Un experto en alfombras señala el error de los turistas al comprar en los zocos de Marruecos y Turquía
Existen algunas estrategias para conseguir una negociación fructífera.

Cuando uno decide viajar de un país a otro sabe que se va a encontrar diferencias en casi cualquier aspecto, que en muchos casos pueden ser abismales: lingüísticas, culturales, de costumbres, etc. Sin embargo, todo turista debe adaptarse de la mejor forma a esas características que en ocasiones, poco o nada tienen que ver con las del propio país.
Estas diferencias se acentúan más cuando se trata de determinados países ubicados en ciertas zonas y que tienen una visión completamente distinta a la de uno mismo. Especialmente, para una persona occidental, en nuestro caso, española, llama mucho la atención algunas prácticas que se pueden llevar a cabo en determinados países musulmanes. Uno de los ejemplos más claros lo vemos en Marruecos, que pese a estar a tan solo 30 km de la costa española, se trata de un país totalmente distinto al nuestro.
Si nos centramos en algunas características concretas, podemos encontrar grandes distinciones, algunas más llamativas y que chocan frontalmente con la manera de proceder en nuestro país. Por ejemplo, las negociaciones comerciales.
Y es que, en países de Oriente Medio o en nuestro caso más cercano, Marruecos, cuentan con una costumbre muy arraigada que tiene que ver con la forma de hacer negocios con compradores, tanto locales como turistas. Hablamos de la técnica del regateo.
Si han viajado a este país, habrán comprobado que a la hora de realizar una compra -por nimia que sea-, el vendedor siempre va a tratar de negociar un precio. Esto lo explicó recientemente un escritor y arquitecto británico, Philip Brebner, que reside entre Portugal y Marruecos, y que dio su opinión acerca de este asunto, explicando qué significa o cómo deberían de actuar los turistas para evitar ser estafados y recibir un trato amable y educado.
Brebner es también un apasionado de las alfombras, y se ha pasado durante los últimos años viajando y acudiendo a los zocos de países como Turquía o Marruecos y comprando a precios muy competitivos que se encuentran dentro de la normalidad. Recientemente habló con el medio MailOnline, donde dejó algunos 'tips' sobre cómo acometer estas situaciones.
En primer lugar destaca un gesto fácil de llevar a cabo y que puede cambiar la deriva de la conversación desde el principio: sonreír antes de preguntar por un artículo de la tienda. "Hace que la negociación sea más agradable", apunta.
A continuación, Philip explica que no se debe cometer un error: preguntar el precio cuando no se va a comprar. Esto, advierte, es un fallo muy común en casi todos los turistas: el preguntar por preguntar. Y es que, asegura que desde ese momento, ya se ha caído en la trampa: acabas de entrar en una negociación.
Sin embargo, sostiene que si encuentras un producto que te interesa pero el precio no es el que esperas, tienes varias opciones: la primera de ella es demostrar tu negativa a ese precio con algún gesto o frase. Y a continuación, el vendedor tendrá preparada su estrategia, que es preguntar cuál es nuestro mejor precio (que estamos dispuestos a pagar).
Inicio de la negociación
En ese momento comienza un tira y afloja entre el comprador y el vendedor, cuya intención es encontrar un precio que sea beneficioso para ambas partes, aunque si la conversación se enroca demasiado, siempre puedes decir algo así como, "Bueno, mejor no lo compro" e ir con paso decidido fuera de la tienda. Es en ese momento cuando el vendedor comenzará a hacer ofertas mucho más apetecibles.
Por otro lado, si has encontrado un producto que verdaderamente te interesa, Brebner sostiene que lo más inteligente es ofrecer un tercio del precio que te dicen en un primer momento. Gracias a ello, se podrá alcanzar un acuerdo en un punto intermedio, que terminará siendo algo así entre un 50 y un 60 por ciento del precio inicial, de forma que todos quedarán contentos.
Pero en definitiva, Philip afirma que el mayor consejo que puede dar es el de mantener la calma y ser siempre agradables. Solo así podrás mantener una negociación interesante y fructífera. Y destaca que ponerse de mal humor o enfadarse con los vendedores es algo muy común entre los regateadores primerizos, ya que se lo toman a lo personal, como que "creen que los están molestando o engañando".
¿El problema? Que en muchas ocasiones, el turista occidental, que no está nada acostumbrado a este tipo de dinámicas a la hora de comprar y vender, no quiere entrar al juego, cansado de tener que estar todo el rato haciéndolo. Lo que ocurre es que realmente, en países como Marruecos, se trata de una actividad social como cualquier otra, en la que dos o más personas interactúan para conseguir un acuerdo lo más favorable posible para ambas partes.