Clara González, la divulgadora de arte que reina en redes: "El arte sigue siendo machista"

Clara González, la divulgadora de arte que reina en redes: "El arte sigue siendo machista"

Esta joven de 29 años sigue queriendo acercar el mundo del arte a la población y, para ello, acaba de publicar su libro 'Un Van Gogh en el salón'.

La divulgadora de historia del arte Clara González.IMAGEN CEDIDA POR CLARA GONZÁLEZ

Hacer de la historia del arte algo accesible, entretenido y ameno a la población puede ser a veces tedioso. Nombres, corrientes, obras, características y multitud de fechas hacen que tradicionalmente haya sido algo más destinado a gente con un alto nivel cultural y metida en este mundo y no, por ejemplo, a una clase de adolescentes que ven estar en un museo como una actividad para 'frikis'.

Sin embargo, las nuevas tecnologías y las redes sociales, poco a poco, están cambiando este paradigma que parecía inamovible. Perfiles como el de Clara González Freyre (@_claramore_), una historiadora del arte que tiene 200.000 seguidores en Instagram, triunfan gracias a la simplificación y normalización que hace de un mundo que explicado de forma tradicional no llama tanto la atención.

Tras dos años de crecimiento digital, esta benidormense de 29 años ha dado un paso más. El pasado 21 de marzo vio la luz su primer libro, Un Van Gogh en el salón (Planeta de libros), que desde el título deja muy claro la intención del mismo: acercar la historia del arte a todo el mundo.

Con el ajetreo y la felicidad propia de este momento, González celebra que el libro y su diseño “huela a revista”, una prioridad que tenía y que ha cumplido: “El mundo del arte es un mundo conservador y yo buscaba que fuese algo diferente. Es arriesgado salirse de la norma dentro de una disciplina que es elevada, pero mi premisa era la de crear un libro que es el que yo hubiese querido tener. Tenía que ser ameno, que permitiera saltar entre apartados para aprender sin sentir que te están echando una chapa”.

González, en su libro, no solo trata de ayudar a entender el arte, si no que también pretende contar la cara más oculta de artistas relevantes o dar voz a las mujeres que durante siglos no han tenido. Todo ello sin perder el rigor que requiere un campo como este y que ella demuestra con las 24 páginas de bibliografía que ha añadido. “Si estoy en redes utilizo un lenguaje de redes sociales y si hago una tesis doctoral utilizaré otro”, zanja.

La misión de acercar el arte a los jóvenes

Una de las ventajas que tiene el consumo de las redes sociales por parte de adolescentes es que pueden acceder a multitud de contenido y a perfiles como el de González, algo que antes era imposible. Ella, junto a otros profesionales y académicos, están consiguiendo esa difícil labor de acercar campos destinados a expertos como el arte, la salud o la ciencia a todo el mundo.

Por ejemplo, ella da trucos para comenzar a diferencia vanguardias artísticas: compara una mala partida de tetris con el cubismo, relaciona la ansiedad o depresión con una obra expresionista o asemeja un vacile al dadaísmo. “El lector no es tonto, pero tengo que conseguir que empatice y que vea que esto que le han pintado como algo inalcanzable se puede simplificar para entenderlo mejor”, describe González, que no duda en decir que el barroco y las vanguardias son sus épocas favoritas en la historia.

Las audioguías de los museos son aburridas

“Si no se adapta el lenguaje o la forma en la que se enseña se convierte en algo aburrido”, añade, quejándose por ejemplo de las audioguías de los museos. “Sé que es un tema polémico, pero son aburridas. Se entra en detalle muy técnicos y se pasa por alto lo anecdótico, que es lo que a la gente más joven se le queda. Se puede comparar a Monet con un filtro de Instagram”, añade.

También se muestra partidaria del uso de los móviles en los museos siempre y cuando se respete la integridad de la obra y al resto de visitantes. “Es algo que usamos todo el rato. Hay que quitar la concepción del arte de que es algo sagrado y de que solo se puede contemplar y mirar”, llega a decir, antes de soñar con que dentro de unos años esto sea una realidad.

Clara González acaba de publicar su primer libro, 'Un Van Gogh en el salón'.Imagen cedida por Clara González

“El arte es machista”

González no duda ni lo más mínimo en asegurar que el arte es conservador. Y tampoco elude la pregunta de si el arte es machista. “Sí, lo ha sido y lo sigue siendo”, afirma con rotundidad. Explica que ha avanzado mucho, pero que, igual que en la sociedad, “todavía queda mucho camino por recorrer”.

