Alejandro Mesa, el profesor español que se va a dar clase en Japón y arrasa de inmediato en TikTok
El docente español ha tenido vídeos de más de 300.000 reproducciones.
Alejandro Mesa llegó el pasado 6 de septiembre a la ciudad japonesa de Fukuoka para dar clases de español en una academia. Poco más de un mes después, no solo ha conquistado a sus alumnos nipones con su forma de dar clase, también ha logrado ser uno de los creadores de contenido educativo más destacados de la red social de TikTok (@buenosdiasporcierto).
Sus vídeos con sus trucos y sus formas de enseñar el español se hacen virales desde el minuto uno que los comparte. En TikTok no dejan de acumular reproducciones, alguna publicación hasta ha superado las 300.000 visualizaciones, y su perfil en esta red social ya tiene más de 6.000 seguidores.
Mesa, que de momento tiene contrato hasta marzo con la opción de prorrogarlo otros seis meses más, explica que trabaja en una academia o centro cultural hispano sin ánimo de lucro. Ahí sus alumnos no solo pueden aprender español, si no que también tienen actividades como danza, salsa, flamenco, tango o la posibilidad de comer en un restaurante con comida española y latina. Este docente español de 29 años lo define como “un rincón hispano en medio de Japón”.
En este mes escaso que lleva en Japón ha tenido todo tipo de sensaciones. Cuando se subió al avión en Tarragona reconoce que estaba “acojonado” y que se llegó a romper cuando se despidió de su pareja en España. Aunque luego se tranquilizó, no perdió esa sensación de vértigo y salto al vacío por el gigantesco paso que estaba dando: “Puedes tenerlo lo más claro posible, pero en el momento en el que te subes al avión estás acojonado”.
“Ya en Fukuoka la primera semana y media o dos fueron muy duras. Estás solo, tienes un horario japonés de trabajo, no entiendes nada, no tenía internet fuera de casa… Llegué un miércoles por la noche y al día siguiente ya empecé a trabajar, sin dinero. Fue un poco locura”, comenta ahora ya más tranquilo y estabilizado.
Mesa, que ya rechazó en octubre del 2022 este puesto de profesor, intenta sacar un aprendizaje de esos primeros días en Japón que nunca olvidará: “El hecho de pasarlo mal me ha hecho aprender a pensar, a poner las ideas en orden y a saber que una cosa es estar solo y otra sentirte solo. También a no volverme loco porque por ejemplo un día que tenía libre me fui solo a ver un templo, se puso a llover, me perdí y llegué al templo a las 2 de la mañana”.
A pesar de todos estos sucesos, valora su primer mes en Japón con “buena nota”. “Vas conociendo a los compañeros, que son todos latinoamericanos salvo uno que es español, sus vidas, sus motivos de viajar. Los alumnos también son muy cariñosos y simpáticos”, añade, contando que sus estudiantes, que la mayoría tienen entre 30 y 60 años, son más abiertos que el japonés promedio, ya que quieren aprender nuevas culturas.
Un choque cultural constante
Japón y España, la cultura oriental y la cultura mediterránea, son como el blanco y el negro o el agua y el aceite. El choque cultural que se llevó desde el primer momento fue tremendo. Incluso lo describe como estar viviendo en una película y no como en un sitio a 10.000 kilómetros de casa.
“Es tan diferente todo. Es otro mundo todo. La gente tiene su trabajo, los ingredientes se parecen, los trabajos igual, pero luego todo es muy diferente. No se puede entender si no vienes”, afirma, revelando que él no sabe japonés ni que nunca ha tenido una especial afición por las series manga ni por música o cultura del país. “Te llama Australia, Estados Unidos, pero Japón me llamaba para ir de vacaciones, pero no para vivir”, sentencia.
En este mes ha ido conociendo aspectos de la vida japonesa como el respeto que se tienen o el hecho de que viven casi para trabajar, sin tener tan presente el tiempo de ocio. Para ejemplificarlo, cita dos hechos que le ha pasado: “Una amiga me dijo en clase que se había pedido fiesta en el trabajo un día para limpiar su casa porque estaba muy desordenada. Yo me extrañé y ella me dijo que era normal gastar sus fiestas para eso y no para irse de vacaciones”.
Para el otro ejemplo lo narra en primera persona. “El lunes pasado fue festivo y me tocó trabajar porque la gente en vez de irse de barbacoa, al bar o al parque quedan para ir a la casa del español a poner todo al día. Su mentalidad es la de trabajar y luego ya si tal se preocupan por ellos”, destaca, informando de que hay multitud de tiendas y gimnasios que están abiertos las 24 horas.
“Intentaba explicarles que la idea es que se saliera antes de trabajar para ir al gimnasio, comprar o hacer vida personal y estar en casa, pero no lo entendían. Los miércoles trabajo de 11 de la mañana a 21.30 y tras decirles a mis jefes que eran muchas horas y que salía tarde me dijeron que fuera a hacer cualquier cosa a partir de esa hora, que estaban las cosas abiertas”, destaca.
También comenta que a pesar de considerar a Japón un país futurista por sus avances tecnológicos, se ha dado cuenta que en todo no es así: “En algunos aspectos es casi el pasado. Muchos trámites solo se pueden pagar en efectivo y el solario se cobra en efectivo. A mí me pagan el mes con el dinero puesto en un sobre”.
Sin embargo, sí que destaca el respeto que hay hacia la propiedad privada. Mesa deja su bicicleta, que usa para todo, en la puerta de su casa sin candado, incluso con la mochila, y nunca se la van a robar. “Para que alguien te robe tiene que ser extranjero, es una forma de vivir la vida muy diferente”, resume.
Un éxito inesperado en TikTok
Mesa comenzó a hacer los vídeos para mostrarle a su pareja, amigos y familia cómo es su vida en Fukuoka. Poco a poco la bola de nieve fue creciendo, las reproducciones aumentando y la cifra de seguidores subiendo sin parar.
“Lo hacía para ellos, pero es que tú ves a los alumnos que vienen y dices esta gente es una pasada, necesita verlo la gente. Empecé a grabarme cuando vi que a la gente le gustaba, veía las noticias y gustaba a todo el mundo. El japonés que viene a la academia les encanta España, la gastronomía, la arquitectura, etc”, señala Mesa, que cobra menos que en España pero que en cambio el alquiler, la comida es más barato y no gasta en gasolina al moverse en bicicleta.
Además, el hecho de que muchos de sus alumnos lleven años yendo a estas clases le ha hecho tener que innovar en la forma de dar clase, ya que tienen un alto nivel de español. “Como es difícil enseñarle a una persona que lleva 10 años aprendiendo español en el nivel C1, les pongo programas como el Grand Prix o series como Aquí no hay quien viva para que aprendan expresiones como ‘qué mona va esta chica siempre’ o para que sepan que es una junta de vecinos”, indica.
Esta sorprendente forma de dar clase también hace que en redes sociales solo reciba comentarios positivos: “Lo que más me está gustando es que, a diferencia de otro contenido que hacía, es que son todos comentarios positivos. Tenía un canal de política que me desgastaba mucho, pero esto está siendo todo lo contrario, no hay un comentario malo y todo el mundo me habla para bien y para decirme que le gusta lo que hago”.
Así de momento y por lo menos hasta el próximo mes de marzo, Mesa va a seguir compartiendo su vida y sus experiencias educativas en redes y enseñando aspectos más desconocidos de la cultura japonesa.