El edificio más pesado de Europa es una mole gigantesca de acero y hormigón
El edificio inspirado en la arquitectura de Corea del Norte que actualmente hace de parlamento.
El edificio más pesado de Europa, compuesto de acero y hormigón, fue el palacio del dictador rumano Nicolae Ceaușescu, ubicado en Bucarest y que actualmente es el parlamento de Rumanía.
El dictador se inspiró en una visita a Corea del Norte, en 1971, para levantar la mole. Ceaușescu impresionado con la arquitectura de Pyongyang, decidió imitarla en Bucarest, la capital de su propio país.
La capital había sufrido un gran terremoto en 1977, el momento perfecto para construir su fortaleza, una edificación que competiría con las de Kim Il-Sung. El resultado de esta enorme obra arquitectónica ha terminado por ostentar a día de hoy el récord oficial de edificio más pesado del mundo.
Las ruinas del seísmo fueron la cuna en la que erigir su particular Casa del Pueblo, donde se agruparían todos los ministerios y se convertiría en el centro neurálgico de su Gobierno.
El líder comunista de Rumanía, igual que hizo 'Pedro' con la Iglesia, colocó la a primera piedra del mega edificio, en 1984, pero como Gaudí con la Sagrada Familia no llegó a ver su obra finalizada.
El dictador fue ejecutado la noche de Navidad de 1989, para entonces el palacio solo estaba construido en un poco más de la mitad, con lo que los trabajos continuaron a lo largo de los años 90.
Albergar la nueva Casa del Pueblo soñada por Ceaușescu supuso remodelar un barrio al completo de Bucarest y arrasar otros edificios colindantes. Desde el principio el coloso entro en las páginas del Guinness World Records por sus toneladas de acero, bronce, mármol y demás materiales.
Finalmente, el cálculo que hizo el periódico The Guardian, fue la demolición de una quinta parte de la ciudad, las construcciones circundantes y una gran avenida. Más un realojo forzoso de 40.000 residentes. Algunas de las obras arquitectónicas con más valor que redujeron a polvo fueron el Monasterio de Văcăreşti o el Hospital Brâncovenesc.
La construcción del palacio del pueblo contó con la participación de 100.000 personas, de las cuales 20.000 se repartían en tres turnos a lo largo de las 24 horas del día, más los 12.000 soldados que se sumaron a la tarea entre 1984 y 1990.
La arquitecta que dirigió a los 100 arquitectos que participaron y que han pasado a la historia es Anca Petrescu, la arquitecta jefa, quien identificaba la obra con Buckingham Palace en Londres, Reino Unido o Versalles en París, Francia.
Los datos del Gobierno rumano han señalado que el edificio mide 270 metros de largo, 245 de ancho y 84 de alto, aunque se extiende otros 16 bajo el nivel del suelo. Su superficie ronda los 365.000 m², once veces el tamaño del Palacio de El Escorial (33.327 m²), ubicado en Madrid, que mando construir el rey Felipe II.
El tamaño es digno de alabanza, pero si destaca en el libro Guinness de los récords es por las cifras que no se ven, al menos no igual que la altura o superficie. El inmueble figura en el Guinness World Records como "el más pesado" del mundo gracias a la descomunal cantidad de materiales que incorpora.
El edificio está fabricado con 700.000 toneladas de acero y bronce y 3.500 de cristal, un millón de metros cúbicos de mármol y casi 900.000 de madera. La lista sigue con 550.000 toneladas de cemento, dos millones de toneladas de arena y mil toneladas de basalto. Algunas voces lo califican del edificio más costoso jamás construido.
Las autoridades, una vez término la dictadura, no supieron qué provecho sacarle. Se planteó convertirlo en el mayor centro comercial del mundo, un casino que dejaría pequeña a cualquiera de las grandes torres de Las Vegas o incluso transformarlo en un parque temático consagrado a otra figura vinculada a los Cárpatos, a medio camino entre la historia y la fantasía: Drácula.
Las rocambolescas ideas no terminaron de cuajar y optaron por lo más sencillo, que era convertirlo en el Palacio del Parlamento de Rumanía. Allí se ubican hoy el Senado, la Cámara de Diputados e incluso varios museos.