Una estrella del rock olvida su Lamborghini en el taller durante 20 años

Una estrella del rock olvida su Lamborghini en el taller durante 20 años

Vamos, parece mentira que justo él no 'sintiese el ruido'. 

Imagen de un clásico Lamborghini Countach, en la feria automovilística Classics Gallery durante la Geneva Motor Show 2024 (Suiza).John Keeble/Getty Images

Sorprendente historia la ocurrida en la ciudad californiana de Los Ángeles y que recoge el medio sueco Carup. Se trata de lo que se encontraron en un antiguo taller de coches, uno de esos curiosos casos en los que es el cliente el que tarda más en recoger el encargo que el mecánico en finalizar el arreglo. 

Obvias ironías aparte, ¿se acuerdan de los Quiet Riot y la mítica versión del Cum on fell the noize? (aquel tema rescatado del olvido por la inmortal banda sonora del GTA Vice City, con perdón del original de Slade). Pues uno de los integrantes de la banda, el guitarrista Carlos Cavazo, tuvo un pequeño olvido. No fue a recoger su auto deportivo.

Y no, no era un deportivo cualquiera, era el Lamborghini Countach LP 5000 S. Y no, tampoco era un modelo cualquiera de esta joya. Era la primera copia de este modelo que se produjo en 1982, por lo que viajó por todo el mundo y se exhibió en varias exposiciones. También fue el de exposición de la marca en el principal salón del automóvil de Ginebra.

Una espera de dos décadas, pero arrancaba

Se recoge en el reportaje que esta adquisición de Cavazo se produjo con Metal Health -el gran single de la banda- recién estrenada y con el dinero quemándole los bolsillos a por aquel entonces una joven estrella del rock de tan solo 25 años. Vaya si lo disfrutó, pero como suele ocurrir con este tipo de tesoros, fue cayendo en desuso. La familia y todo eso.

Titania
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Santander

Pero cuando corría la Navidad de 2001, Cavazo se decidió a llevarlo al taller para arreglarlo y una puesta a punto. Nunca regresó a por el 'lambo'. El dueño del taller falleció con el tiempo y aquel coche de lujo quedó oculto bajo el polvo. Cuando fue descubierto por el nuevo dueño del taller, finalmente llegó a arrancar. ¿Su destino? Una subasta en la que se vendió por 7 millones de coronas suecas, unos 600.000 euros.