Una profesora de guardería exige a los padres acabar con la principal razón de sus problemas laborales

Una profesora de guardería exige a los padres acabar con la principal razón de sus problemas laborales

Alemania tiene un déficit de 430.000 plazas en guarderías.

Una guardería, en una imagen de archivoLOURDES BALDUQUE vía GETTY IMAGES

La escasez de personal en las guarderías de Alemania ha forzado el cierre de unas 430.000 plazas, una situación que afecta especialmente a padres que dependen de estos centros para el cuidado de sus hijos. Esta emergencia se ha hecho sentir en distintas regiones del país, como en Renania del Norte-Westfalia, donde las guarderías enfrentan retos crecientes para cubrir las exigencias legales de plazas disponibles. Sin embargo, el impacto no se queda solo en la oferta de plazas, pues la crisis también está minando la calidad de vida de los educadores, quienes soportan la sobrecarga de un sistema que, según relatan, necesita cambios urgentes.

Hannah, una educadora de 29 años de Baden-Württemberg, ha trabajado en diversas guarderías, desde pequeños centros gestionados por iglesias hasta instituciones bilingües privadas y grandes organizaciones sin fines de lucro. Asegura que, aunque sigue amando su profesión, le entristece ver “cómo se empaña esta hermosa labor”. Desde su experiencia en distintos entornos laborales, Hannah considera que las condiciones de trabajo dependen en gran medida del empleador, y comparte cinco puntos clave que mejorarían la situación para los educadores y, en última instancia, para los niños.

Uno de los problemas más graves, según Hannah, es la presencia de niños enfermos en la guardería. Explica que estos casos son la principal causa de enfermedades en el personal educativo, quienes, de acuerdo con un estudio de la aseguradora Barmer, se ausentan diez días más al año que la media de los trabajadores alemanes. Hannah comprende que los padres no siempre puedan quedarse en casa, pero insiste en que “si los niños enfermos se quedaran en casa, la falta de personal sería mucho menor”. También observa que, a menudo, los padres minimizan los síntomas de sus hijos, llevándolos a la guardería con conjuntivitis o gripe, lo que termina afectando a todos los involucrados.

Otro aspecto crucial para Hannah es la comprensión y el respeto de los padres hacia el trabajo de los educadores. Explica que, a menudo, los padres insisten en charlas o reuniones, sin considerar que los educadores deben cuidar a numerosos niños al mismo tiempo. Este tipo de exigencias, asegura, solo agravan el estrés de quienes ya trabajan en condiciones de alta presión por la falta de personal.

Muchos son los que en Alemania sugieres que los padres también podrían contribuir en actividades especiales, como las fiestas de verano o las celebraciones de Navidad, para aliviar a los educadores en esas jornadas. Comenta que, en tiempos de escasez de personal, contar con la ayuda del consejo de padres en la organización de estos eventos sería de gran apoyo y mejoraría la rutina de las guarderías, permitiendo que los educadores se enfoquen en su labor principal.

Aunque el salario de los profesores está en la media, el estancamiento salarial del sector es otro factor que desmotiva a los profesionales. Mientras en otras profesiones los empleados tienen la oportunidad de aumentar su salario con el tiempo, en el campo de la educación infantil el progreso salarial es limitado, lo que lleva a muchos trabajadores a abandonar su vocación en busca de mejores ingresos. Esta falta de incentivos económicos, unida a la carga de trabajo, termina reduciendo aún más la plantilla en las guarderías.