Ana Peleteiro destroza con su respuesta a quienes le dicen: "Negra, vete a tu país"
Es una contestación muy argumentada.
La atleta Ana Peleteiro ha dado una lección con la argumentada respuesta que ha dado a todos aquellos que de forma periódica le hacen el mismo comentario: "Negra, vete a tu país".
En una extensa entrevista en la revista Vogue, la deportista admite que ese tipo de comentarios le dan "rabia" y recuerda un dato: "Yo nací en Galicia el 2 de diciembre de 1995. Mi madre biológica es blanca, coruñesa, y fui, al parecer, su segundo embarazo".
"Ella dio a luz en su casa con 18 años y me dejó en el hospital. De hecho, hace unos meses, me enseñaron el primer registro hospitalario donde consta parte de la información. Es muy fuerte, porque ahí se ve que debió de ser algún tipo de embarazo no deseado, una situación muy difícil y que no tuvo ningún seguimiento de la gestación. No lo sé", explica.
Peleteiro subraya que, en su opinión, su madre biológica fue "una mujer supervaliente, que supo reconocer que no estaba preparada" para criarla y que, por tanto, necesitaba que alguien le criara por ella".
"Ahí intervino la Administración. Llamaron a la primera familia en la lista de adopciones y dijeron: 'La niña tiene un problema: es un poco morenita'. Y ellos no me quisieron. Y también lo entiendo, porque en 1995 adoptar ya era en sí algo novedoso, como para encima estar dando aún más explicaciones", admite.
"Mis padres llevaban cuatro años esperando para tener hijos porque no podían concebir de forma natural. Llamaron a mi padre al trabajo el 5 de diciembre y el 10 estaban en Coruña recogiéndome. Es un tema del que no me importa hablar porque me siento superorgullosa. La adopción es algo maravilloso y creo que hay un montón de niños en la misma situación que yo que se merecen una segunda oportunidad", asegura.
Peleteiro asegura que por su color de piel sólo sufrió un poco en el instituto porque había compañeros que le insultaban. Y asegura: "Pero siempre me supe defender muy bien: a puñetazos. Mi padre me decía: ‘A ti que no te coman'. Y yo me defendía con las armas que tenía. Y con 14 o 15 años, no son precisamente retóricas. Mi padre se pasó la ESO en la Jefatura de Estudios. Pero orgulloso porque veía que no me dejaba pisar".