Jill Kelley, destinataria de las amenazas de la amante del exdirector de la CIA David Petraeus
La prensa estadounidense ya ha dado con la tercera en discordia en el caso Petraeus. Jill Kelley, de 37 años, fue la destinataria de las amenazas a través del exdirector de la CIA por parte de la que fuera su amante. Unos correos que llevaron a la dimisión de Petraeus.
Kelley, de origen libanés, era una vieja amiga de la familia del general retirado y fue el objetivo de los correos electrónicos de Paula Broadwell, biógrafa y amante del general Petraeus.
La caída de Petraeus fue posible tras la apertura de una investigación de la Policía Federal (FBI) a petición de una mujer que había recibido correos electrónicos de Broadwell, en los que supuestamente la estaba acosando. Las investigaciones permitieron descubrir los correos con contenido comprometedor que se enviaban Broadwell y Petraeus.
Petraeus, que presentó su renuncia al presidente estadounidense, Barack Obama, tras admitir su relación extramarital, cesó como director de la CIA el pasado viernes y el domingo fue desvelada la identidad de la presunta víctima del ciberacoso.
La prensa estadounidense difunde el comunicado de Jill Kelley y su esposo, el cirujano Scott Kelley, en el que señalan que: "Nuestra familia ha sido amiga de la familia Petraeus durante cinco años. Respetamos su intimidad y la de su familia y queremos lo mismo para nosotros y nuestros tres hijos"·
Algunos medios citan a próximos al general retirado que describen como una simple amistad la relación con esta mujer que, según la versión de la investigación conocida hasta ahora, recibió los anónimos mensajes de amenaza por causas que no han sido aclaradas.
Los investigadores no solo identificaron a Broadwell como la supuesta autora del ciberacoso. Los agentes encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada, que éste negó haberle facilitado.
Petraeus en una imagen con su biógrafa y amante Broadwell
Según la cadena de televisión ABC, Petraeus aseguró a sus amistades que la relación con Broadwell comenzó después de retirarse del Ejército en agosto de 2011, algo que evitaría que pudiera ser considerado delito, pues The New York Times recuerda que el adulterio puede ser tipificado así por las normas castrenses.
En la CIA, aclara el diario, el hecho de causar de esta manera un problema de seguridad por la vulnerabilidad al chantaje no es considerado delito.
Broadwell, como biógrafa de Petraeus, tuvo un constante acceso al alto mando militar durante el año que convivieron en Afganistán, como parte del libro que ella preparaba sobre el rostro más visible de EEUU en las dos últimas guerras estadounidenses.