Se extiende el uso de la tarjeta de ancianos en el mercado negro de los orfidales
Según desvela 'El Español', más de un millón de personas podrían haber consumido ansiolíticos sin receta en España.
Un mercado invisible, negro y silencioso se extiende poco a poco por España. El consumo de ansiolíticos, como los orfidales (lorazepam), ha aumentado en los últimos años, siendo su principal vía de distribución son ancianos con tarjeta sanitaria que se convierten en camellos de sus familiares y allegados, según informa El Español.
El diario digital reproduce el testimonio de Marta (nombre ficticio), que explica cómo después de consumir orfidal durante un tiempo desarrolló una pequeña adicción. Sin embargo, cuando dejaron de recetárselo, tuvo que recurrir a otros medios para seguir consiguiendo las pastillas: "A veces por mi abuela, a veces por mi hermano, que su suegra es psiquiatra; a veces se lo pedía a mi médico de cabecera exagerando y, a veces, a contactos".
Según las principales asociaciones médicas y profesionales, este fenómeno es un problema que va en aumento y que no para de crecer. El pasado mes de junio el Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) confirmó en un congreso que realizó que esta tendencia de consumo de medicamentos sin receta, sin ser aún muy corriente, no deja de aumentar.
Esta situación enmarcara una realidad más profunda, la de la ansiedad que padece de manera crónica un 5,8% de la población española, según la última Encuesta de Salud Europea en España de 2021.
Más de un millón de consumidores
La última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España de 2022, el 3,6% de la población de entre 15 y 64 años admite que ingirió algún tipo de medicamento hipnosedante sin receta en algún momento de su vida. Aunque el porcentaje parece reducido, su valor absoluto lleva la cifra hasta más de un millón de personas.
Los expertos consultados por El Español señalan que no existe un "mucho seguimiento a la hora de tomar estas pastillas" y que en España no se da "importancia a su consumo". Al mismo tiempo, también apuntan a que la situación cada vez más precaria de la sanidad pública hace que los sanitarios y especialistas no puedan atender como se merece a estas personas y que a la postre se acaba recurriendo a la medicación.
Los efectos nocivos de estos medicamentos, encuadrados en el grupo de las benzodiacepinas, se encuentran el aumento de la mortalidad general entre quienes los consumen habitualmente, además de la debilidad muscular, ataxia, sedación y alteraciones de la memoria y el sueño.