Víctimas y culpables en Sanfermines
Cuando una mujer decide "libremente" levantarse la camiseta y dejarse tocar públicamente está reforzando la idea de la mujer como objeto sexual. Cuando un hombre decide "libremente" sobar el cuerpo de una mujer en público, está contribuyendo a que otros hombres y otros espacios también decidan "libremente" tocar a otras mujeres. Cuando un medio de comunicación decide ilustrar la cultura de un país con la imagen de un grupo de hombres manoseando a una mujer en lugar de denunciarlo, también favorece esta situación.
Un año más, los Sanfermines ponen sobre la mesa el debate del cuerpo de las mujeres, que si es mío, que si es tuyo, que si es de los demás. Pero esta vez, las escenas de tocamientos han venido acompañadas de un trágico suceso: la agresión sexual de cinco hombres a una joven de diecinueve años en un portal, y el Ayuntamiento de Pamplona ha decidido poner en marcha una campaña bastante cuestionable que consiste en repartir unas hojas con consejos dirigidos a las mujeres para evitar este tipo de situaciones.
El cuerpo de las mujeres ha sido construido durante siglos por y para el disfrute de otros, y eso es muy difícil de cambiar en unos días y por medio de un panfleto. Por supuesto, siempre es positivo generar consciencia sobre este tema, pero a quien deberían llegar estos flyers no es a las personas que acuden anualmente a la fiesta de San Fermín sino a todas y cada una de las plataformas que generan diariamente la idea de que la mujer es un objeto sumiso para el uso y disfrute del personal y de que los hombres son unos animales irracionales que no pueden (ni deben) reprimir sus instintos sexuales: a los prostíbulos, a los periódicos que anuncian mujeres, a los dueños de discotecas, a los que hacen pornografía, a las agencias de publicidad, a los sellos discográficos que sexualizan a las cantantes, a las revistas y en general, a todos los sectores que constantemente promueven este mensaje.
En mi opinión, el foco de esta campaña es totalmente erróneo porque no interpela a quienes provocan las agresiones sino que da unas directrices banales y nada útiles a quienes son víctimas de ellas: "No admitas malos tratos", "No toleres las agresiones, actúa y denuncia", "Di no a los agresores" son algunas de las medidas de choque. Buenos días señor agresor, ¿podrían usted y sus cuatro amigos dejar de acosarme? Si vemos que esto no funciona, se puede recurrir al (palabras literales del texto) "Te recuerdo que un no es un no". No sé cómo lo veis vosotras, pero yo prefiero apuntarme antes a clases de artes marciales que seguir estos consejos.
Este tipo de campañas, como casi todas las que tienen que ver con violencia de género, suelen presentar como protagonistas y señalar como culpables a las propias mujeres. En la sección "Mujer, empodérate" nos dedican hasta frases poéticas como "Sé dueña de tu propia vida", "Ocupa tu espacio vital", "Deja de encorsetarte en identidades cerradas, limitadoras y estereotipadas" o "Termina con la desigualdad, construye relaciones en igualdad". Aún no sé si reír o llorar. Atribuir la responsabilidad y hacer sentir culpable a la víctima no es la mejor forma de solucionar este problema. Sigo leyendo en busca de la sección "Hombre, comprométete", "Hombre, qué hacer si se te pasa por la cabeza agredir a una mujer", pero en todo el texto no encuentro una sola frase que se dirija ni se refiera a los agresores. Lo que sí hay son párrafos que explican por qué las mujeres no sabemos defendernos: "Las mujeres no nacen con miedo, se les enseña a tenerlo. No se les enseñan los mecanismos ni se les dota de las herramientas necesarias para hacerle frente y esto es lo que realmente les hace vulnerables". Les ha faltado añadir que nos agreden porque queremos.
"Porque queremos", un concepto que también es clave en esta cuestión. Nunca faltan voces que argumentan "Yo lo hago porque quiero", "Soy libre para decidir qué hacer con mi cuerpo" y que exponen la otra cara de este debate: la de la libre elección. ¿De verdad alguien cree a estas alturas que lo que queremos no viene dado por lo que otros (empresas, publicidad...) quieren de nosotros? ¿De verdad alguien duda todavía de que las mujeres se levantan la camiseta porque eso es lo que ven constantemente en los medios y que los hombres abusan sexualmente de ellas porque así se les representa? Ninguna persona que viva dentro de una sociedad toma una decisión sin estar condicionado por lo que se espera de ella, lo que sí tenemos es la capacidad para reflexionar sobre las consecuencias de esa decisión, y esto es algo que atañe a todas las personas.
Cuando una marca decide "libremente" hacer un spot publicitario en el que anima al cliente a disponer del producto y de las mujeres que lo anuncian, está contribuyendo a que se generen este tipo de situaciones. Cuando una mujer decide "libremente" levantarse la camiseta y dejarse tocar públicamente está reforzando la idea de la mujer como objeto sexual. Cuando un hombre decide "libremente" sobar el cuerpo de una mujer en público, está contribuyendo a que otros hombres y otros espacios también decidan "libremente" tocar a otras mujeres. Cuando un medio de comunicación decide ilustrar la cultura de un país con la imagen de un grupo de hombres manoseando a una mujer en lugar de denunciarlo, también favorece esta situación.
Este problema no tiene que ver sólo con las personas que acuden a una fiesta. Los Sanfermines son sólo una de las consecuencias de un conflicto que va mucho más allá. Un "Mujer, empodérate" escrito en una cuartilla no compensa en absoluto las millones de veces que se emite el mensaje "Mujer, ofrécete". Mi sugerencia al Ayuntamiento de Pamplona es que rehaga el texto de este panfleto y se lo haga llegar, en nombre de todas las personas, a los verdaderos promotores de esta situación: empresas, marcas, locales y medios que influyen de manera tan decisiva en nuestra "libre elección".