Chicote: "Hay gente que sin conocer en profundidad el negocio monta un restaurante porque suena muy guay"
Entrevista al televisivo cocinero, que estrena nueva temporada de 'Pesadilla en la cocina'.
En 2012 España era otro país. La Selección Española ganó la Eurocopa, acababa de empezar el Gobierno de Mariano Rajoy y un desconocido Alberto Chicote se ponía al frente de Pesadilla en la cocina, un exitoso formato adaptado de Kitchen Nightmares, presentado por el escocés Gordon Ramsay.
Tras 12 años en emisión, el cocinero madrileño ha presentado la novena temporada del programa de laSexta, cuyas repeticiones en Mega se suelen colar en lo más visto del día en las temáticas.
A escasos días de que se estrene —el próximo 3 de septiembre en laSexta— Chicote atiende por teléfono a El HuffPost en una de esas mañanas en las que a buen seguro acabará con la oreja caliente de tanto hablar con periodista.
- ¿Cuál es la clave del éxito de Pesadilla en la Cocina? Hasta las reposiciones funcionan en Mega y eso se nota en las búsquedas... lo más visto también en Netflix.
Ojalá lo supiese para aplicárselo a todos los programas del mundo mundial. Desde luego sí creo que el éxito de Pesadilla tiene que ver muchísimo con ir manteniendo la frescura de los primeros programas, la intención, la implicación en cada uno de los programas sin parar y creo que esto es algo que el público aprecia muchísimo.
- ¿Qué ha cambiado desde las primeras temporadas hasta hoy?
Ha habido un cambio es que todo el equipo que hacemos pesadilla tenemos un bagaje a nuestras espaldas que hace que sepamos mejor lo que hacemos y que cada vez lo hagamos mejor. Me esfuerzo en que los programas sea cada uno igual que el primero, mantener el nivel de implicación, de compromiso y de ánimo que mantuvimos desde el principio, que en ningún momento nadie del equipo, ni yo, tengamos esa sensación de “bueno, una Pesadilla más”.
- ¿Han cambiado los problemas de los restaurantes desde que empezaste a grabar los primeros Pesadilla en la cocina a ahora?
No tanto. Al final ten en cuenta que la hostelería es un negocio adaptativo. Nos vamos adaptando a diferentes formatos, nos vamos cambiando según el cliente va demandando. Llevamos 12 años haciendo Pesadilla y en 12 años tampoco ha cambiado tantísimo el negocio. Tendríamos que verlo en un arco de tiempo mayor para ver cambios sustanciales. Ha aparecido en el escenario muchos tipos nuevos de negocio que se están asentando pero creo que, de momento, los tipos de establecimiento que podíamos encontrar hace 12 años y los de ahora son similares, al menos los que reclaman nuestra ayuda.
- ¿Ni después de la pandemia?
La pandemia supuso un punto de inflexión pero creo que ha vuelto todo a su orden y quienes pudieron sobrevivir a un golpe tan duro como la pandemia ahora están prácticamente en las mismas condiciones. Muchos negocios, por desgracia, tuvieron que cerrar porque no pudieron soportar el mazazo y otros no han recuperado el mismo ritmo de trabajo que tenían en otro momento pero siguen vivos y dando guerra. En este negocio siempre hemos sido muy guerreros y eso no va cambiar.
- ¿Cuál es el error más común que has identificado en las personas que abren restaurantes?
La falta de profesionalidad. Un cierto intrusismo profesional. Hay gente que sin conocer en profundidad el negocio se pone a montar un restaurante porque suena muy guay. Es verdad que cada vez tenemos mejores profesionales en el sector y esto ha mejorado mucho en los últimos 40 años.
- ¿Identificas cuando llegas al restaurante al que te la quiere meter doblada? El que quiere una reforma gratis, ser famoso... O el casting previo ya evita a este tipo de personajes.
Evidentemente hay un proceso de selección previo en los que la demanda de ayuda es mucho mayor que la cantidad de programas que podemos atender y normalmente cuando el equipo de selección detecta alguna de estas cosas que tú me nombras directamente lo descartamos.
- ¿Consideras que has ido cambiando tu forma de enfrentarte a los problemas de las personas que acuden al programa?
Mi visión del trabajo sigue siendo la misma y, es más, supone un esfuerzo intentar discernir entre el aprendizaje de lo que tiene que ver con la tele, que cuando empecé no tenía ni puta idea, y ahora después de estos años voy aprendiendo, con lo que tiene que ver con el sector profesional dentro de lo que es la hostelería. Intento conservar ese compromiso de me meto en los zapatos de una persona a la que el negocio no les va bien y tengo que ayudarlos como sea.
- ¿Te has involucrado de más? Hay malos profesionales pero luego hay gente simplemente con mala suerte.
Siempre me implico de más porque es la única manera de hacerlo. No hay otra manera de hacerlo que no implique meterte de verdad en los zapatos de ese grupo de personas y tirar para adelante. En el momento en que lleves unas riendas y digas "hasta aquí llego y no llego más" en ese momento has fracasado.
- Para los que dudan, ¿cuándo entras a un restaurante hay algo preparado o sale todo de forma natural?
De hecho es una cosa que en las últimas temporadas nos ha ocurrido en alguna ocasión que alguna de las personas de los restaurantes han reclamado su guión porque claro han oído que está todo preparado, que es todo un guión. "Oye, ¿y mi guión?". Qué guion. "No, que qué tengo que decir". No tienes que decir nada más que lo que te pregunte Alberto. Pesadilla ocurre tal y como ocurre y ocurre una vez, no ocurre más veces. Esto es así y es como funciona y seguramente sea parte del secreto del éxito que tú cuando lo ves te das cuenta de que todo es verdad.
- ¿Te han llegado las quejas de algunos de los participantes de Pesadilla en la Cocina?
Cada uno tiene su manera de ver las cosas. De lo que dicen los demás es algo de lo que procuro abstraerme. Evidentemente me llega porque vivimos en el mundo de las comunicaciones y la información y si te digo ahora "no, no me he enterado de la gente que dice no sé qué y no sé cuál" me dices "venga, Alberto".
Evidentemente que me entero. ¿Que me da pena? Evidentemente. Normal, porque hemos hecho un trabajo. Creo que lo hemos hecho muy bien y que todo lo que nosotros sacamos adelante está muy bien. De verdad, te lo digo con el corazón en la mano. ¿Qué me da pena que alguien lo vea de esa manera? Pues sí. Pero yo más no puedo hacer. Como te he dicho antes de que me formulases esa pregunta, mira tú por dónde, que para nosotros lo más importante es que cuando terminamos el trabajo sabemos que el trabajo que hemos hecho está muy bien hecho. A partir de ahí la responsabilidad deja de ser nuestra.