Unas memorias que más de uno quisiera olvidar
¿Clinton reunido con un canciller cubano? ¿Fujimori comprando armas para las Farc? ¿Un presidente que se le escapa a su cuerpo de seguridad para reunirse con guerrilleros? Memorias olvidadas, el nuevo libro del expresidente de Colombia Andrés Pastrana, es una obra atípica de un político.
¿Clinton reunido con un canciller cubano? ¿Fujimori comprando armas para las Farc? ¿Un presidente que se le escapa a su cuerpo de seguridad para reunirse con guerrilleros? Gracias a sus revelaciones, Memorias olvidadas, el nuevo libro del expresidente de Colombia Andrés Pastrana, es una obra atípica de un dirigente político.
Interesante. O, mejor aún: interesante y ameno. Así se puede calificar el libro que Pastrana acaba de presentar en Bogotá y que, sin duda, va a agitar el panorama informativo y político, no sólo en este país, sino también fuera de sus fronteras, debido a las interesantes revelaciones que hace de personajes como Bill Clinton o Alberto Fujimori, entre otros.
Más que un volumen de memorias, esta obra de 293 páginas es un conjunto de episodios clave de la vida del exmandatario conservador, divididos en ocho capítulos y recopilados tras largas conversaciones con el periodista Gonzalo Guillén, antiguo compañero suyo en TV Hoy, un telediario de los años 80, propiedad de la familia Pastrana.
El primer relato es el único alusivo a la vida de Pastrana que no tiene que ver con su cargo como presidente de Colombia. Es su versión sobre el secuestro del cual fue víctima en enero de 1988, ejecutado por sicarios del Cartel de Medellín, cuando Pastrana era candidato a la alcaldía de Bogotá. Aunque su cautiverio duró solamente una semana, las circunstancias en que se produjo y la atmósfera de terror que cubría a Colombia en esa época, causaron gran impacto.
En este capítulo Pastrana narra por primera vez cómo fue su encuentro con su captor, el narcotraficante Pablo Escobar, con quien de manera accidental terminó cara a cara, en una finca del capo, a la cual fue trasladado en helicóptero, pocas horas después de su rapto en la sede de su campaña política en Bogotá.
En este inusual y único encuentro -que duró casi toda una noche- Escobar le explicó a Pastrana las motivaciones de su secuestro, que no eran otras que un intento más de chantajear al Gobierno para abolir la extradición de colombianos a Estados Unidos, medida a la que los narcos le tenían pánico y contra la cual se enzarzaron en una guerra sin cuartel, que no respetaba la vida de ciudadanos del común, y que había cobrado la vida de destacados jueces, periodistas, políticos y personajes ilustres, asesinados a sangre fría.
En el prolongado diálogo, Escobar hizo un anuncio que dejó frío a Pastrana.
--El viernes voy a secuestrar al Procurador General de la Nación, Carlos Mauro Hoyos --le dijo Escobar, notificación que mortificó terriblemente al joven político, que a sus 33 años, se sintió más impotente que nunca, al conocer semejante plan y no poder hacer nada para evitarlo. Como era de conocimiento público, Escobar no amenazaba en vano.
Memorias olvidadas, que se lee de un tirón, recoge hechos curiosos, anécdotas y datos desconocidos de muchos momentos de la Colombia contemporánea y que Pastrana no había considerado oportuno divulgar anteriormente. Uno de los asuntos más polémicos está en el segundo capítulo del libro, dedicado a la financiación del Cartel de Cali de la campaña presidencial que el candidato liberal Ernesto Samper Pizano le ganó a Pastrana en 1994.
Mucho se había especulado en estas casi dos décadas sobre el origen de unos casetes con los cuales se destapó el escándalo, pero sólo hasta ahora se conoce el nombre del oficial de la Policía Nacional que se los entregó: el teniente coronel Carlos Barragán Galindo, quien se reunió con Pastrana en vísperas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1994.
