Así está Los 5 Sentidos, el último restaurante que ha pisado Chicote en 'Pesadilla en la cocina'
El programa de laSexta se despide de la actual temporada.
Alberto Chicote se despide de una nueva temporada de Pesadilla en la cocina con el programa de este jueves, en el que el chef acude sin pensarlo a la llamada de Los cinco sentidos, un bar de tapas de Coslada.
El cocinero madrileño llega a este negocio familiar con la intención de darle un nuevo rumbo y la cosa no pudo acabar mejor. Chicote no solo reformó la fachada del local, si no que también modificó el interior, añadió dos barras de bar, pintó, cambió la iluminación, la cubertería y parte del mobiliario.
Además, también le cambió la carta por una más "sugerente y diferenciada" con platos como empanadillas de pisto y huevo con piparras fritas, chipirones a la plancha con habitas torreznos con migas o patatas revolconas con pulpo. Incluso cambió sus croquetas sabores de cinco sabores caseras por unas de croquetas de picadillo.
El programa, rodado en marzo del año pasado, fue tan especial que termina con Enrique, el dueño del local, pidiendo matrimonio a Lourdes, la cocinera y también gerente del negocio.
Ahora, casi un año después, Los cinco sentidos sigue abierto y triunfando cada fin de semana. "Lo tenemos a reventar. Entre semana es más complicado, pero los fines de semana podemos atender a 200 personas fácilmente", apunta Lourdes, que define esa pedida de mano como "un paripé" porque entonces ya sabía que se iban a casar.
La dueña acabó contenta con el programa y elogia tanto a Chicote como al resto de su equipo: "No tengo ninguna queja. Él es estupendo, es su trabajo y más allá de ser cocinero se dedica a hacer estos realities culinarios. Fuera de cámara es un tipo estupendo con el que te llevas muy bien y es muy agradable, igual que su equipo".
En cuanto a usar el termino reality se explica: "Todo tiene que salir mal para que venga él, lo arregle y salga bien. Ya está. Nosotros no tenemos suciedad ni nos insultamos, así que se tiene que generar el caos, si no lo hay no hay programa. Yo soy una gran seguidora de ellos y esto se sabe, si no hay show no hay reforma".
Lourdes pone el ejemplo de las croquetas caseras que tanto triunfan entre su clientela y que a Chicote no le agradaron porque, se quejó, no están bien rellenas y hay mucha corteza.
"Él me quitó los cinco tipos que tenía porque justo la que se comió estaba un poco hueca. Ni las pidió, se las pusimos nosotros directamente, pero si estuvieran buenas qué hace Chicote ahí. Él me quitó las mías y me puso uno de picadillo de chorizo que estaban muy buenas, pero la gente me pedía las mías, así que sigo haciéndolas", afirma.
Con el resto de la carta, Enrique y Lourdes han decidido casi volver a la anterior, aunque sí que guardan las recetas del programa: "Somos un bar de terraza y no están las cosas para poner este tipo de platos. Tenía que empezar a buscar una clientela nueva, unos precios nuevos y no me podía permitir que una familia se gastara en comer 150 euros. Tengo su carta ahí, que es estupendísima, y voy adaptándola e incorporando algunas ideas suyas a las nuestras".
La reforma, el motivo por el que aceptaron salir en el programa
En Pesadilla en la cocina parece que es el restaurante el que llama al programa, pero según Lourdes no es así, fueron ellos los que contactaron con ella a finales de 2021, cuando buscaban un local por esa zona de Madrid.
Cuando les llamaron, al principio pensaron en decir que no, pero luego reflexionaron y vieron que era una oportunidad tanto de ganar un reforma gratis como de lograr una gran publicidad en horario de máxima audiencia.
"Después de la pandemia, con la situación del país, sacas para pagar pero no para darle una nueva mano de pintura a un bar o cambiar unas mesas o sillas. Ellos quieren un programa y yo una pequeña reforma y repercusión, así que esto es un 50-50 y los dos salimos beneficiados", detalla.
De esa reforma tampoco tenía grandes expectativas porque "no se puede esperar mucho con solo un día y media de trabajo". De hecho, tuvieron que volver después para retocar algunos detalles que habían quedado mal.
"Por ejemplo, las sillas las pintaron por encima, el papel de las paredes se caía o las barras de madera estaban sin barnizar, pero es que no tienen mucho tiempo, es imposible casi hacer más. Lo que sí que puede ser que invite más a sentarse y a venir que como estaba antes", opina Lourdes.
Desde el negocio sí que esperan que estos días se note esta emisión en televisión, pero Lourdes reconoce que ella no volvería a repetir porque "fue mucho estrés y nervios al no estar acostumbrados a trabajar con 20 ó 30 personas que te están mirando, con focos y teniendo que tener muchísimo cuidado".
Eso sí, finaliza dejando claro que "en la vida tienes que hacer todo lo posible si tienes un sueño y nosotros somos gente con sentimientos que queremos sacar el negocio adelante".