Esta perra abandonada por romper las gafas de sus dueños acaba con el mejor de los regalos
Miley solo tenía siete meses cuando llegó al refugio de la Broward County Humane Society. Una cachorra que ya podía presumir del típico bagaje de malas experiencias de un perro adoptado por gente que no sabe lo que es cuidar a un animal: elegida como cachorro, porque probablemente es más mona que un adulto, y como tal con muchas ganas de explorar probando todo lo que se dejaba a su alcance. Y así acabó en una perrera por morder unas gafas equipadas con una cámara.