Un agricultor gallego tropieza en su finca con collares de oro de un valor incalculable
Mientras araba el campo.
Curioso y valioso hallazgo cuando un agricultor gallego araba el campo el pasado mes de mayo. Mientras un trabajador del campo preparaba el terreno en Betanzos (A Coruña), la maquinaria chocó con lo que resultó ser un collar de oro, según recoge El Confidencial. No se trata de un hallazgo inédito en Galicia, donde a lo largo de la historia ha sido común toparse con las icónicas piezas arqueológicas de oro procedentes del mundo celta, las alhajas conocidas como torques.
El conselleiro de Cultura, Educación, FP y Universidades, Román Rodríguez, acompañado por el delegado territorial de la Xunta en A Coruña, Gonzalo Trenor, visitaron el Museo Arqueológico e Histórico del Castillo de San Antón, donde técnicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) analizan los dos torques hallados de manera causal en la finca de la comarca de Betanzos. Según las primeras hipótesis, podrían proceder de la Edad de Hierro.
Durante su visita, el responsable autonómico de Cultura explicó que las piezas fueron entregadas a la Administración autonómica por un particular y depositadas en el Museo Arqueológico e Histórico de San Antón, de A Coruña, el centro de referencia para los hallazgos localizados en esta comarca, para su estudio y evaluación por parte de los técnicos, según la Xunta.
Tras esto, la Administración gallega llevó a cabo una prospección arqueológica y geofísica en la parcela con el fin de comprobar sí se escondían otras piezas, pero no fueron detectados ni niveles arqueológicos ni tampoco materiales antiguos.
Posible marco histórico: Edad de Hierro
Román Rodríguez aprovechó la ocasión para agradecer el proceder de la persona responsable del descubrimiento por su diligencia que "da una nueva oportunidad para ahondar más en nuestro pasado más singular y en la historia de esta comarca".
La investigación preliminar hecha por Xosé-Lois Armada y Carlos Otero, del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC, mediante análisis de la composición química, estudio analítico de la composición del metal y observación microscópica, apunta a que los dos torques se encuentran en buen estado de conservación y podrían proceder de la Edad de Hierro.
Además, la caracterización preliminar constata que ambos ejemplares presentan los trazos habituales del tipo ártabro, una tipología de la que solo se conocen 24 ejemplos, si bien en algunos casos la adscripción es dudosa al conservarse solo de manera fragmentada.