El significativo titular de 'The Economist' sobre España: da idea de cómo nos ven fuera
Tira de un tópico para explicar una realidad.
El prestigioso semanario económico británico The Economist ha dedicado un artículo a España que da una idea de cómo ven fuera a este país.
El texto tira de la afamada siesta para explicar el trabajo de España en los últimos años en un aspecto concreto: "El desarrollo de las energías renovables en España despierta de la siesta".
El semanario recuerda los argumentos de películas como Alcarràs o As Bestas para señalar: "España a veces parece querer renovables sin tener que construirlas o verlas". Y destaca que este país "tiene sol, ríos, viento y paisajes escasamente poblados" pero "se ha quedado rezagado en su potencial renovable".
The Economist recuerda que gran parte de la culpa tiene que ver con la caída de la energía solar hace más de una década, cuando los paneles solares eran caros: "El gobierno ofreció a los desarrolladores rendimientos subsidiados, que se volvieron inasequibles durante la crisis financiera. El estado incumplió sus promesas en 2013, y un grupo de inversores está demandando una compensación".
"Como resultado, uno de los lugares más soleados de Europa generó menos del 8% de su electricidad a partir de paneles solares en 2021, alrededor de un tercio de la cantidad que obtuvo del viento", destaca.
En cambio, se señala en el texto, ahora se ha puesto "en marcha una oleada de grandes proyectos solares y eólicos". Pero subraya que también hay problemas: "El terreno donde pretenden poner paneles y molinos de viento no está del todo vacío".
"Muchos residentes lamentan el deterioro de sus paisajes para alimentar hogares e industrias en otros lugares", destaca a la vez que señala que quienes piensan así "abogan por paneles en los techos que generen energía para el consumo local".
Y apunta que el obstáculo final es que "no se puede exportar suficiente electricidad" porque, por ejemplo, la interconexión con Francia es solo del 2,8% de la capacidad de generación instalada.
De hecho, el artículo acaba concluyendo que "para que España se convierta en una central eléctrica verde para Europa a la altura de su capacidad, las barreras son tan formidables como los Pirineos".