Por qué se caen los árboles en mitad de un temporal
La muerte de una mujer joven ha vuelto a poner en el foco una cuestión recurrente cada cierto tiempo.
La muerte de una mujer joven en plena calle en Madrid por el impacto de un árbol caído en pleno temporal de Ciarán ha vuelto a sacudir a una ciudad muy dañada por este tipo de desgracias. Pero en absoluto la única; en otros puntos de España, la caída de ramas e incluso troncos ha afectado a más gente en esta y anteriores borrascas.
A este problema creciente intenta darle explicación el jefe de Jardinería y Arbolado del Real Jardín Botánico del CSIC y presidente de la Asociación Española de Arboricultura, Mariano Sánchez. En declaraciones a Europa Press, ha apuntado que sólo un pequeño porcentaje se debe a una mala ubicación del árbol, que por su emplazamiento no pueda soportar las rachas de viento. Por ello, la mayoría responde a cuestiones de mala gestión.
Uno de ellos, apunta Sánchez, es que hay árboles que se plantan con poco sustrato, lo que da lugar a que tengan poca raíz, o bien se sitúan en hoyos pequeños rodeados de gran cantidad de hormigón. Pero también pone el foco en la pudrición de ramas que se produce con las distintas podas "en muchos casos indebidas" a lo largo de la vida de un árbol y también en el caso de las praderas, donde presentan mayor riesgo de caída, en especial las coníferas, de hoja perenne.
En relación a las podas, el experto considera que en las ramas cortadas hace 10 o 20 años se produce una pudrición y cuando vuelve a brotar una nueva rama, adquiere su porte y frente al viento, son las primeras que suelen partirse y caer. Ante este peligro, cree que cuando se hacen podas generalizadas por motivos de "seguridad entre comillas", no se tiene en cuenta que esos cortes generarán dicha pudrición.
Asegura que cuando una rama crece, no está sujeta a todo el tronco sino solo a una parte de la rama cortada. De hecho, añade que "muy pocos" árboles por razones "verdaderamente necesarias" se podan o talan, aunque "muchas veces" se utiliza esa razón de "riesgo para la seguridad como excusa", prosigue explicando a Europa Press.
Para Juan Güemes, director del Jardín Botánico de la Universitat de València, otro motivo evidente es que "los árboles están deshidratados", como apunta a laSexta, alegando la dificultad del riego en muchos emplazamientos urbanos y el escaso tamaño que se deja para el crecimiento de las raíces.
"Si el árbol no está correctamente hidratado ni alimentado, estará mucho más quebradizo y será más probable que se rompa con un racha huracanada. Además, un terreno deficiente les condiciona a tener una masa de raíces menor de la que exigiría su tamaño", apunta.
Mariano Sánchez admite que es un problema que inquieta a las administraciones y, progresivamente, se va teniendo en cuenta a la hora de plantar nuevos árboles o cuidar los ya existentes. Especialmente, en un panorama meteorológico tan extremo. "Estamos viviendo una serie de borrascas y vientos huracanados que van a exigir una gestión diferente de nuestras zonas verdes", remata.