Turbidez extrema en el Mar Menor
El Instituto Español de Oceanografía, dependiente del CSIC, no ve signos de recuperación en la albufera del mar Mediterráneo situada en la Región de Murcia.
La salud del Mar Menor, en observación desde 2016 por culpa del vertido continuado de fertilizantes agrícolas, está lejos de mejorar. A pesar de los datos del último informe menual del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), que publica el Ministerio para la Transición Ecológica, señala cierta estabilidad en el ecosistema del humedal, ello no se traduce en la recuperación del humedal murciano.
"En conjunto, y a excepción de la zona ocupada por la denominada mancha blanca, los parámetros descriptores del estado de la columna de agua indican que 2023 ha sido un período aparentemente estable del ecosistema lagunar. No obstante, esta estabilidad no se puede interpretar en términos de recuperación del humedal pues puede ser una etapa transitoria debido a, por ejemplo, factores climáticos", explican los investigadores.
El informe del IEO-CSIC señala, tal y como recoge el diario La Verdad, que los principales indicadores que se emplean para controlar el estado de salud del Mar Menor registran una mejora los últimos tres meses, el equipo de investigadores señala que es un movimiento habitual en la época más fría del año aunque sí admiten que puede estar gestándose un cambio de estado del ecosistema del humedal.
Sin embargo, la turbidez del agua del Mar Menor sigue siendo una cuestión que preocupa a los investigadores. Especialmente en la mancha blanquecina que se extiende desde la desembocadura de la rambla del Albujón y casi toca la isla Perdiguera, donde la suciedad del agua es "extremadamente elevada" impidiendo que la luz llegue hasta la profundidad de la laguna y, por tanto, se pueda recuperar la pradera marina.
"La tendencia creciente del pH es indicativa de un cambio de estado del ecosistema y en las actividades de seguimiento biológico no se están obteniendo síntomas de recuperación de hábitats y especies clave,", advierte el informe en el que han colaborado hasta catorce científicos del IEO-CSIC de la Región de Murcia, Canarias y Málaga.