El dueño de La Taberneta revela lo que hizo un miembro del equipo de Chicote en su cocina

Pablo Cabezali, creador de contenido detrás del canal Cenando con Pablo, con más de medio millón de suscriptores en YouTube, ha publicado un nuevo vídeo dedicado a uno de los restaurantes por los que pasó Alberto Chicote en Pesadilla en la Cocina (laSexta). 

El youtuber ha estado con Walter y Ana, dueños de La Taberneta, protagonistas de uno de los capítulos más polémicos de la historia del programa. Ahora, ambos regentan un local que se llama La Nota, ubicado en un pueblo a una hora de Barcelona. 

Después de probar varios platos del local, una pizzería con toques de Uruguay donde también sirven varios tipos de carne, Pablo se ha sentado con los dos hosteleros para hablar del programa de Pesadilla en la cocina en el que participaron hace nueve años.

Walter ha confesado que llamó al programa de Alberto Chicote porque acababa de comprar el local y quería reformar la cocina porque era muy pequeña. Ana ha contado que tras varias entrevistas con miembros del equipo para conocer la situación del local accedieron a firmar el contrato. 

Sobre la grabación, el hostelero ha señalado que cada uno de ellos tenía un redactor que le iba diciendo cosas: "En un momento cortaban el programa y decían 'Walter, acá te tienes que venir arriba porque no lo mira nadie el programa este'". 

En un momento de la grabación con Chicote, Walter pierde los papeles y abandona el restaurante en dirección a la calle: "Casi le meto una hostia el tío ahí tocándome los cojones. Yo sabía. Y te voy a contar una cosa más. Cuando nos dice que quieren grabar dejáramos sin limpiar el restaurante cinco días. Un congelador que estaba vacío lo dejaron abierto y dijeron 'tú déjalo así' y se llenó todo de hielo". 

Ha comentado que también vio a lo que ha llamado "un maquillador de ingredientes" que se acercó con un spray y lo puso en una de las tablas y a la freidora. 

"Ellos llegan un domingo, te piden las llaves del local y te dicen 'desaparece'. Esto es a las ocho de la mañana y apareces a las ocho de la noche porque ellos tienen supuestamente que cablear, poner cámaras pero ya no vuelves a ver tu restaurante", ha contado Ana. 

Pero la cosa no ha quedado ahí. Ana ha contado también que en las largas jornadas de grabación le hacían preguntas, por ejemplo, sobre el camarero que tenían en el local y después los montaban como si eso lo hubiese dicho sobre Walter, su marido. "Qué fuerte", ha dicho Pablo al enterarse. 

Walter ha contado que desde el programa también organizaban la llegada de clientes para que entrasen todos a la vez. "Y luego tienes a la mosca cojonera aquí y te vas poniendo nervioso. Yo te puedo decir que a mí sí que me han llegado a poner un cartel detrás de cámara 'llora ahora'", ha apostillado Ana. 

La hostelera ha explicado que ellos firmaron para que grabasen su día a día "pero a los cinco minutos te dicen corta y vente arriba porque esto así no se va a emitir" y tendrían que pagar una multa. "¿Eran 100.000?", ha preguntado Pablo. "Pues por lo menos. Era muchísimo dinero. Tenías que pagar el sueldo del equipo también", ha contado Ana. 

Sobre la reforma también han desvelado cosas desconocidas hasta ahora. Ana ha afirmado que tuvo que reclamar una plancha de cromo que tenía en su cocina que le habían cambiado por una de hierro: "¿Perdona y mi plancha de cromo? de camino a Andorra al siguiente programa". 

"Y las ollas que nos pusieron a nosotros venían del anterior que era el Sukur. Tenía la factura del Sukur. Grabaron el mismo día el programa del Sukur, que estaba en Barcelona, como no le dieron todas las ollas que regalaban, les sobró y nos las trajo a nosotros", han ido contando Walter y Ana.

La carta no llegó a implementarse nunca porque para el hostelero las propuestas de Chicote carecían de sentido. Sobre La Taberneta, han contado que en una semana la traspasaron y cumplieron su deseo de abrir un local nuevo en la montaña. 

Para acabar, Ana ha contado una anécdota que pasó durante una de las grabaciones que, como han desvelado, se alargan hasta las tantas de la madrugada cuando ya están todos cansados del trabajo. 

"Hay un momento que él está enfocando a la cocina y coge una caja de ajos que hay encima de una nevera. Saca la caja de ajos y de dentro saca el desatascador. Yo en ese momento pensé 'es un cabronazo' porque el desatascador estaba debajo del lavabo. Y esa caja no era de ajos", ha afirmado Ana, que ha añadido que ahí no reaccionó porque tenía todas las de perder. 

Para acabar, han contado que los miembros del equipo se reunían en el bar de un amigo de Walter y Ana y ponía la oreja: "Decía madre mía la que os habrán liado hoy ha tenido que ser genial porque estaban aquí que no veas".