“El feminismo existe por algo y es para llegar a una equidad que sea real en todos los aspectos. Hemos avanzado. Cuando yo empecé la carrera la realidad era diferente a la de ahora y se está haciendo una labor para que las mujeres podamos ser artistas, pero la realidad es que lo tenemos mucho más difícil”, indica.

Por eso, siempre intenta destacar a mujeres artistas, sus obras y dar relevancia al papel que han tenido en la historia del arte. Aunque no se siente pionera en el estudio de este mundo con perspectiva de género, sí que usa su altavoz para resaltarlo, a pesar de que a veces le haya costado algún que otro problema. “Cambiar cosas que llevan siendo así siglos es un charco”, ironiza.

Picasso tenía sus cosas, sobre todo con las mujeres

Sin embargo, ha tenido más problemas cuando ha contado cosas más ocultas de artistas como Pablo Picasso: “Me han llegado más críticas cuando bajas a la tierra personas que son genios como él. Si hablas de él como si no fuera un Dios intocable es odio asegurado porque es marca España, un orgullo y decir que a lo mejor tuvo episodios en su vida que fueron oscuros es un problema. Si separas la vida de la obra y lo pones en su lugar no hace gracia”.

En ningún caso quiere cancelar a figuras como Picasso. “Eso es imposible, cambió el siglo XX y es responsable de lo que pasó en las vanguardias de Europa, pero es que tenía sus cosas, sobre todo con las mujeres”, afirma. “Sus parejas tenían diferencias de edad con él, dos de ellas se suicidaron, dos acabaron en centros psiquiátricos y hay cosas raras porque era una persona bastante ególatra”, cuenta.

Pero no solo pone el ejemplo de Picasso. “Caravaggioo es un asesino, lo echaron de Roma y nadie dice que lo echemos de los museos porque sería una locura, pero hay que decir todo. Y es curioso porque luego a las mujeres nadie pone en duda de que hay que estudiar su biografía”, sentencia.

Un éxito cosechado en menos de un año

Clara González comenzó a divulgar contenido sobre arte en Twitter cuando había terminado la carrera, en 2018, pero no se hizo famosa hasta el 2022, cuando su cifra de seguidores creció de manera exponencial. Ese mismo año pasó de tener 3.000 seguidores en febrero a superar los 90.000 en septiembre. Hoy en día tiene más de 170.000 en Instagram o casi 100.000 en TikTok.

Para ella su vida es un sueño, así se encarga de decirlo en cuanto se le pregunta, ya que de adolescente y antes de meterse en la historia del arte quería ser periodista. “He encontrado la forma de unir las dos cosas que me gustaban gracias a las redes sociales. Yo no aspiro a nada más allá de seguir trabajando de esto”, confiesa esta historiadora que nunca se ha visto metida en un aula o de guía en un museo.

En su día a día y a pesar del éxito que tiene, reconoce que no es consciente de que un vídeo suyo puede tener dos millones de reproducciones. “No pienso en las cifras. Lo acabas naturalizado y se te olvidan que los números son personas”, asegura. Además, hasta llega a decir que si pudiera hacer lo que hace siendo anónima lo haría.

Sin embargo y aunque no piense en personas, las críticas sí que le han jugado alguna mala pasada hasta el punto de pensar en borrarse las cuentas: “Tuve un vídeo que tuve una crisis digital de borrarme todo. Soy inocente y no pienso en las consecuencias que pueden tener las cosas que subo, así que hice un vídeo de las esculturas griegas y el pene y me empezaron a decir de todo. No lo denuncié, pero me quería ir porque pensaba que todo el mundo se iba a acordar de mí, pero por suerte no fue así”.

Titania
Titania
Santander

Pero González, con la lección aprendida, deja claro que va a seguir hablando del arte, naturalizándolo y defendiendo las cosas en las que cree, ya sea con 20, 20.000 o 20.000 seguidores.

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Alfredo Pascual es redactor de Virales en El HuffPost en Madrid. Escribe sobre noticias de televisión, política, redes sociales, deporte, etc. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y un máster en Periodismo de investigación, datos y visualización en la UNIR. Antes de entrar en El HuffPost estuvo en la Cadena Ser y en el Heraldo de Aragón. Puedes contactar con él en alfredo.pascual@huffpost.es