Uno de los museos arqueológicos más desconocidos de España se oculta bajo el suelo de Madrid

Uno de los museos arqueológicos más desconocidos de España se oculta bajo el suelo de Madrid

Es un testimonio silencioso de la ingeniería y la vida cotidiana de antaño.

Caños del Peral

Bajo la bulliciosa plaza de Isabel II en Madrid, yace un tesoro oculto que pocos conocen: Los Caños del Peral, un museo arqueológico subterráneo que alberga vestigios de la historia hidráulica de la ciudad. Este enclave, situado a diez metros bajo tierra en la estación de Metro Ópera, es un portal al pasado que revela cómo el agua, elemento vital para el crecimiento de Madrid, era gestionada y distribuida en siglos pasados.

Es un testimonio silencioso de la ingeniería y la vida cotidiana de antaño. La fuente de los Caños del Peral, con sus seis caños y pilas, era una infraestructura crucial en la segunda mitad del siglo XVI, recogiendo el agua de manantiales y distribuyéndola a través de un acueducto que abastecía al Palacio Real hasta casi el siglo XX.

Antes del siglo XVI, Madrid enfrentaba desafíos significativos en el abastecimiento de agua. Las soluciones de la época, como aljibes y pilas públicas, fueron reemplazadas gradualmente por fuentes públicas como la de los Caños del Peral. El Acueducto de Amaniel, originario de la Dehesa de la Villa, es otro ejemplo de la evolución del sistema hidráulico de Madrid, evidenciando el esfuerzo histórico por llevar agua al Palacio Real.

La experiencia de visitar Los Caños del Peral es una inmersión en la historia. Los visitantes pueden recorrer la galería de abastecimiento en bóveda de cañón y la alcantarilla del Arenal, que resolvía el problema de evacuación de aguas sucias. Además, la sala de audiovisuales ofrece una oportunidad única para profundizar en los detalles de estos vestigios históricos, acercando la historia a todos los que se aventuran bajo la superficie de Madrid.

Titania
Titania
Santander

La visita a Los Caños del Peral no es solo un viaje a través del tiempo, sino también un reconocimiento a la importancia del agua en el desarrollo urbano y la vida cotidiana de Madrid. Es un recordatorio de que, incluso bajo nuestros pies, hay capas de historia esperando ser descubiertas.