'Silencio rural': así es el trabajo universitario que se ha convertido en la voz de los pueblos
Rubén Aparicio, Yago Costoya, Diego Carreras y Andrés Barreiro son los protagonistas de esta reivindicativa iniciativa.
Rubén Aparicio, Yago Costoya y Andrés Barreiro vieron en un trabajo que tenían que hacer para la asignatura de Ciberperiodismo la oportunidad perfecta para adentrarse en el mundo rural, descubrir los rincones más desconocidos de Valladolid y, de paso, mostrárselos al mundo.
Estos tres jóvenes estudiantes, que se encuentran en tercero de Periodismo de la Universidad de Valladolid, crearon un espacio en distintas redes sociales bautizados como Silencio Rural. En él dan voz a personas que viven en municipios despoblados, reivindican sus parajes y denuncian la falta de servicios que sufren. El resultado: un proyecto atractivo cada vez más seguido en redes sociales como TikTok y la nota máxima en la asignatura. Jugada redonda.
"Teníamos que hacer un reportaje cibermedia con total libertad para elegir el tema. Elegimos este porque cuando íbamos con el coche veíamos desvíos en las carreteras para ir a municipios de los que nunca habíamos oído hablar, así que comenzamos a indagar y ahí es cuando nos topamos con la problemática de la despoblación", explican.
Los tres, una vez terminaron el cuatrimestre y la asignatura, tuvieron claro que querían seguir con el proyecto. Fue un consenso común al que llegaron desde el principio. es lo que más ganas nos está dando de toda la carrera. "Vemos que a la gente le gusta, le interesa y queremos seguir con ello", aseguran.
Además y una vez finalizaron el cuatrimestre tuvieron la incorporación de su compañero Diego Carreras, un cuarto integrante que había estado en otro grupo y que no dudó en sumarse en cuanto tuvo la oportunidad.
Precisamente y a pesar de no estar todavía en el equipo, Carreras llevó en su coche a sus tres compañeros al primer pueblo que escogieron, que fue Villavieja del Cerro, una pedanía perteneciente a Tordesillas. Esta pequeña localidad ha visto como su población no ha dejado de disminuir en los últimos años hasta los 59 habitantes censados en 2023, casi la mitad que hace una década, siendo un caso ideal para empezar.
Contar lo que nadie cuenta
Ellos decidieron darle una vuelta de tuerca al proyecto e ir un paso más allá. No se quedaron en la problemática de la despoblación, en dar datos de cómo ha evolucionado en la provincia de Valladolid en los últimos años o en ver las medidas que se pueden estar aplicando desde las instituciones para tratar de minimizarlo.
Decidieron, para darle un toque propio y personal, contar las historias de esa gente anónima que casi vive atrapada en el siglo XX, personas que en su mayoría no conocen las redes sociales e incluso en algunos casos ni internet. De ellos cuentan su historia, sus vivencias y destacan las tradiciones o los lugares turísticos de la zona.
"Buscamos dar un toque personal al proyecto. Vamos y lo primero que hacemos es dar un paseo, ver lo que nos llama la atención, hacer unas fotografías y tratar de localizar gente para hablar con ellos. Les pedimos que nos cuenten sobre ellos, que nos hablen de sus recuerdos y de su historia. También les preguntamos por curiosidades del pueblo, qué tiene de especial y su perspectiva sobre la despoblación", indican, aunque a veces también fijan entrevistas con los alcaldes para ir más seguro.
Carreras, que es natural de Tordesillas y reconoce que no le gusta la ciudad y que solo está en Valladolid por tema de estudios, añade que además hablar con estas personas es "muy importante" porque la información en internet sobre estos municipios es escasa.
"El boca a boca nos ayuda mucho. A veces de un pueblo te remiten a otro, a un lugar que es interés turístico y no conocías, etc", explica, añadiendo que en alguna ocasión han ido con la intención de ir a un municipio y que gracias al testimonio de los vecinos han acabado visitando tres y dos lugares de interés turístico.
Costoya apunta que en un primer momento los vecinos de los pueblos les miran con recelo y extrañados, pero que cuando les explican el proyecto no dudan en ayudarles. "Hay muchísima hospitalidad. Es cruzar esa primera barrera, pero luego se involucran, les hace ilusión que haya gente joven con esta iniciativa y hasta te meten en sus casas", comenta este joven, que se animó a hacer este proyecto porque a pesar de no haber tenido vinculación con el mundo rural le gusta viajar y conocer lugares.
Además, también quiere un valor extra que es el de contar la actualidad relacionada con el mundo rural. "Fuimos a las manifestaciones de los agricultores y dimos voz a la gente que se manifestaba. Esto nos sirvió para conocer más sobre el tema", asegura Aparicio, que confiesa que como su padre es agricultor les ayudó a contactar con personas.
"El mundo rural tiene muchas trabas"
Una de las principales conclusiones que han podido sacar los cuatro es que vivir en pueblos pequeños es algo difícil a día de hoy, ya que la falta de servicios es cada vez más patente, aunque sí que hay ganas de que revertir esta tendencia.
"Casi no vemos gente joven y los pueblos están prácticamente envejecidos. Es normal, porque un hombre de unos 35 años que había tenido una hija nos explicaba lo difícil que es para ellos vivir por el tema de la guardería, colegio, etc. Son una serie de trabas que le complican la vida diaria por la falta de servicios", sentencia Barreira.
Este joven, procedente del municipio leonés de La Válgoma, es el que más acostumbrado está a vivir en pueblos pequeños y el que más sabe de esta realidad: "Mi pueblo tiene escasos 100 habitantes y siempre he vivido en un sitio envejecido, así que por ello tengo una idea más clara que mis compañeros".
De hecho, en estos meses han sufrido en sus propias carnes las carencias de servicios en este mundo rural. "Una vez queríamos ir a San Pelayo para conocer un festival que se llama Cuatro Gatos y que trae músicos de Castilla y León para que la gente vaya y lo conozca, y tuvimos que ir andando", relatan.
Aparicio, Costoya y Barreiro habían fijado una fecha con la alcaldesa y, como no tenían coche, fueron en autobús hasta el municipio colindante de Tordecilla de la Torre. Desde ahí tuvieron que caminar 20 minutos por el campo hasta llegar a San Pelayo.
"Muchas veces nos comentan que en los pueblos se pueden encontrar viviendas a precios más asequibles que podrían favorecer la llegada de gente nueva y que hay iniciativas, pero como los principales servicios están en sitios más grandes es difícil que la gente vaya ahí a vivir. Además, tampoco es que se haga mucho por cambiar esa situación desde las instituciones", sentencia Costoya.
"El mundo rural tiene muchas trabas por delante. Percibimos un pesimismo mayoritario entre los vecinos porque no ven un futuro para sus pueblos", remata Aparicio, que especifica que la mayor parte de la gente que mantiene o compra casas ahí es para tenerlas como segunda vivienda.
A pesar de que el futuro sea incierto para las localidades más pequeñas, estos cuatro estudiantes van a seguir dándoles voz y aportando su granito de arena para que la vida siga latiendo entre sus calles y el ruido y la alegría se vuelva a hacer paso sobre el silencio.