Otro misil que contiene el libro es un documento que deja en una situación muy incómoda al expresidente Samper, quien siempre ha alegado que nunca tuvo conocimiento del ingreso de millones de dólares de la mafia a las arcas de su campaña. En la página 136 se publica el facsímile de una carta dirigida al entonces presidente Pastrana, con fecha 12 de junio de 2000, firmada por los Hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, en la cual los capos del Cartel de Cali afirman que tal contribución no se hizo a espaldas del candidato ni de sus más cercanos colaboradores.
El autor entrevista a Pastrana el pasado 25 de noviembre. Foto: NSN No-Ticias.
'Enemigos íntimos'
Como se sabe, en su Gobierno Pastrana adelantó un proceso de diálogos con la guerrilla de las FARC, que finalmente fracasó. Sin embargo, en el desarrollo del mismo hubo innumerables sucesos -unos singulares, otros graciosos y no pocos dramáticos- que sólo ahora venimos a conocer. Es curioso, por ejemplo, el momento en que Pastrana, luego de varias décadas, se reencuentra con un antiguo amigo de juventud, perteneciente a una prominente familia de la costa caribe de Colombia, en ese momento convertido en uno de los comandantes de las Farc. Se trataba del guerrillero Ricardo Palmera, conocido en la insurgencia como Simón Trinidad y con quien en esa reunión en privado se sentaron "a hablar de la vida".
"Fue un reencuentro triste. Dos caminos diametralmente opuestos en la vida que partieron de un mismo punto. [...] Verlo de nuevo me causó desconcierto y pesadumbre por su situación personal", cuenta Pastrana en el libro. "Es el realismo mágico de este país", me dijo hace unos días, aquí en Bogotá.
En 2004 Palmera fue capturado en Ecuador y entregado al Gobierno de Colombia, que lo extraditó a Estados Unidos. Hoy purga una larga condena por delitos de narcotráfico y terrorismo.
Ecos internacionales
Si bien esta obra es un importante documento para apreciar otros ángulos de la compleja y atribulada historia reciente de Colombia, el contenido de Memorias olvidadas -del sello Penguin Random House- también puede levantar ampollas fuera del país, dadas la categoría de ciertos personajes mencionados en sus páginas y la curiosidad de ciertas historias. Una de estas es el increíble relato de cómo militares del Gobierno del presidente peruano Alberto Fujimori terminaron adquiriendo del Gobierno de Jordania 50 mil fusiles AK-47, para vendérselos a las FARC; de los cuales la guerrilla afortunadamente únicamente recibió diez mil.
Otra anécdota internacional está en el último capítulo de la obra, donde Pastrana cuenta cómo organizó en 2002 un encuentro del expresidente de Estados Unidos Bill Clinton con el canciller cubano Felipe Pérez Roque, reunión que se produjo en la Casa de Huéspedes Ilustres, residencia de recreo de los mandatarios colombianos en Cartagena de Indias. Esta peculiar cita, de la cual no se tenía noticia, seguramente les dará mucha munición a los republicanos, ahora cuando se empiezan a perfilar los candidatos a suceder a Barack Obama, entre los cuales tendrá especial figuración la esposa de este expresidente, Hillary Clinton.
Periodistas y amigos
En dos oportunidades, Pastrana y Guillén ganaron conjuntamente el premio de periodismo Rey de España y la forma en que escribieron este libro demuestra que su vocación periodística sigue dando frutos.
"Estas páginas son, espero, un aporte al implacable juicio de la historia al cual deben estar sometidos todos aquellos que han detentado el poder en nombre de sus conciudadanos", dice Pastrana en la introducción. "No es un libro político, sino una serie de crónicas de prensa; un libro atípico para un expresidente", dice a su vez Guillén, quien durante diez años fue corresponsal en Colombia de El Nuevo Herald, de Miami.
Memorias olvidadas no es la última palabra, pero es un valioso aporte que puede servir como una ficha más de este complejo rompecabezas que es la historia reciente de Colombia.