Lo cierto es que se nos está quedando un agosto un poco atípico. Ha habido mucho movimiento y en movimiento a veces cuesta menos estar de pie, pero cuando todo para, cuando se frena, ¿cuánto tiempo se puede estar de puntillas sin perder el equilibrio? Esto es lo que parece estar pasando en el panorama político español. Están crujiendo las estructuras de las organizaciones, se están poniendo a prueba cual va a ser el punto de partida y con qué mimbres se asumen la nueva realidad sociopolítica española y hay piezas que caen.