Maluma, el artista del Renacimiento
Nueva portada ¿polémica? del disco de Maluma. Un señoro que va de moderno en medio (él) y varios cuerpos de mujeres desparramados, con poca ropa y los ojos cerrados rodeándolo (ellas). Él está activo, consciente y mira desafiante con los brazos y piernas estiradas. Ellas encogidas, podrían estar dormidas, desmayadas o directamente drogadas. Lo mismo da, porque no tienen voluntad ni tampoco pueden ver nada. Él es único, irrepetible, irremplazable. Ellas muchas, idénticas, intercambiables. Él tiene sobre su cabeza la corona. Ellas le rodean, son su botín y su trofeo: son la recompensa del guerrero.
Les animo a encontrar las siete diferencias entre la supuestamente rompedora portada del famoso cantante y un cuadro de Paul Jamin, pintado hace casi 200 años o muchos otros que hoy permanecen expuestos en los museos como reflejo de una cultura de siglos pasados. En sus declaraciones el cantante asegura que es "de los pocos artistas que se atreve a hablar de la realidad que vive la juventud". Mucho nos tememos que le haya abducido una máquina del tiempo y nos esté haciendo un análisis de la Edad Media. Ni sus letras, ni sus vídeos, ni las portadas de sus discos nos aportan nada nuevo, más bien refuerzan los estereotipos rancios y caducos que todos conocemos. En su propuesta artística no hay riesgo ni valentía. Su estrategia consiste en dirigirse a un púbico que ya tiene interiorizada la cultura que él representa y conoce los símbolos que él simplemente refuerza. Está comprobado que los seres humanos sentimos más placer ante lo que confirma nuestras creencias que ante el esfuerzo que supone procesar información nueva. Por eso se siguen llenando sus conciertos.
Que nadie se equivoque: sus canciones no escandalizan por rompedoras sino por anacrónicas. Juan Luis, digo Maluma, asegura que "es muy habitual ver a un hombre con 15 chicas salir de una discoteca". No sé a qué discotecas suele ir él, pero en el mundo real a eso le llamamos fantasmada. Quizás lo novedoso sería ver a una chica salir acompañada de ese número de hombres o irse sola a casa sin que la molestaran. Que hable de sexo tampoco supone ninguna indignación. ¡Nos encaaaanta el sexo! Lo que nos espanta es que las mujeres de sus canciones sólo tengan roles sumisos y pasivos a disposición del machito. Ser moderno, Juan Luis, es retratar a las mujeres en un papel activo. Es abandonar la idea de que para ser un hombre hay que ser un semental (haceos un favor y liberaos ya de esa absurda presión). Es dejar de referirse a las mujeres como objetos que se poseen: no somos tuyas, ni tampoco de tu colega Romeo Santos. No hace falta meter un "eres mía" en cada estrofa para ser romántico. Ser moderno es dejar de hablar de celos que lo justifican todo. Es dejar de tener que emborrachar a las mujeres para llevarlas a la cama. Es dejar de pensar que su único valor es su cuerpo y su belleza. Es crear música con valores, no normalizar la cultura de la violación al ritmo de acordes machacones.
En sus declaraciones Maluma deja claro que diferencia entre persona y artista. Mal, vamos mal, Juan Luis. Si tu arte no representa tu posicionamiento ante el mundo, eres un fiasco de artista, una marioneta, un producto de marketing como otro cualquiera. Si quieres ser un artista comprometido puedes empezar por escuchar las críticas del público que se ha sentido ofendido y dar la cara ante él. Pedir disculpas y reflexionar tampoco estaría mal. De momento sólo te hemos visto responder por Twitter con soberbia despreciando sus opiniones porque eres tan famoso como Jesucristo y por eso te envidian. O cuando te piden explicaciones en las entrevistas te levantas y te vas. Ser un artista de éxito no es llenar un estadio, ni dos, ni tres: es hacerte responsable de tu trabajo y conectarlo con las necesidades de tu contexto y de tu tiempo. Queremos artistas que dejen de mirarse el ombligo, cuiden de su público y se actualicen. Lo otro es simplemente hacer dinero.