresarios, o bien por relaciones "más profundas" que se remontan a hace medio siglo, tal y como se refleja en algunas conversaciones telefónicas intervenidas.
La "trama hebrea" tiene una estructura nacional compuesta por miembros de la comunidad judía afincados en España y que constituyen el "núcleo" de la red, así como otra internacional que extiende su influencia a distintos países de Europa.
Dicha trama, liderada en España por Malka Mamam, española nacida en Israel detenida durante la operación Emperador, se dedicaba por un lado a captar empresarios "con un enorme volumen de negocio", muchas veces dedicados a vender bienes al por mayor y que generaban una ingente cantidad de dinero en metálico, a los cuales la Policía califica de "donantes" y en los que se englobarían miembros de la red de Gao Ping.
Estas personas entregaban en mano a los miembros de la "trama hebrea" elevadas sumas de dinero, tras lo que ellos se las devolvían mediante transferencias bancarias desde cuentas en paraísos fiscales como Suiza, Panamá o Hong Kong. De este modo, los empresarios evadían el pago de impuestos.
Por otro lado, también captaban a empresarios y personas acaudaladas, a los que la Policía llama "receptores", con mucho dinero en paraísos fiscales y que, o bien querían tenerlo en metálico sin pagar impuestos, o bien no deseaban que se supiera su verdadero patrimonio.
La red hebrea transfería el dinero a los primeros y lo entregaba en metálico a los segundos a cambio de comisiones, y colaboraba para ello con la red de Gao Ping, que necesitaba traspasar a China grandes cantidades de dinero líquido sin pagar impuestos.
Su entramado internacional estaba liderado por Francois Leiser, que lo dirigía desde Suiza y se dedicaba a determinar las operaciones financieras a realizar con los clientes de la organización. La Policía detecta además lo que llama "estructuras paralelas" de la red, que ejercían de intermediarios de empresarios o adinerados necesitados de dinero líquido, entre los que se cuentan Javier Eduardo Rosón Boix, el empresario Vicente María Gregorio Abello, Rafael Pallardo o Fermín Lecanda.