Un presupuesto millonario en minas para equipar al submarino de moda español
Todo mientras se siguen dando pasos de gigante en el nuevo sumergible.
El Ministerio de Defensa sigue trabajando para que el próximo submarino Isaac Peral (S-81), entre en servicio y, para ello, el anterior Gobierno aprobó en Consejo de Ministros la compra de 50 unidades de combate de la Mina de Fondo Multi-Influencia por poco más de 15,5 millones de euros.
Una adquisición que se produjo, tras ver que las minas que había en España eran para la clase S-70, por lo que la actualización ha sido necesaria y obligatoria.
Los submarinos S-80 tienen una eslora total de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 metros y un desplazamiento en inmersión de alrededor de 3.000 toneladas. Entre sus aportaciones tecnológicas destacan el sistema de combate y control de plataforma de Navantia Sistemas, y un sistema de propulsión anaeróbico revolucionario desarrollado por Navantia que aporta gran sigilo en inmersión, denominado BEST-AIP.
Este sistema de propulsión independiente de la atmósfera le permite obtener energía eléctrica, a partir de pilas de combustible que utilizan tecnología procedente del sector aeroespacial, a cualquier profundidad. Así, podrá permanecer semanas sin salir a cota periscópica, lo que mejorará su discreción, principal atributo de un submarino.
Casi listo
El submarino S-81 'Isaac Peral' ha realizado este viernes su última prueba de navegación en aguas de Cartagena (Murcia) antes de su entrega a la Armada, que está prevista el próximo 30 de noviembre.
En concreto, el submarino ha permanecido sumergido este viernes en aguas de Cartagena y, posteriormente, ha navegado mar adentro durante la realización de diferentes pruebas.
Cabe destacar que la finalidad del programa S-80 es tratar de proporcionar unos buques de última generación que dieran a la Armada ventaja tecnológica en un entorno impredecible y capacitar a la industria nacional para diseñar y construir un tipo de barco que sólo está al alcance de un reducido grupo de países, según Navantia.
El programa representa un antes y un después en la construcción naval española. Los buques que resulten de este proyecto están considerados como unos de los submarinos convencionales (los no dotados de propulsión nuclear) más avanzados del mundo.